domingo, 25 de septiembre de 2011

Duhalde viaja en el tren fantasma

miradasalsur.com
Dúo dinámico. Duhalde y el sindicalista Gerónimo Momo Venegas. (TELAM)
"Factor Miedo, la apuesta de Duhalde para su milagro”. Este es el modo en que el diario Ámbito Financiero tituló su nota del pasado 5 de septiembre, referida a los planes electorales de Eduardo Duhalde de cara a las elecciones generales de octubre. Contundente y gráfico el concepto usado por el matutino del recordado Julio Ramos, aunque no demasiado novedoso.
Desde que se decidió apostar por su futuro presidenciable, el lomense procuró buscar recurrentemente en el “miedo” su ariete proselitista, consciente de que su única chance de reacomodarse políticamente se da en un escenario de crisis, como queriendo repetir aquella foto de finales de 2001que le permitió su glorioso cuarto de hora. Llamativa ingenuidad la de Duhalde. Tanta insistencia en el tremendismo de sus advertencias agoreras termina por revelar más sus deseos que sus pronósticos.
Y a la luz de lo ocurrido en las primarias de agosto, la estrategia duhaldista no ha sido precisamente fructífera.
Sea por torpeza o por falta de variantes, prácticamente desde el inicio de su campaña Duhalde optó por refugiarse en la “cosa aparatista” del Peronismo Federal, creyendo tal vez que así recreaba la mística movimientista del peronismo. Lógicamente, el ex presidente no se ruborizó al momento de darse de abrazos con personajes como Gerónimo Momo Venegas, o el mismísimo Luis Barrionuevo, mostrando de ese modo cuán curiosa es su visión acerca de la oxigenación política. Auténtico “tren fantasma” el elegido por Duhalde para darle curso a su ilusión presidencial.
Y en línea con las apelaciones ferroviarias, vale poner de relieve la presencia en el entorno duhaldista de un sujeto ligado justamente a los rieles que fehacientemente sintetiza el perfil punteril en el que ha decidido recostarse el candidato de Unión Popular, más allá de que jamás habrá de reconocerlo abiertamente. Se trata de Héctor Estanislao Chuly Carruega, quien desde su cargo de directivo de la empresa Ferrobaires supo saltar a la fama por estar sospechado de haber participado –junto con su colega Norberto Beto Saldaña– en la organización de las “fuerzas de choque” que terminaron con la vida del joven Mariano Ferreyra, quedando así bajo investigación.
También Carruega, quien ha saltado tristemente a la fama mediática tal como lo mostraron recientes imágenes televisivas de América TV, fue vinculado a la polémica toma del Parque Indoamericano de fines del año pasado. Es de recordar que, según un mail anónimo que el fiscal Carlos Stornelli dijo haber recibido (y que presentara para su tratamiento judicial en el marco de dicha ocupación), Chuly y su amigo Saldaña volvían a aparecer como instigadores de las protestas, siempre bajo el paraguas duhaldista. Igualmente ese dató quedó en una suerte de limbo.
Chuly Carruega es sindicado como la “mano derecha” del ultraduhaldista ex subsecretario de Transporte Ferroviario Alberto Trezza, hombre también sumamente cuestionado. Aunque esa fidelidad existe en tanto es debidamente correspondida. Se comenta en el mundillo de la politiquería ferroviaria que, hacia fines de enero pasado, Carruega habría despotricado en forma contra Trezza, a quien acusaba de haberle “soltado la mano”. Trascendió incluso que Chuly le habría avisado a su gente que “tiraría del mantel” si Trezza no lo apoyaba. La duda, claro, está en saber si Chuly se animó a decirle eso a Trezza en la cara o no.
Posiblemente Carruega haya necesitado realmente de la ayuda de Trezza, ya que los problemas judiciales que tiene no son pocos. Hacia principio de año, y tras permanecer prófugo, contaba con tres causas penales abiertas. Una por amenazas y lesiones (a cargo de la fiscal Graciela Trill, siendo acusado de haber agredido y amenazado de muerte al secretario general del gremio ferroviario marplatense, Carlos Garrido, en enero pasado) y dos por usurpación, extorsión, estafa y robo (llevadas adelante por el fiscal Mariano Moyano, responsables de la Unidad Judicial Nº 5 de Mar del Plata, en la que se investiga a Chuly por haber pretendido desalojar en forma patoteril terrenos ocupados en Mar del Plata, uno ubicado en Garay y las vías –en agosto de 2009– y dos en la Avenida Luro –en enero de 2010–).
Es común ver que este tipo de individuos tengan un pasar económico envidiable. Carruega no es la excepción. De ser un vendedor ambulante, allá por 1985, pasó a manejar un Mini Cooper, un Mercedes Benz, camionetas de doble tracción y otros rodados de alta gama, pese a los 3.000 pesos que gana como empleado de Ferrobaires. A lo que se le agrega la duda sobre si realmente sigue percibiendo esa suma (y si sigue manteniendo su puesto laboral), ya que, a causa de su frente judicial, Ferrobaires (lugar en el que Carruega comenzó a desempeñarse desde 2009 como jefe de Servicios de Atención al Usuario) lo había suspendido y le había iniciado un sumario administrativo.
Hacia fines de diciembre pasado, y de alguna manera acoplándose a la “sensible” protesta de los tercerizados ferroviarios, aparecieron las quejas de los vendedores ambulantes de la estación de trenes de Constitución (además de cuidacoches, maleteros y abrepuertas), quienes pretendían pasar a planta permanente. Como no podía ser de otra manera, Chuly fue uno de los que –vía vandalismo y arenga rentada– fogoneaba el enojo de esos trabajadores.
Tampoco estaba ausente Carruega en la planificación de otros reclamos laborales ferroviarios sintomáticamente propensos al trastorno –principalmente en temporada estival–, como por ejemplo el cierre de boleterías. Dicen algunos conocedores de la trastienda de esas demandas que Chuly acostumbraba a hacer de la sobreventa de pasajes una práctica deportiva.
Por otro lado, y no pudiendo con su genio, Carruega atacó físicamente hacia fines de agosto último al jefe del Departamento Legales de Ferrobaires, Gustavo Federico José Martínez, lo que le valió su detención. Fuentes policiales indican que el mencionado Martínez fue sujetado contra la pared y amenazado de muerte por Carruega en una de las oficinas que Ferrobaires tiene en el primer piso de la Avenida Hornos, evidenciando una vez más Chuly su predisposición al pugilato fácil.
Según lo que explican algunos operadores políticos allegados al duhaldismo bonaerense, las “angelicales” características que reúne Héctor Carruega son en realidad “moneda corriente” en los armados de Duhalde. “Esto es así, ¿de qué te asombrás? ¿Sabes todos los Carruega que andan por acá?”, fue una de las frases que soltara uno de esos operadores, sin duda en honor a la “honestidad brutal”.
En estas últimas horas, Duhalde pereció delegar parte de su campaña (al menos la faceta discursiva) en su esposa, Hilda Chiche González. Pero eso no significa mayor inquietud para Carruega. Ciertos rumores de las usinas duhaldistas dicen que Chuly llega a sentirse a veces más cómodo atendiendo sugerencias de la senadora que del propio Cabezón Duhalde.
Disputas sindicales, política y plata mal habida son, tristemente, las razones de ser de Chuly Carruega, y quién sabe cuántos más ejemplares del mismo tenor.
A juzgar por su porfía, Eduardo Duhalde probablemente esté preguntándose qué pudo haber hecho electoralmente mal. Increíble.

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