lunes, 17 de octubre de 2011

17 de Octubre

17 DE OCTUBRE DE 1945















Por Graciela Rego (*), especial para NOVA.
 El 17 de octubre de 1945 fue un día con historia propia, una historia que había comenzado pocos días antes con el desplazamiento de Perón de sus cargos en el gobierno, con su detención y traslado a la isla Martín García. Era el resultado de la reacción de los poderosos cuyos intereses habían sido tocados por la acción de Perón en favor de los humildes y los trabajadores. La reacción de los dueños de todo, que no esperaban que el pueblo se pusiera en movimiento para defender sus derechos.
El 17 de octubre marcó la historia del pueblo argentino. Sus efectos políticos y sus realizaciones aún perduran. Las movilizaciones populares que se produjeron tenían un estricto correlato con las políticas implementadas por él como secretario de Trabajo y Previsión, Perón se había ganado la lealtad de los obreros, a través de importantes medidas, como numerosos aumentos de salarios, y proyectos que poco después se concretarían, como la Justicia de Trabajo o el pago de las vacaciones y el aguinaldo.
Sesenta y seis años después de aquella fenomenal gesta popular, cuando quedan pocos testigos en pie, el 17 de octubre sigue conmoviendo al alma peronista. Con la vitalidad de un movimiento transformador, que en cada tiempo nos vuelve a penetrar y a conmover año a año.
Eva Perón, en “La razón de mi vida”, así expresaba éste momento histórico: “El país estaba solo. Marchaba a la deriva sin conducción y sin rumbo. Todo había sido entregado al extranjero. El pueblo sin justicia, oprimido y negado. Países extraños y fuerzas internacionales lo sometían a un dominio que no era muy distinto a la opresión colonial.  Me di cuenta de que todo eso podía remediarse. Poco a poco advertí que yo era quien podía remediarlo. En ese momento, el problema de mi país pasó a ser un problema de mi conciencia. Lo resolví decidiéndome por la Revolución”.
Y así lo resolvieron también millones con ella, en el pujante palpitar de una nueva esperanza histórica que entonces se desató y actualizó con una fuerza inusitada.
La Lealtad asociada al 17 de octubre de 1945 constituye ahora y siempre la gesta de los trabajadores y de todo el pueblo en general, enfrentando al egoísmo, al orgullo, la ambición y la superficialidad de los grupos dominantes, el pueblo reaccionó en defensa de sus derechos y de aquél que se los garantizaría.
Pero para comprender mejor es menester recordar la situación política de la década anterior a ese glorioso día que recordamos.
Desde la caída de Hipólito Yrigoyen en 1930, los gobiernos siguientes se transformaron en los súbditos más leales de los poderes extranjeros más concentrados; postergando así los reclamos de los trabajadores en beneficio de los sectores más poderosos. La desocupación y los magros salarios azotaban al grueso de la población, favoreciendo arbitrarias e injustas condiciones de vida a los niveles de bajos ingresos. La distribución inmoral de la riqueza afectaba a los trabajadores y a la clase media, en claro beneficio del capital en muy pocas manos.
Estas circunstancias hacen que el concepto de lealtad tenga su valor histórico en ésta fecha. Según palabras del propio Juan Domingo Perón el 24 de julio de 1947, “de acuerdo con el concepto clásico, lealtad significa cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y del honor”. “Cada hombre necesita confiar en la lealtad del que está al lado; cada Pueblo necesita confiar en otro Pueblo y en su Conductor, así como para éste es indispensable poder entregarse ciegamente a sus hombres y a su Pueblo”. “La lealtad es la base de la acción; lealtad del que dirige, lealtad del grupo hacia sus dirigentes. La lealtad no puede ser nunca condición a una sola punta”.
Como aquél 17 de octubre de 1945, si hoy queremos un Pueblo feliz y una Patria grande, desterremos los vicios y construyamos sobre la base de las virtudes fundamentales, que son: humildad, dignidad, igualdad, generosidad,  solidaridad y lealtad.
Hagamos fuerte nuestra democracia y nuestras instituciones, vayamos por el reconocimiento concreto e integral de los derechos y seamos firmes en la construcción de una nación más justa, libre y soberana. Sólo de ésta forma honraremos fielmente la maravillosa gesta de los trabajadores y el pueblo en aquel 17 de octubre de 1945.

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