Así lo evaluó el autor de "Los tres peronismos", Ricardo Sidicaro, quien, a la hora de analizar el distanciamiento, señaló que "llevarse bien con el empresariado es un objetivo del Gobierno en este momento"
Quizá las diferencias entre la presidente Cristina Fernández y el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, procesadas en los medios en los últimos días, deban ser elaboradas en distinta clave a la de las empresas de mas media.
Es ahí donde puede hacer mella el análisis de quienes han erigido al peronismo en sus diferentes etapas como objeto de estudio.
En la entrevista de ayer, Alejandro Horowicz había marcado que "la CGT no se plantea una idea general distinta ni propia de un programa nacional, sino, simplemente, el modo de incidir en la política nacional. Es un rulo en la política argentina. Entonces, la pregunta es: ¿ese rulo fastidia o no fastidia? Cristina dio una respuesta muy clara: esto no es una discusión general de la sociedad argentina, sino de las condiciones paritarias entre el movimiento obrero y la patronal".
En cambio, por su parte, Ricardo Sidicaro, autor de "Los tres peronismos", en diálogo con Agencia CNA, encuadró la polémica bajo la idea de que "llevarse bien con el empresariado es un objetivo del Gobierno en este momento. Si necesitan inversiones, mejorar el empleo, tratar de no tener problemas ante eventuales rebotes de la crisis internacional, intentarán mejorar la relación con el empresariado".
Es por esto que, a juicio de Sidicaro, el proyecto de repatición de las ganancias, que parecía potable hace un tiempo, ahora no lo es. Lo cual se complementacon la idea de que "en las elecciones la distancia con la figura de Moyano favoreció a Cristina".
"El Estado burgués tiene que defender la acumulación de capital. Entonces, cuando le presentan un cálculo al Gobierno diciendo que eso puede dañar las inversiones, me parece que el Gobierno se inclina a favorecer la inversión", explicó el autor de "La política vista desde arriba", trabajo que versa sobre las editoriales de La Nación durante su primer siglo de vida, el cual está por ser actualizado y reeditado.
La moneda está en el aire. El tiempo dirá si se hizo una lectura apresurada o si estos resquebrajamientos en la superficie de una relación hasta ahora tensa y fructífera para los extremos de la misma, significan que se produjo una ruptura en el bloque de poder.
Es ahí donde puede hacer mella el análisis de quienes han erigido al peronismo en sus diferentes etapas como objeto de estudio.
En la entrevista de ayer, Alejandro Horowicz había marcado que "la CGT no se plantea una idea general distinta ni propia de un programa nacional, sino, simplemente, el modo de incidir en la política nacional. Es un rulo en la política argentina. Entonces, la pregunta es: ¿ese rulo fastidia o no fastidia? Cristina dio una respuesta muy clara: esto no es una discusión general de la sociedad argentina, sino de las condiciones paritarias entre el movimiento obrero y la patronal".
En cambio, por su parte, Ricardo Sidicaro, autor de "Los tres peronismos", en diálogo con Agencia CNA, encuadró la polémica bajo la idea de que "llevarse bien con el empresariado es un objetivo del Gobierno en este momento. Si necesitan inversiones, mejorar el empleo, tratar de no tener problemas ante eventuales rebotes de la crisis internacional, intentarán mejorar la relación con el empresariado".
Es por esto que, a juicio de Sidicaro, el proyecto de repatición de las ganancias, que parecía potable hace un tiempo, ahora no lo es. Lo cual se complementacon la idea de que "en las elecciones la distancia con la figura de Moyano favoreció a Cristina".
"El Estado burgués tiene que defender la acumulación de capital. Entonces, cuando le presentan un cálculo al Gobierno diciendo que eso puede dañar las inversiones, me parece que el Gobierno se inclina a favorecer la inversión", explicó el autor de "La política vista desde arriba", trabajo que versa sobre las editoriales de La Nación durante su primer siglo de vida, el cual está por ser actualizado y reeditado.
La moneda está en el aire. El tiempo dirá si se hizo una lectura apresurada o si estos resquebrajamientos en la superficie de una relación hasta ahora tensa y fructífera para los extremos de la misma, significan que se produjo una ruptura en el bloque de poder.
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