jueves, 7 de junio de 2012

Los estallidos en los bloques de la Legislatura



Como si fuera el botón que activó la detonación, el oficialismo y la mayoría de la oposición parlamentaria no pudieron escapar a la crisis interna que desató el tratamiento de la ley Impositiva. Rupturas, enojos y desconfianzas mutuas son parte del nuevo menú legislativo

Afiebradas semanas vive la Legislatura bonaerense, y son pocos los bloques políticos que se salvan de recurrir a baños de agua fría antes de explotar en pedazos. Algunos, como el radicalismo, ni siquiera logran curarse sin separarse. Otros, como el oficialismo, están en tensión permanente, porque en su interior habitan agentes diversos, cuya convivencia está forzada desde el día en que fueron obligados a compartir el mismo Cuerpo.

La reciente aprobación de la reforma a la ley Impositiva adelantó decisiones en algunos casos y profundizó diferencias en otros. Significó un punto de inflexión, con interrogantes a futuro, sobre todo para las negociaciones de proyectos a tratarse, ya sean controvertidos o no.

En Diputados el oficialismo lograba avanzar con el proyecto del Ejecutivo,
y los kirchneristas poco afectos a Scioli saboreaban por adelantado las mieles de suponer que el costo político lo pagaría el Gobernador, tras verse obligado a firmar el revalúo de los campos por decreto. Molestó esa situación a los legisladores más cercanos al mandatario, pero actuaron orgánicos. Otra vez a los tumbos, pero sin ir más allá de las protestas hacia dentro.

Nadie esperaba, sin embargo, la tapa de Clarín y la foto del celular de José Ottavis con un mensaje que dejaba resquicio a la sospecha de presuntos sobornos a la oposición para lograr el quórum. Adiós a las especulaciones previas; quedaron todos en el ojo de la tormenta, oficialismo y oposición.

Por esas horas el radicalismo ya estaba dividido en dos (algunos aventuran que terminará siendo en tres), a consecuencia de la interna partidaria y con la ley como frutilla de la discusión.

Tras prestar el quórum por decisión de la conducción, no compartida por otra parte de la bancada, el Pro Peronismo quedó virtualmente quebrado. La ruptura se daría, de hecho, más temprano que tarde. En tanto, mantener la unidad del grupo Celeste y Blanco es un desafío cada vez más difícil para Mónica López.

Sólo el FAP y la Coalición Cívica, entre los espacios con más número en la cámara Baja, mantienen una armonía de grupo, aun cuando les cuesta arrimarse entre sí para sellar una alianza que se insinúa pero demora en concretarse.

Por su parte, en el Senado siguen los tirones con La Juan Domingo en el sector oficialista; el radicalismo está también afectado por la interna; y sobre el unibloque de María Esther Barrionuevo sopesaron algunos comentarios maliciosos luego de prestar el número para que el Frente para la Victoria consiguiera el número necesario para asegurarse los dos tercios y tratar sobre tablas la modificación a la ley de Reforma Impositiva en su regreso a la cámara Alta.

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