miércoles, 11 de julio de 2012

¿Habrá luz al final del túnel bonaerense?


Por 
 Eduardo Anguita

(TELAM)
Son demasiadas las cosas en juego cuando se habla del principal distrito federal de la Argentina. Buenos Aires, la provincia, por ejemplo, tiene que disponer de un presupuesto para los docentes mayor que el del Distrito Federal de México o el de San Pablo. Cada vez que es preciso actualizar los salarios de los maestros, sea quien sea el gobernador bonaerense, el teléfono con la Casa Rosada se convierte en la joya más preciada de la sede del gobierno provincial. Cuando se trata del conjunto de las cuentas provinciales, más todavía. Hasta la conferencia de prensa de Daniel Scioli en la que dijo haber hablado telefónicamente con la Presidenta el viernes, la tensa relación entre kirchnerismo y sciolismo había llegado esta semana a un punto que parecía sin retorno. Especialmente porque Scioli decidió desdoblar el pago del aguinaldo sin conversarlo con su vicegobernador Gabriel Mariotto o con otros referentes de la Casa Rosada con quienes evaluar si debía o no transferir una pelea política al conjunto de los empleados provinciales. El gobernador quiso justificar la decisión en que los fondos nacionales –coparticipados y especiales– eran insuficientes.
La conversación telefónica –según una fuente bonaerense cercana a la Presidenta– fue un llamado de Scioli que Cristina aceptó contestar en el cual el gobernador estaba preocupado por las repercusiones mediáticas de supuestas infidencias del intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, respecto de que habría intenciones de sectores kirchneristas de dañar su gestión. Un hecho completamente menor (ver esta página) que algunos medios quisieron convertir en escándalo. Sin embargo, Scioli no le habría hecho a la Presidenta propuestas de fondo para revertir la falta de sintonía con la Casa Rosada. El miércoles pasado, día del primer paro en la provincia, este cronista entrevistó a un referente clave del gobierno de Scioli quien pidió mantener su identidad en reserva y le confió: “Los puentes están rotos”. Según el funcionario bonaerense, “ni siquiera sabemos a ciencia cierta qué quieren”, en referencia al Gobierno Nacional.
El viernes por la tarde, el cronista pudo dialogar extensamente con el vicegobernador Gabriel Mariotto, quien confirmó su impresión de que el diálogo no prosperaba, pero no lo atribuyó a disputas personales o por las supuestas candidaturas para 2015, sino a la mala administración de recursos en la provincia y “especialmente a la falta de consideración de Scioli hacia Cristina Fernández de Kirchner en la toma de decisiones”. Cabe recordar que, además de que Scioli está en el Frente Para la Victoria y en el justicialismo, gobierna una provincia que recibe un flujo impresionante de recursos para cubrir sus gastos. Para graficar la importancia de los aportes nacionales al distrito bonaerense, Mariotto agregó: “El gobernador debería ser sensato y decirle: Presidenta, usted es mi mayor fuente de ingresos, ¿cómo le parece que distribuyamos recursos y orientemos la inversión y el gasto públicos?”. Según el vicegobernador y titular del Senado bonaerense: “Esa es la manera en que se reconstruyen los puentes. Acá hay una cuestión de gestión”.
Este cronista le contó a Mariotto que el funcionario del sciolismo arriesgaba lo siguiente: “Si nos dijeran: queremos que cambien a fulano, que se vaya perengano o que dejemos de hacer tal cosa… no te digo que lo haríamos automáticamente, pero por lo menos tendríamos una manera de ver por dónde recomponer… pero no nos dicen nada”. Mariotto insistió: “No es una cuestión de nombres, sino de políticas y, sobre todo, de alineación con las políticas inclusivas y no de ajuste temerario como decidió Scioli. ¿En qué se fundamenta el desdoblamiento del aguinaldo si no en un concepto de ajuste?”. En ese sentido, el vicegobernador enfatizó que él y otros referentes del kirchnerismo bonaerense van a hacer todo lo posible para que esta semana se revierta la decisión de Scioli y los empleados provinciales cobren el medio aguinaldo en un pago y lo antes posible.
En la línea de las diferencias de fondo, Mariotto recibió del gobernador el borrador de la llamada ley de emergencia propuesta por Scioli. “Pretende la venta de activos públicos o su puesta en garantía ‘a valor de mercado’. Eso está inspirado en la ideología neoliberal, se parece a la nefasta Ley de Reforma del Estado de (Domingo) Cavallo”, dijo sin vueltas. Entre algunos legisladores bonaerenses del kirchnerismo había una preocupación extra: el gobernador querría vender a desarrolladores inmobiliarios, por ejemplo, islas del Tigre para la construcción de los llamados countries.
Coparticipación y transferencias. Más allá de las trabas complejas de la relación entre el Gobierno Nacional y el provincial, los fondos coparticipables requieren un tratamiento legislativo actualizado. La Constitución Nacional sancionada en el año 1994 le da jerarquía constitucional al régimen de coparticipación federal de impuestos. Los constituyentes establecieron que la coparticipación debía ser ley antes de finalizar el año 1996. El inciso 2 del artículo 75 dice que son facultades del Congreso Nacional imponer contribuciones directas e indirectas (impuestos) que la Nación coparticipe con los Estados provinciales: “Una ley convenio, sobre la base de acuerdos entre la Nación y las provincias, instituirá regímenes de coparticipación de estas contribuciones, garantizando la automaticidad en la remisión de los fondos”. Será con “criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”. A su vez, estipula que dicha ley-convenio “tendrá como Cámara de origen el Senado y deberá ser sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara” y luego “será aprobada por las provincias”. Es decir, se fijaron no sólo los criterios sino los mecanismos. Sin embargo esto lleva 16 años sin haberse resuelto ni de la manera fijada ni de otra que respete la letra constitucional. Queda claro que el ámbito de resolución es el Congreso Nacional y no la iniciativa de las gobernaciones provinciales, sus legislaturas o de la Presidencia de la Nación. Sin perjuicio de esta mora, no hay un vacío legal sino que las transferencias del Tesoro Nacional a las provincias y la Ciudad de Buenos Aires se realizan en el marco la Ley 23.548 de Coparticipación Federal de Impuestos (sancionada en 1988) y otras leyes especiales.
Pero respecto de la relación Nación-provincia de Buenos Aires, desde el 25 de mayo de 2003, los aportes federales han sido los más altos desde el restablecimiento de la vida democrática en 1983. Lo mismo sucedió con el resto de las provincias. Incluso, durante el ejercicio 2011 las transferencias del Estado Nacional a las provincias y la Ciudad realizadas fueron un 32,5% superior al distribuido en 2010. Además, en los últimos años, las políticas nacionales de asignación de recursos para mejorar la distribución del ingreso tuvieron un impulso extra por programas como la Asignación Universal por Hijo y Conectar Igualdad. Además, debe recordarse que en 2009 se creó el Fondo Federal Solidario constituido con el 30% de las retenciones a las exportaciones de soja y que se distribuyen a las provincias de modo automático –cuando se liquidan las exportaciones– a través del Banco Nación. Las transferencias de fondos coparticipables destinadas a programas sociales y a obra pública crecieron más de cinco veces a valores constantes (531%) durante el período 2003-2011, superando de este modo en términos reales los aportes nacionales sea la inflación medida de la manera que sea.

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