viernes, 21 de junio de 2013

Massa, el eje de todas las negociaciones a 48 horas del cierre de listas


Daniel Scioli y Mauricio Macri tienen canal de diálogo abierto con el intendente de Tigre. Descuentan que competirá. Cristina se sumió en un hermetismo absoluto y confía en un repunte en las encuestas. Las presiones del poder real.
El cierre de listas para las elecciones parlamentarias del 2013 se convirtió en uno de los más electrizantes de los últimos años. Se entiende: Lo que está en juego es mucho más que la elección de un puñado de legisladores. Se discute si finalmente llegó la hora de decretar el fin del ciclo kirchnerista en el poder.

El peronismo mide milímetro a milímetro si es hora de cambiar de piel. No hay nadie serio en la política argentina que por estas horas dude sobre el destino inmediato de Sergio Massa: “Juega”, es el mantra del momento. Pero el intendente de Tigre logró blindar su entorno. Hay convicción, pero no certeza. Sólo eso demuestra un pulso político atendible.

Logró conducir a esa constelación de tahúres de nivel internacional que son los intendentes del Conurbano. Profesionales de la política que lo siguieron por pura expectativa, acercándose así a la definición más pura que se puede encontrar en la política argentina de liderazgo real.

Esta noche, se desplegaba un drama político a varias bandas, como en las pantallas partidas de la serie 24. Mientras Massa reunía a sus intendentes en un asado en la lejana General Villegas, Daniel Scioli amenazaba con dar por concluida su sociedad política con la Casa Rosada, luego de pasarse todo el día esperando un llamado que nunca llegó.

Macri previsible y pragmático celebraba el acuerdo discreto, lejos de fotos y anuncios que habría alcanzado con el intendente de Tigre –que incorporaría a algunos de sus hombres en las listas- y rechazaba de mala manera el regreso de propuestas de última hora de Francisco de Narváez.

¿De qué más se habla? De la posibilidad de Karina Rabollini sumándose en un segundo lugar a la lista del intendente de Tigre. En el entorno de Massa no se toman en serio los diálogos y creen que una vez más, Scioli los usa para forzar a Cristina a sellar un acuerdo. Muchos cerca del intendente de Tigre se preguntan cual es el negocio de compartir un eventual triunfo en octubre, con quien será un rival ineludible en la pelea del 2015.

Sin embargo, es verdad que el segundo lugar de la boleta de Massa se convirtió en un tema de último momento. Se mencionó para esa posición -que el cupo femenino reserva a una mujer- a la esposa del intendente de Hurlingham, Luis Acuña o a la legisladora provincial Mónica López, esposa del sindicalista petrolero Alberto Roberti. Pero Massa buscaría dar un batacazo. En eso trabajan por estas horas.

Cristina se mantiene en un hermetismo imperial que dispara dudas sobre su real talento para la conducción política. “La lógica era poner a Sergio de primer candidato y apalancada en esa fuerza obligar a Scioli a acompañar desde una posición de debilidad”, argumentan.

Pero un dato circula. El Gobierno habría repuntado en las últimas encuestas. Acaso Cristina imagina posible repetir el escenario del 2011. Ir sóla, casi sin aliados y aplastar a todos su rivales -internos y externos- en las primarias. Previsora, sin embargo, empezó a ceder posiciones a los intendentes que permanecen a su lado, aún a costa de relegar en las listas a sus protegidos de La Cámpora. Se entiende: Una cosa son las encuestas y otra la fiscalización.

Como también existe eso que se llama el poder real. Establishment económico que por estas horas presiona para que la oposición peronista se una. Para decretar de una vez el fin de este ciclo y sepultar la fantasía de la reelección.

El problema es que forzar un acuerdo ahora implica abrir la discusión del 2015. Si el kirchnerismo está terminado: ¿Quién lo sucederá? Se sabe que los empresarios detestan la incertidumbre y acaso algunos se tientan en medio de esta faena con la idea de “planificar” los próximos años.

Pero volvamos al aquí y ahora. Si es verdad que Cristina está recuperando en las encuestas, se entiende la voracidad de Massa por sumar volumen político y territorial a su ya robusta candidatura.

Todavía no le confirmó ni a su almohada que su nombre aparecerá encabezando las boletas que este sábado el Frente Renovador inscribirá en la justicia electoral de La Plata, pero cerca suyo se preparan como si ese paso ya se habría decidido. Y ciertamente lo que les espera no será un pic nic.

En rigor se trata de una elección de doble vuelta, donde no sería extraño que el kirchnerismo se suelte las trenzas después de las primarias y gaste aquí y allá todo lo que no quiso invertir para este primer round de agosto.

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