viernes, 26 de julio de 2013

La maniobra de Garré para vengarse de Cristina con el caso Milani


En el texto que envió al Senado Verbitsky dijo que esa información nunca había llegado al Ministerio de Defensa pero sí a la secretaría de Derechos Humanos, conducida por La Cámpora. El fin de semana el ex vocero de la ministra había irrumpido la asamblea de Carta Abierta para defender al militar.



La ex ministra de Defensa Nilda Garré tuvo esta semana su venganza por la abrupta salida de la cartera que le dio Cristina en junio, cuando la mandó a la OEA tras tenerla más de un año congelada y bajo las órdenes de su segundo Sergio Berni.

Garré fue defensora del ascenso de César Milani como subjefe del ejército en 2010, actitud que hasta la semana pasada mantenía el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), conducido por su padrino político Horacio Verbitsky.

Pero el lunes el periodista se echó atrás con un documento que envió a la Comisión de Acuerdos, donde se hizo eco de las denuncias que pesan sobre Milani por delitos de lesa humanidad.

El texto de cuatro carillas tiene dos aclaraciones nada inocentes: asegura que el Ministerio de Defensa desconocía por completo las denuncias, pero que el secretario de de Derechos Humanos, el camporista Martín Fresneda, tenía documentación al respecto en su despacho.

Lo primero lo hace al comienzo de la carta cuando sin siquiera puntualizar sobre las denuncias aclara que habían reunido información que vincula a Milani “con hechos que se investiga en el marco de causas judiciales por crímenes de lesa humanidad”.

Pero luego aclara que esta información “obraba en expedientes judiciales y en actuaciones administrativas provinciales y nacionales, de las que el Ministerio de Defensa nunca fue informado, por lo cual en tres oportunidades anteriores solicitó el ascenso de Milani a distintos grados como oficial superior”.

El último ascenso fue tras un intenso lobby de Verbitsky en el Senado, donde la oposición consideraba absurdo que la segunda escala de jerarquía en el ejército sea ocupada por el director de Inteligencia.

Varios miembros del bloque oficialista contaron a LPO que en ese diciembre Milani los recibió varias veces y les detalló las tareas de inteligencia externa que hacía. “Nos mostró como seguía todo lo que hacía Inglaterra en las Islas Malvinas. Tenía un poder increíble adentro de la fuerza y Cristina lo quería usar”, recuerdan.

El Cels exculpó a Garré por patrocinar esos encuentros y a la vez, como adelantó LPO, acorraló a Fresneda al asegurar que tenía en sus manos la declaración que el 21 de agosto de 1984 Ramón Alfredo Olivera hizo ante la Comisión de Derechos Humanos de La Rioja, en la que vinculó a Milani en un “allanamiento” que derivó en la detención de su padre, luego torturado en el Batallón de Ingenieros 141 de esa provincia.

Sólo esa mención del organismo fue el elemento utilizado por la UCR para denunciar a Fresneda por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. La razón es sencilla: en su informe a la Comisión de Acuerdos, ignoró el documento que el Cels asegura que está en su poder.

Ataque a carta abierta

La contraofensiva de la ex ministra de Defensa había empezado antes. El sábado Jorge Bernetti, su ex vocero y amigo de épocas de militancia, irrumpió en una reunión de Carta Abierta para defender a Milani.

“Hay una feroz campaña de la derecha en contra del Jefe de Ejército, contra el Ministro, y en contra de la Política. Son los golpistas que no han abandonado lo que hicieron en Honduras y Paraguay, que tiemblan porque ahora las armas no les responden a ellos”, señaló Bernetti.

Y consideró sin vueltas que sería “una derrota” que el pliego de Milani no avance. “Ojala salga bien, pero si sale mal sabemos que esto fue empujado por aquellos (por la derecha)", explicó.

La aparición del amigo de Garré dejó una mancha en el grupo de intelectuales del Gobierno a sólo 48 horas que Cristina demorara el pliego.

Bernetti recordó que había sido vocero de Garré pero nadie en ese foro podía imaginar que para esas horas Verbitsky ya tenía escrita la carta con la que el lunes se sumaría a los organismos de derechos humanos que ya se oponían a Milani.

El martes, Fresneda dijo que el viernes Cristina y él sabían del retroceso de Verbitsky, que horas más tarde motivó a que la presidenta demorara el pliego hasta diciembre.

Nadie tuvo intenciones de avisarle a los referentes de Carta Abierta que se reunían el sábado. Y menos al emisario de Garré. 

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