jueves, 25 de julio de 2013

La mano de Zannini detrás de los tres grandes fracasos de Cristina


El secretario Legal y Técnico pulsea con los sectores de poder que influyen en la presidenta, como La Cámpora, Verbitsky o Guillermo Moreno. Por su mano terminó de caer el pliego de Daniel Reposo, sucumbió en Tribunales la reforma judicial y quedó en suspenso el futuro Milani. Las tensiones permanentes que alteran Olivos.
www.lapoliticaonline.com    por Mauricio Cantando
La mano de Zannini detrás de los tres grandes fracasos de Cristina
Carlos Zannini.
Cuando Néstor Kirchner vivía, la broma entre los asiduos a la quinta de Olivos era que si algún día se separaba de Cristina, entre los bienes a repartir estaba Carlos Zannini, secretario Legal y Técnico de ambos gobiernos.

Sin Kirchner, Zannini siguió al lado de Cristina y sobrevivió a los nuevos grupos de poder. No sólo eso: De su mano salieron los últimos tres retrocesos de su Gobierno, como fueron la caída del pliego para procurador de Daniel Reposo, la fallida reforma judicial que nunca pudo aplicarse y el freno al pliego de César Milani.

En la Casa Rosada no dejan de sorprenderse por estos episodios, que no hicieron más que aportarle debilidad a Cristina. “No se puede entender como la Presidenta vuelve sobre sus pasos. Y si le preguntas al Cuervo (Larroque) te dice que fueron las corporaciones”, comenta, sorprendido, un funcionario que habla con el jefe de La Cámpora.

Zannini tiene una relación pendular con la agrupación de Máximo Kirchner, como si aceptara que están por encima de todos, pero aún mantuviera la ambición de conservar la última palabra ante Cristina. “Todos hablan de él pero también nos peleamos”, dijo una festiva Presidenta en la asunción de su último mandato.

“El Chino” se cuida de no salir nunca en defensa de quien se sienta agredido por los camporistas -que son cada vez más-. Lo supo Gustavo Marconato, el ex diputado que nunca logró que Mariano Recalde reuniera el directorio para confirmarlo como vicepresidente de Aerolíneas, pese a que Cristina lo había nombrado con decreto y todo.

En la lista de espacios de poder cristinista de este mandato también se alistaron por sobre el resto Guillermo Moreno, Horacio Verbitsky y, aunque golpeado por el caso Ciccone, Amado Boudou.

Todos sufrieron a Zannini. Boudou y Moreno patrocinaron a Daniel Reposo como procurador General tras la salida de Esteban Righi, acusado de extorsión por el propio vicepresidente. "A veces parecer que sólo quisiera salvarse él y Cristina. Y que todo el resto se caiga a pedazos en 2015", cuentan algunos de los pingüinos que se alejaron de sus pasos en los últimos años. Es que a los nestoristas, el nuevo "Carlitos" no les convenció nunca.

Los retrocesos 

Miguel Pichetto necesitaba los dos tercios de los votos en el Senado, creía poder alcanzarlos con el aporte de algunos miembros del Peronismo Federal, pero todo voló por los aires cuando Roxana Latorre, aliada incondicional hasta ese momento, confesó que votaría en contra.

En los pasillos de la Cámara alta creen que todo fue una jugada del Chino. “Fue él quien llamó a Pichetto y le pidió abandonar la pelea. Y a las pocas horas apareció la propuesta de Alejandra Gils Carbó, que le respondía”, afirman.

Que la reforma judicial haya costado tanto en el Congreso, donde se aprobó en Diputados con sólo un voto, y pese a eso la justicia la bajara al poco tiempo, es algo que ni el más kirchnerista del Gobierno logra comprender.

El proyecto fue una carta fuerte del camporista Julián Álvarez, viceministro de Justicia. Y tenía como golpe de gracia la conformación del Consejo de la Magistratura por el voto popular ya desde estas elecciones. Fue una incursión directa de La Cámpora en un área que hasta ese momento había sido coto casi personal de Zannini: La relación con la Justicia, un mundo que conoce bien ya desde sus épocas de ex presidente del Supremo Tribunal de Santa Cruz.

Cuando la reforma empezó a complicarse Cristina abrió una negociación con el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, para otorgarle el control total de los fondos judiciales. Con Zannini en la misma mesa, no eran pocos los que suponían que la negociación continuaba en los Tribunales.

La primer señal de que algo raro pasaba con esa iniciativa se dio otra vez en el Senado cuando el periodista Horacio Verbitsky cruzó mal al viceministro camporista Julián Alvarez ante las cámaras de televisión, tratándolo poco menos que de ignorante.

Casi no pasó tiempo hasta que Cristina se lamentara por cadena nacional porque nunca podría aplicar la reforma, luego de un fallo durísimo de la propia Corte Suprema. Para muchos, Zannini no pudo ser ajeno -o al menos prever- ese desenlace.

El caso Milani completa la zaga. Otra vez apareció Verbitsky y luego de un incómodo silencio de semanas cruzó la designación en su propia columna de Página 12 y luego en el Senado a través del Cels, en lo que para algunos ya es un modus operandi de Zannini cuando quiere trabar iniciativas de la propia Presidenta.

Alejandra Gils Carbó, disciplinada zanninista, también cambió de parecer y tras una defensa inicial recordó que los cargos contra el titular del Ejército debían tenerse en cuenta.

En un informe que remitió a la Comisión de Acuerdos, la semana pasada Gils Carbó había seguido la línea del Gobierno al negar tener cualquier antecedente judicial que complicara a Milani. A las pocas horas, Cristina lo ratificó como su elegido. 

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