miércoles, 30 de octubre de 2013

Doña Rosa Por el Arq. Roberto Novoa


La famosa Doña Rosa  de Bernardo Neustad, se murió con él. Hoy, Doña Rosa no baldea  la vereda en batón con los ruleros puestos, Doña Rosa tiene Internet. El mundo global le aparece en una pantalla y sabe  de lugares en donde  impera el estado de bienestar. Tiene 120 canales y ve a Obama en la CNN en español.
Doña Rosa entiende  los conflictos que enfrentan sus representantes políticos y pretende ser incluida en la búsqueda de soluciones.

La Doña Rosa actual, sabe como se corrompen los políticos en el manejo de los dineros públicos. Las ONGs y el periodismo, le contaron el juego y Rosa (porque ya no acepta el doña), sabe como se “trucha” una licitación publica. Entienden que es el capitalismo de amigos, sobre todo porque esos amigos son parte del gobierno y vecinos suyos.
Rosa los vio crecer económicamente, no son más brillantes que ella, y entiende entonces, que la explicación es la política.
Rosa sabe   lo que cuesta una cuadra de pavimento, y el m2 de construcción, simplemente accionando el teclado de la netbook en Google. Sabe lo que son las cargas sociales  y las sumas no remunerativas, porque la AFIP la intimo a declarar a su mucama, que es ahora, quien baldea la vereda.
Rosa ya comprende, lo que es un presupuesto de gastos y conoce la diferencia entre 200 millones de pesos y 400millones de pesos. Arba la obligo a entender, porque Rosa esta ahora formalizada, y colige que si ella esta obligada a rendir cuentas, el gobierno también debe estarlo. Sabe que es importante pagar la tasa, porque esa conducta permite que funcione el sistema, y espera como contrapartida la conducta política que le explique que se hace con ese dinero. Rosa ha dejado las demandas de primer orden. El hospital antes no estaba, ahora esta. Rosa pretende que sea eficiente, que preste un servicio de calidad. Rosa piensa en esto, mientras los  políticos reparten botellas de aceite, paquetes de harina y galletitas. Rosa mira el almanaque, y si…no esta equivocada, siglo XXI año 2013.
Rosa quiere creer, necesita creer. Pero no como en misa. Necesita razonar la diferencia entre un buen administrador y un “chanta”. Rosa sabe que fortalecer la Democracia, es una garantía para los demócratas. Transparentar es un reaseguro para quien dispone de lo que no le es propio, y realiza la actividad con honestidad.
Rosa sabe que la falta de lugares oscuros en la administración, obliga a los opositores a un esfuerzo mayor, aleja las campañas electorales de las acusaciones cruzadas, e imagina que con eso, la política se depura y hasta le dan ganas de participar y comprometerse.
Rosa se ha comprado un teléfono inteligente, usa whatsapp (¿que pasa?) pero sabe que no sabe que pasa, y no entiende porque pasa  lo que pasa. ¡Así es muy difícil!
Rosa abandonara el juego insatisfecha, pero el juego sigue, y vendrá otra Rosa. No la de Neustad, esa, ya murió con él.

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