La presidenta reconoció lo que todos ya saben, que fue menemista. No sólo apoyó la entrega del patrimonio nacional en los noventa sino que la profundizó durante su gobierno
La verdad no ofende, dice el refrán. Aunque, esta verdad le costó al país más de dos décadas de entrega, saqueo, atraso y miseria. En un acto de sinceridad, la presidenta Cristina Fernández reconoció que fue menemista. ¡Chocolate por la noticia! todos los argentinos ya lo sabemos, y también lo sufrimos, desde hace veinticuatro años. Pero, a Cristina le faltó decir que todavía sigue siendo menemista. Sobre todo por favorecer a la patria financiera y a los poderes centrales, como lo hizo el expresidente Carlos Menem en los noventa. Quién sabe, en una de esas, dentro de unos años nos sorprende con otro ataque de sinceridad.
El impacto por la derrota electoral en las PASO llevó a la presidenta a otorgar su segunda entrevista periodística en menos de dos semanas, luego de cuatro años de “silenzio stampa”, como dicen los italianos. La primera fue a un periodista militante K y la segunda la hizo anteayer en Olivos, el periodista de espectáculos Jorge Rial. En ese encuentro que duró poco más de una hora y se emitirá el domingo, la presidenta “asumió que en algún momento fue menemista”, según aseguró ayer Rial.
La consecuencia política
Esa afirmación no es más que la confirmación de la concecuencia que mantuvo siempre el kirchnerismo con las políticas que llevó adelante el riojano, por las que entregó el patrimonio nacional. Solo basta con recordar la privatización de YPF en 1992, de la que los Kirchner fueron sus principales promotores desde la gobernación de Santa Cruz. Incluso Cristina impulsó fervientemente la entrega infame del petroleo nacional desde la Legislatura santacruceña, mandando a sus diputados nacionales a que voten a favor en el Congreso. A cambio, los K recibieron regalías que enviaron al exterior y le permitieron hacer oscuros negocios, hasta con la misma petrolera privatizada.
Pero la cosa no quedó ahí. Esas políticas continuaron durante de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, donde siguieron entregando los recursos del suelo nacional con el acuerdo con la petrolera estadounidense Chevrón o con las multinacionales mineras como la Barrick Gold, que explotan los recursos naturales nacionales con métodos contaminantes e increibles beneficios del Estado.
La propia Cristina reconoció que su gobierno es un “pagador serial” a los acreedores internacionales de la espuria deuda externa, incluso más que la administración de Menem. Ambos gobiernos también coinciden en que incrementaron la deuda, a pesar del plan Brady del 89 y el promocionado canje de los K. Con solo echar un vistazo al presupuesto nacional para el año próximo, aprobado por los diputados en la madrugada de ayer, queda en evidencia cual es la prioridad para Cristina. Mientras el aumento del monto destinado al pago de deuda externa respecto de 2013 es de 73%, el gasto público crecerá, en promedio, el 15,6%.
Entre bomberos no se pisan la manguera
El pacto Menem-Kirchner tiene un hito fundamental en 2004, cuando el expresidente Néstor Kirchner cesó al entonces ministro de Justicia Gustavo Beliz, anuló su viaje a Suiza y decidió no firmar un tratado de asistencia penal contra la corrupción con ese país europeo. No solo eso, Kirchner decidió no apelar en Ginebra contra la devolución de 7 millones de dólares depositados en cuentas suizas por Menem y su secretario privado, Ramón Hernández.
A su vez, los 520 millones de dólares de los fondos de Santa Cruz por las regalías de YPF también estaban en Suiza y su destino final todavía es inicierto.
Una relación carnal que lleva muchos años
Néstor Kirchner tuvo una estrecha relación con Carlos Menem, que profundizaron cuando el patagónico llegó a la gobernación de Santa Cruz en 1991 y el riojano era presidente. Cada vez que el presidente lo iba a visitaba a su provincia, Kirchner repetía en actos públicos: “Menem es el mejor presidente desde Perón”. En esos actos siempre los acompañaba la jóven y elegante primera dama santacruceña, que era diputada provincial. En 1996, cuando ya era senadora nacional, Cristina Fernández dijo en una entrevista “voté a Menem y creo que no me equivoqué”.
A pesar de que para construir la “épica” del relato K ubicaron a Menem como su enemigo, nunca dejaron de protegerlo. Incluso, encerrado por las causas judiciales por las que deberían enviarlo a la cárcel, el expresidente logró ser reelecto como senador nacional para mantener sus fueron gracias a un acuerdo con el kirchnerismo a través del actual gobernador de La Rioja Luis Beder Herrera.
La Justicia chilena suspende entrega minera en Pascua Lama
La Corte Suprema chilena ratificó un fallo de primera instancia e interrumpió el proyecto que la Argentina desarrolla junto con Chile. La decisión contra la Barrick Gold, que viene siendo beneficiada por el gobierno kirchnerista, es por las infracciones medioambientales que produce la explotación.
La decisión de la justicia chilena responde a un recurso judicial presentado por las comunidades indígenas diaguitas. Entre las irregularidades que denunciaban, se encontraban la destrucción de glaciares y la contaminación de las aguas.
Ante esto, la Barrick Gold Corporation (la mayor productora de oro del mundo), que en junio había postergado un año y medio el inicio de la producción, ratificó que esa obra debe seguir adelante más allá de los escollos judiciales en Chile. Sin embargo, el fallo de la Corte chilena no suspende para siempre la actividad de la Barrick Gold en la zona, como solicitaban las comunidades indígenas, sino que decidieron interrumpir el proyecto hasta que la firma canadiense asegure las condiciones ambientales.
Además de los pueblos indígenas, ambientalistas y comunidades locales también criticaron el plan minero que se llevará a cabo en la región fronteriza entre Chile y Argentina. Es por esto que la Corte Suprema ordenó la construcciones de obras destinas a dar protección al recurso hídrico y que se cumpla un plan de monitoreo ambiental.
