lunes, 3 de febrero de 2014

"Al candidato de la UCR lo elegirá la gente"


En la previa del encuentro radical llevado a cabo en Bragado, donde fue
 elegido, junto a Juan Manuel Casella, como representante de la UCR en la
 mesa de diálogo del Frente Progresista Cívico y Social, el ex diputado Ri
cardo Gil Lavedra, recibió a La Tecla en la ciudad de Pinamar.
Entre otras cosas, el dirigente ma
nifestó que no le cabe ninguna du
da de que "Cobos es radical" y que
 si bien destaca que en su momento
 se equivocó al tomar la decisión de
 sumarse al kirchnerismo, "luego ha
 retornado y lo ha hecho bien".

-En las últimas reuniones muchos ra
dicales se mostraron esquivos con
la figura de Julio Cobos. Para usted,
 el diputado nacional ¿está en el radi
calismo “puro” o “histórico”?
-A mí no me cabe duda de que Julio
 Cobos es radical y está consustan
ciado con nuestro partido. Creo que se equivocó con la apuesta transversal de Néstor Kirch
ner; le creyó, y provocó en ese momento un cisma fuerte en el radicalismo, pero luego ha
retornado, y lo ha hecho bien. Es un dirigente que tiene mucha gente que cree y confía en
 él, y creo que tiene legítimas aspiraciones.

-¿Quiénes son hoy los candidatos
presidenciales del radicalismo?
-Hay varios, pero no sé a ciencia cierta quiénes son todos.

-¿Podría aparecer una figura que renueve un poco el mapa de figuras del universo radi
cal?
-Será el que quiera la gente, porque, en definitiva, las candidaturas las decide el pueblo,
 a través de su voto. Puede ser Cobos, puede ser Sanz, puede ser otro; esto no tiene im
portancia, es anecdótico.

-Usted dice que a las candidaturas las decide la gente, pero se han visto muchos postu
lantes que han surgido de equipos de publicidad y gurúes.
-Sí, claro; con billetera, como sucedió con Francisco de Narváez. Pero de todas maneras
 al final es la gente la que termina decidiendo. Francisco ha hecho una inversión enorme
 en las últimas elecciones, y obtuvo cero resultado.

-Sigue conectado con el armado del Frente Progresista.
-Sí, claro. Ahora, a mediados de febrero, se va a realizar una reunión de los bloques parla
mentarios con las autoridades del partido, y a partir de esa instancia se van a desarrollar
encuentros sucesivos con otras fuerzas afines tendientes a crear algún tipo de proyecto
de convergencia en determinadas iniciativas.

-¿Cuáles son los bloques afines?
-Todos los sectores que están tratando de confluir en este espacio. Las fuerzas progre
sistas no peronistas, como Libres del Sur, el FAP, Proyecto Sur, CC y, por su-puesto, la
 UCR.

-Sin embargo, arrancaron con reuniones por separado.
-Hay un incentivo fuerte común en construir una coalición sustentable, y eso es lo que pre
valece sobre las lógicas diferencias personales, los celos y las mezquindades que puedan
 aparecer. Hay un fuerte interés, no hay destino de lo contrario y, sinceramente, me parece
 que la reunión de Rosario (a fines de 2013, donde se juntó la plana mayor de la UCR y el
socialismo pero faltaron Cobos, Solanas y Carrió) fue estrictamente institucional; quizás aho
ra haya reuniones más ampliadas, con algunos lideres que por ahí debieron haber estado,
como Pino Solanas.

-Entonces, ¿por qué no estuvieron?
-No lo sé. No me parece un elemento tan decisivo, sobre todo cuando (Ernesto) Sanz dijo
que a nadie le cabe duda de que Pino está incluido en este proyecto. Tanto Solanas como
 Carrió están dentro de ese gran espacio. De todas maneras, vamos a ver cómo se desen
vuelven las cosas, porque a mí me da la sensación de que siempre terminamos en “otra vez
sopa”.

-¿A qué se refiere?
-Creo que la Argentina tiene un déficit institucional enorrrrme (prolonga la “r”), y que la posi
bilidad de llegar a acuerdos de largo alcance entre las fuerzas políticas con iniciativas que
 trascienden el tiempo tiene que ir mucho más allá de decir “júntense, sean buenos, no se
peleen”, o tener un mecanismo electoral como son las PASO, que permita solucionar dife
rencias. Me parece que en este momento, que nos estamos acercando a gran velocidad a
 esta crisis recurrente, tenemos que reflexionar si no hay en nuestro diseño institucional al
gunos desincentivos para llegar a acuerdos.

-¿Habla de la necesidad de hacer una reforma al sistema institucional?
-Yo no sé si la dinámica propia del proceso político argentino no crea estas divisiones que
 hoy se están viendo. Es decir, que no todo puede ser que la mezquindad propia de la polí
tica provoque siempre estas dificultades para poder confluir en un proyecto común. Creo
que la Argentina tiene que definir el diseño institucional, las reglas del juego; en ese senti
do, el sistema presidencial argentino es un elemento de muy mala calidad.

-¿De mala calidad?
-Sí, porque alienta confrontación, impide que las preferencias de la gente en cada turno elec
toral se transunten en la acción de gobierno, y todos estos tigres de papel, estos líderes
que pasan del clamor al crac, de la euforia a la caída.

-¿Pero esto se debe a que el sistema está mal de base o ha ido deformándose?
-Por supuesto que nunca son cosas determinantes, depende mucho de cómo los propios
actores lo ejecuten, pero creo que el sistema presidencialista es una de las razones sustan
ciales de los sucesivos fracasos de la política argentina.

-Imagina, por ejemplo, una reforma que imponga la figura de un primer ministro.
-Sí, puede ser, porque creo que estos presidentes, estos líderes de papel -porque concen
tran un poder inmenso y luego se caen como un barrilete-, tendrían que ser sostenidos por
 un sistema que permita acuerdos transparentes, a la luz del día. Que el que tenga mayoría parlamentaria gobierne, y que se llegue a esta mayoría a través de acuerdos, sobre bases
claras, bases racionales.

-¿Pero la mayoría parlamentaria de la que habla no se asemejaría a
la famosa “escribanía” que ustedes denunciaban en el Parlamento?
-No, porque el que tiene mayoría parlamentaria debe gobernar sobre la base de un progra
ma. Es decir: la mayoría en un Congreso nunca la consigue un solo partido, o es una proba
bilidad muy lejana; en la mayoría de los casos se trata de un acuerdo entre varios partidos,
 donde se establece una base de gestión, con diferentes programas. Y estos programas fi
nalmente se tienen que ejecutar porque se ordenan a la luz del día, se hacen sobre la con
signa de ideas, no hay liderazgos forzados. Y, por supuesto, si el electorado no quiere por
que está disconforme con algo, o se cambia el programa, el ministro o el gobierno, pero final
mente resulta un sistema mucho más racional.

-¿Están discustiendo esto en el ámbito del Frente Progresista?
-No. Estoy diciendo mi opinión, porque, realmente, no creo que nuestro problema sea que
no cumplimos la Constitución o que somos malos; creo que muchas normas actuales ac
túan como desincentivos para la propia dinámica política.

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