viernes, 3 de octubre de 2014

Kicillof ahora quiere ocuparle a Vanoli los cargos claves del Central

LPOBusca quedarse con la Gerencia General y controlar la Superintendencia de bancos.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, intenta por estas horas darle una última vuelta de tuerca a la exitosa operación política que lanzó para quedarse con el control del Banco Central, logrando echar a su presidente Juan Carlos Fábrega,
La decisión de Cristina de designar a Alejandro Vanoli, un funcionario conocido
 sobre todo por obedecer ordenes, ubica a Kicillof en un terreno agridulce, pero
 mucho más dulce que amargo.
Es verdad que Vanoli creció en el kirchnerismo empujado por Guillermo More
no y su arribo al Central coincide con las versiones de su regreso a la Argentina
y cierta recuperación de influencia en el Gobierno.
También es sabido que Kicillof quería ubicar al frente del Central al actual secre
tario de Comercio, Augusto Costa, o en su defecto a su viceministro Emmanuel
Alvarez Agis, también mencionado para ocupar la cartera de Economía si Kicillof
 asciende a jefe de Gabinete.
Pero el dato central es que Vanoli es un funcionario conocido básicamente por
su sumisión y en el Gobierno nadie cree que intente plantear un contrapeso a Ki
cillof, como hizo Fábrega. No le ven voluntad, ni espalda política y mucho menos conocimientos técnicos como para intentarlo.
Sin embargo, Kicillof en estas horas quiere remachar el triunfo y busca designar
 al nuevo Gerente General del Central, un cargo que se vuelve clave si el presiden
te de la entidad es un peso liviano como Vanoli.
Fábrega había ocupado esa posición ascendiendo a Juan Carlos “El Gordo” Isi,
un empelado de línea de la institución que ocupaba la subgerencia General. To
do indica que Kicillof intentará desplazarlo y ocupar ese resorte clave en el mane
jo interno con una persona de su confianza.
El segundo objetivo estratégico para el ministro –sobre todo mirando la pelea que
 se avecina con los bancos- es pasar a controlar la Superintendencia de entidades
 Financieras y Cambiarias que debe supervisar a las entidades que operan en el
 mercado.
Fábrega cuando arribó al Central logró que Cristina le permitiera nombrar dos
directores, Eduardo Antonio Barbier, ex gerente de asuntos legales del Banco de
 la Nación y a Cosme Juan Carlos Belmonte, ex subgerente general del mismo ban
co. Y enseguida puso a la Superintedencia (la “Super” como le dicen en la jerga
del mercado) bajo el control político de Belmonte.
De hecho, la pasividad de este organismo frente a las sucesivas “maniobras” que
 Kicillof entendía estaban haciendo los bancos con el contado con liqui y otras ope
raciones, fue uno de los determinantes de la salida de Fábrega, siempre acusado
por el ministro de tener negocios con los bancos.
El fiscal anti lavado y ultrakirchnerista Carlos Gonella, fue clave en la caída de Fá
brega. Alentado por Kicillof y La Cámpora habría denunciado que en allanamien
tos a financieras encontró personal policial custodiando la entidad y a funciona
rios y papeles del Central.
La otra punta de lanza, en lo que ya es una marca registrada de Kicillof, fue ensu
ciar a Fábrega con supuestos negociados personales, en este caso direccionados
a través de su polémico hermano.
Por eso, todo indica que ahora Kicillof intentará que la Superintendencia quede
 bajo el control de Germán Feldman, su hombre en el directorio del Banco Central.
El último puesto clave y acaso el más importante es el control de la mesa de dine
ro del Central que hoy está a cargo de Juan Basco, otro hombre de la línea del
 Central que promocionó Fábrega.
Se trata en este caso de una operación más delicada ya que no está claro que Kici
llof tenga una persona con la idoneidad y la información para realizar esa tarea.
 Su desplazamiento, explicaron fuentes del mercado a LPO, si sería leído por los
 bancos como el inicio de una guerra frontal.

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