viernes, 7 de agosto de 2015

Zannini no pudo hablar en el cierre de Scioli, que prometió: "Voy a cambiar lo que haga falta"


Por Mauricio CantandoEl gobernador se despidió con militancia y artistas. Pidió por independientes y debutantes.
Daniel Scioli despidió la campaña con un acto en Tecnópolis que combinó rasgos de liturgia peronista, arengas de agrupaciones kirchneristas y retoques de su impronta personal, esa que siempre lo diferenció de sus pares del PJ y le permitió ser el único candidato a presidente del Frente para la Victoria.
Rodeado de gobernadores y del camporista Eduardo “Wado” De Pedro (quien ha
ce quince días no quiso ir al acto organizado por el PJ ), Scioli volvió a buscar el 
voto independiente con sutilezas. No dejó hablar a su vice Carlos Zannini y aclaró
 que muchas cosas no serán igual si reemplaza a Cristina Kirchner en la Casa Ro
sada.
“Voy a sostener lo que haya que sostener, profundizar lo que haya que profundi
zar y cambiar lo que haya que cambiar. Pero a mi manera”, aclaró ante un gimna
sio colmado desde temprano.
Se dirigió a “los indecisos” y a “los independientes" para que voten "a favor y 
así seguir adelante con esta agenda de desarrollo argentino. Que no sea volver
 a empezar”. Y a “los debutantes, que votan por primera vez”, chicos de 16 años
, edad límite desde 2013. 
Hubo un marco multicolor, por la mezcla de agrupaciones kirchneristas como 
La Cámpora, el Movimiento Evita, Kolina, el MUP y las remeras naranjas del scio
lismo, que también desplegó desde lo más alto banderas de la V de la victoria sombreadas de azul y anaranjado, para evitar cualquier suspicacia.
Alberto Descalzo (Ituzaingo), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Pablo Bruera (La Pla
ta) fueron de los pocos intendentes que pudieron colar banderas y gente en el público.   
Los gremios tuvieron representados por Antonio Caló en el escenario y varios 
de sus pares llevaron gente como José Luis Lingieri, de Obras Sanitarias.
La banda de Lingieri protagonizó la única trifulca a golpes de la previa, cuando
 se trenzaron con militantes de Bruera y hubo que separarlos. Convocar a un pú
blico diverso tiene esos riesgos. 
La plural militancia impidió arengas comunes y así los bombos, los gritos y las trompetas crearon un bullicio permanente, de a ratos ensordecedor. Ni siquiera
 se cantó la marcha peronista, que había sido música de cierre en casi todos los
 actos de campaña. 
Sin el monopolio de los accesos, como en los actos de Cristina, La Cámpora no
 pudo imponer sus clásicas banderas blancas y para hacerse ver desde un rincon
cito levantó carteles gigantes que deletreaban su nombre. Sus canciones no se sintieron.
La variada militancia esperó a Scioli al ritmo de la cumbia de “Néstor en Bloque”, presentado por la conductora de música tropical Marcel Baños y locutores que
 pedían tuitear al hashtag #mivictoria.
Además de legisladores y funcionarios, por los palcos circularon figuras del espectáculo y el deporte como Marcos Di Palma, Andrea del Boca, Ester Goris,
 Carlos “Chapa” Retegui, Jorge “Acero” Cali y Victoria Oneto.
Otros, como Nacha Guevara y Ana María Pichio, animaron uno de los tres spot 
que se emitieron antes del arribo de la fórmula presidencial, uno de ellos exclu
sivo del boxeador "Tyson" Máquez, quien dice haber sido dos veces campeón 
del mundo por impulso de Scioli. 
Entre los funcionarios que aplaudieron se vio a Axel Kicillof, Nilda Garré, Aní
bal Fernández, Martín Sabatella, Julián Domínguez, Diego Bossio, Agustín Ro
ssi, Jorge Taiana, Andrés Larroque, Juan Manuel Abal Medina, Gabriel Mariotto, Mariano Recalde y Débora Giorgi.
Los acompañaban los intendentes Fernando Espinoza, Julio Pereyra, Alberto Descalzo, Fernando Gray, Enrique Slezack, Patricio Mussi, Gustavo Pulti, Pablo Bruera, Jorge Ferraresi y Hugo Curto. 
La puesta en escena sciolista se completó con un grupo de personas que, mi
crófono en mano, fueron agradeciendo de a uno la ley de fertilización asistida 
y la política crediticia del Banco Provincia, acciones de su gestión que el gober
nador privilegia destacar.
Scioli ingresó junto a Zannini y las esposas de ambos, pero luego el cordobés
 se acomodó entre los gobernadores como un invitado más.
Ensayó un discurso amplio, muestra de que le falta capturar a una porción del electorado para dormir tranquilo.  Típico de quien lidera las encuestas, no de
dicó ni media palabra a sus oponentes.
Pero no perdió la idea de continuidad con cambio. Primero, enumeró los “lo
gros de Néstor y Cristina” como jubilaciones, asignación universal por hijo, 
los planes de vivienda de Procrear, inversión en educación y fibra óptica. Y 
luego intentó dejar en claro que habrá más que eso, con una oratoria efusiva 
pero que nunca encuentra tonos altos.
Anticipó mayor calidad de educación, “para terminar con la brecha digital”, rei
teró el lema de las 3 T del papa Francisco (tierra, techo y trabajo), pero le agre
gó las 3 I del desarrollo: “igualdad, inversión e innovación”.
“Podemos fabricar casi todo. Y yo mismo voy a buscar inversiones”, anticipó.
 Y habló de “una segunda reindustrialización” con “un Banco de Desarrollo pa
ra el ahorro y los capitales”.
Anunció que propondrá policías comunales en todo el país y que si bien la ba
talla contra el narcotráfico no está ganada, "tampoco está perdida". 
Con el ceño fruncido mencionó a las economías regionales, golpeadas por la
 falta de mercados y la caída de los precios que llevaron a los productores a 
cortar las rutas por estos días. "Queremos que todos siembren y exporten ca
da vez más", buscó diferenciarse. 
"Argentinos, ¿quieren una vida mejor? Vayan a buscarla, el domingo. Porque
 la van a tener. Y esa, será la victoria de todos", cerró Scioli, ante una lluvia de papelitos, que seguía aplaudiéndole.

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