jueves, 17 de marzo de 2016

Entusiasmado por los votos que consiguió, ahora el Gobierno quiere limitar la dependencia de Massa

Por Mauricio CantandoCasi toda la oposición evitó quedar pegada a La Cám
ora. Los nuevos socios del Gobierno.
Mauricio Macri supo esta mañana que casi todo el arco opositor de la Cámara de Diputados por fuera del kirchnerismo había acompañado su oferta a los holdouts, un respaldo que de consolidarse le evitaría depender
 de Sergio Massa para aprobar proyectos en la Cámara baja y hasta para go
bernar por decreto.
“Si nos hubiéramos animado a jugar sin Massa le quitábamos poder”, se la
mentaba uno de los referentes del PRO en diálogo con LPO, tras aprobar la
 oferta a los buitres con 165 votos, 36 por encima de la mayoría simple.
Desde diciembre, Massa le
 hizo sentir a Macri su con
dición de árbitro en Diputa
dos y ahora en el Gobierno 
creen que llegó la hora de empezar a recortar esa dependencia.
Aunque una máxima parlamentaria indica que es preferible llegar con votos de sobra para que nadie se crea dueño del quórum, en el oficialismo sostienen que minimizar el peso político de Massa en Diputados hubiera robustecido al Gobierno tanto o más que haber roto el bloque Frente para la Victoria.
Desde diciembre, Massa hizo sentir de tal manera su condición de árbitro en Diputados que hasta obligó a Macri a corregir decretos de necesidad y urgencia, cuya vigencia sólo es posible si ambas Cámaras del Congreso no lo rechazan.
Pero hoy en el Gobierno sacaban cuentas y sostenían que Massa aportó un
 poco más de 20 diputados y tres de ellos se fueron al momento de votar: 
el siempre rebelde Felipe Solá y los sindicalistas Facundo Moyano y Héctor
 Daher.
Sus seis aliados cercanos a José De la Sota y los dos de Mario Das Neves 
supieron diferenciarse: entraron a dar quórum temprano, cuando el líder 
del Frente Renovador hacía sentir su ausencia.
Sin embargo, el plan del macrismo tiene una pata floja: la provincia de Bue
nos Aires. Massa tiene un control casi absoluto de las dos cámaras de la Le
gislatura bonaerense y sin colaboración, María Eugenia Vidal prácticamente
 no podría gobernar. No había que descartar que un maltrato de la Casa Ro
sada termine golpeando a La Plata, en un peligroso boomerang para el Go
bierno nacional.
Los nuevos ¿socios?
Los primeros cien días de Gobierno le sirvieron al PRO para persuadir a blo
ques menores. No debería sorprender, porque además de cooptar a goberna
dores e intendentes, los oficialismos tienen armas de sobra para tentar a le
gisladores sin jefes visibles.
El cambio de época sembraba dudas, pero fueron saldadas. Cambiemos con
solidó un frente de base (85, entre 42 UCR y PRO y 4 CC) y sumó además un
 visible apoyo del Frente Cívico de Santiago del Estero (6 diputados), el Par
tido Socialista (4), los 3 puntanos de Compromiso Federal, los 2 del Movi
miento Popular Neuquino, los 2 del bloque de Darío Giustozzi (Eduardo Fa
biani no votó) y 12 variados monobloques.

Entre estos últimos hay figuras bien disímiles como Margarita Stolbizer, el 
ex aliado de Pino Solanos Julio Raffo, el camionero chubutense Jorge Tab
oada y el excéntrico salteño Alfredo Olmedo.

Todos encontraron un motivo para apoyar al Gobierno y no quedar junto al kirchnerismo. Al igual que los delasotistas y dasnevistas, se sentaron tem
prano en sus bancas para darle tranquilidad a PRO. De eso se trata ser aliado. 
Otro respaldo inesperado llegó de cinco diputados del FpV, que profundi
zaron así la diáspora kirchnerista: tres misioneros (Maurice Closs, Silvia
 Risko y Jorge Franco), la tucumana Miriam Gallardo y la sanjuanina Gra
ciela Caselles, quien armó un monobloque para negociar cómoda con el 
Gobierno.
La Casa Rosada se entu
siasmó con el apoyo de 
algunos gobernadores 
peronistas que anudó Fri
gerio, pero la solidez de 
esos acuerdos se verá 
en el Senado, donde el 
oficialismo está en abso
luta minoría.
La colaboración de los gobernadores Hugo Passalacqua (Misiones) y el tucumano Juan Manzur (que jugó a medias, porque Mirta Soraite votó en contra) no fue la única: los diputados de Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Sergio Uñac (San Juan) rondaron las bancas antes de que haya quórum, dispuestos a sentarse si hacía falta. Nadie duda que un día lo harán. 
Fue un gesto a Rogelio Frigerio, su nexo con el Gobierno nacional y encargados de exigirles un voto cuando haga falta. Ayer se pegó una vuelta por Diputados pero su poder de fuego con los gobernadores se verá en el Senado, donde Cambiemos no puede aprobar leyes sin ayuda de un puñado de votos del FpV.
El nuevo recinto de Diputados sin mayorías consolidadas levantó el pre
cio de los 17 del bloque peronista que lidera Diego Bossio. Son 14 escin
didos del FpV y 3 peronistas alejados hace tiempo del kirchnerismo. Tu
vieron tanto poder como Massa para cambiar el proyecto.


Los peronistas moderador Bossio y Romero.

Como símbolo de la nueva era, ambos bloques se situaron el centro del 
hemiciclo, junto al resto de los aliados de Cambiemos. Al ala izquierda se
 mudó el Frente para la Victoria, reducido al grito de camporistas y kirch
neristas puros como Juliana di Tulio, Diana Conti y Héctor Recalde.
Son esa minoría que levantó la voz dentro del peronismo tras la victoria 
de Cristina Kirchner en 2011 y ayer finalmente quedaron solos, porque 
muy pocos votaron con ellos por fuera de sus aliados Carlos Heller, el me
talúrgico Oscar Martínez y el cordobés Juan Pereyra.
El rechazo al pago a lo holdouts lo completaron los 4 del FIT, los 3 de Li
bres de Sur, Alcira Argumedo y Omar Plaini, tal vez la única marca de Da
niel Scioli en el Congreso junto a Cristina Álvarez Rodríguez.
Los diputados de izquierda se cuidan de no mezclarse con La Cámpora.
 Ni bien empezó la sesión se negaron a acompañar un pedido de Recal
de
 y durante 12 años se negaron”, los atacó Pitrola. Y se 

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