domingo, 4 de septiembre de 2016

Chascomús Dieron las cenizas pero no cremaron el cuerpo

La causa está a cargo de la fiscal de Chascomús, Daniela Bertoletti Tramuja, que indagó a Ernesto Machado, a cargo del concesionario del crematorio: está acusado del delito de estafas reiteradas

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Mauro Goldsztein, uno de los estafados. Foto: LA NACION / Victoria Gesualdi/AFV
Félix Goldsztein luchó dos años con todas sus fuerzas contra una enfermedad terminal. Pero, falleció el 21 de junio pasado. Era amante de la pesca y le pidió a su familia que, cuando no estuviera más, cremaran su cuerpo y arrojaran las cenizas en la laguna de Chascomús. En una ceremonia íntima, los familiares cumplieron con el deseo. En ese momento nadie se imaginó que habían sido estafados y que el cadáver todavía estaba en el crematorio del cementerio municipal.
 
Pero la familia Goldsztein no fue la única en ser engañada por el concesionario del crematorio del Cementerio Municipal de Chascomús: la Justicia allanó el lugar y encontró otros tres cuerpos sin cremar. La sospecha de los investigadores es que la intención era enterrar a los cadáveres en el osario municipal.
 
La causa está a cargo de la fiscal de Chascomús, Daniela Bertoletti Tramuja, que indagó a Ernesto Machado, a cargo del concesionario del crematorio: está acusado del delito de estafas reiteradas
 
"La intención de los investigadores es elevar cuanto antes la causa a juicio y llegar a una condena por la estafa de la que fueron víctimas los familiares de las personas fallecidas", explicaron fuentes judiciales.
 
Según informaron los voceros consultados, Machado tiene otras dos causas elevadas a juicio por el delito de estafas. La causa será elevada a juicio después de terminar con una serie de medidas de prueba.
 
La familia Goldsztein pagó $4200 por el servicio del crematorio. "Uno nunca va a pensar que el cofre que te entregan no tiene las cenizas de tu ser querido. Entonces hicimos lo que él nos pidió y fuimos al muelle de la laguna, donde él pasó muchas noches como amante de la pesca", sostuvo a LA NACION Mauro Goldsztein, que fue quien tuvo que reconocer, por fotografías, que el cuerpo de su padre era una de los cuatro cadáveres hallados en el crematorio de Chascomús.
 
Los Goldsztein no sabían nada de lo que había pasado hasta una semana después de la ceremonia íntima que hicieron en la laguna de Chascomús cuando les llegó una cédula judicial de la fiscalía de Bertoletti Tramuja.
 
Nunca se imaginaron qué estaba investigando la representante del Ministerio Público. Mauro acompañó a su madre, Mirta, a la fiscalía. Como los funcionarios judiciales le preguntaron a la viuda cómo había sido el servicio para la cremación, la mujer explicó que había sido su hijo el que se había encargado de dicho tema.
 
Entonces, Mirta de Goldsztein salió de la oficina para que ingresara su hijo. Todavía nadie sabía que había pasado. Pensaban que se trataba de una serie de irregularidades en el crematorio, pero no se les pasaba por la cabeza cuál era el inconveniente.
 
Entonces, fue Mauro el primero de la familia Goldsztein que se enteró qué
 pasaba en el cementerio municipal de Chascomús. "En la fiscalía me con
taron que habían hecho un allanamiento en el crematorio porque vecinos 
del lugar habían denunciado olores nauseabundos y que habían descu
bierto cuatro cuerpos sin cremar y tuve que reconocer por fotografías el 
cuerpo de mi padre", recordó.
 
Cuando supo la verdad, Goldsztein, de 38 años, se sintió estafado e indig
nado. "Tuve mucha angustia, bronca y se volvió a abrir una herida que co
menzaba a curarse. De un plumazo me borraron el último recuerdo que te
nía de mi padre. Me tuve que enfrentar a una imagen muy cruda", agregó.
 
Sin habilitación
 
A fines de junio pasado, según informaron fuentes oficiales a LA NACION,
 la Municipalidad de Chascomús revocó la habilitación del crematorio en 
favor de Machado, el acusado. El escándalo tuvo amplia difusión en los 
medios locales desde entonces.
 
El crematorio se había inaugurado en agosto del año pasado. "La hipóte
sis principal es que se cobraba el servicio, pero no se llegaba a cremar 
los cuerpos porque el concesionario no tenía el dinero para enfrentar los
 costos", explicó una fuente judicial.
 
Si bien en el allanamiento los investigadores encontraron cuatro cuer
pos, se sospecha que la estafa habría comenzado seis meses atrás. "
Suponemos que los cuerpos terminaban sin identificación en la fosa
 común del cementerio".
 
La pesadilla para la familia Goldsztein todavía no terminó. La Justicia 
aún no le entregó el cuerpo de Félix. "Lo más grave es que como es 
prueba del delito, todavía no nos entregan los restos de mi padre. Los
 que nos pasó es algo indeseable. Desde hace más de dos meses que
 no puedo conciliar el sueño", sostuvo.

Gabriel Di Nicola, para LA NACION

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