lunes, 6 de mayo de 2019

Historias desde los juzgados de Dolores que sacudieron al país

De Martín Fierro a D'Alessio, los casos más resonantes que se 

juzgaron en Dolores.

esde Martín Fierro a Marcelo D’Alessio, desde las monjas francesas
 y otras víctimas de los vuelos de la muerte hasta el asesinato de 
José Luis Cabezas, por los tribunales de Dolores han pasado nume
rosos casos de resonancia nacional. En todos ellos, un tranquilo
 juzgado terminó produciendo noticias que repercutieron poderosa
mente en todo el país y generaron movimientos políticos de
 importancia.
MARTÍN FIERRO
Aunque seguramente no tenía ni idea de lo que pasaría después
 con su decisión, lo cierto es que en 1866 fue el juez en lo criminal
 de Dolores Joaquín Cueto el que condenó a un gaucho llamado 
Melitón Fierro por heridas leves en riña al servicio militar compulsi
vo en la zona de Azul. Esta historia fue la base de uno de los libros 
políticos más potentes de la historia argentina –junto, quizás, con 
su contrapartida, Facundo- con el que José Hernández basó su 
denuncia contra el entonces presidente Domingo Sarmiento.  Pero
 no es necesario irse tan lejos. Con la vuelta de la democracia 
surgieron casos que se viralizaron (sin redes sociales) por todo el país.
LOS VUELOS DE LA MUERTE
A 20 días de la asunción de Raúl Alfonsín a la presidencia, en 1983,
 el juez Agustín Villasol se presentó en el cementerio de General
 Lavalle para supervisar las tareas de exhumación que había ordena
do en una fosa donde había, se sospechaba, una treintena de cadá
veres enterrados como NN. Estos cuerpos habían sido encontrados 
en la Costa Atlántica, con claros signos de tortura. Luego se estable
ció que habían sido arrojados desde aviones, todavía vivos. Entre 
otros, se identificaron los cuerpos de las madres de Plaza de Mayo: 
Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Ponce y el de la religio
sa francesa Leonie Duquet. En 1995, el ex capitán de la Armada, 
Alfredo Scilingo, admitió en una entrevista periodística que había 
participado de esos crímenes y que se trataban de una práctica 
habitual en aquella época. “Los arrojábamos al mar desnudos, uno
 por uno, de 15 a 20 cada miércoles”, luego de ser adormecidos 
por médicos. Scilingo fue condenado en 2007 por el juez español 
Baltasar Garzón a 1.084 años de prisión tras ser hallado culpable 
de crímenes contra la humanidad cometidos en la Argentina.
TODO POR UN JARRÓN
En 1996, el juez federal de Dolores, Hernán Bernasconi, buscaba
 investigar una red de narcotraficantes que tendrían en su organi
zación nombres de alto impacto mediático. Desde su juzgado se 
ordenó la detención del futbolista Alberto “Conejo” Tarantini y de
 Guillermo Coppola, entonces representante de Diego Maradona. 
En torno de este caso se montó un show mediático que tenía como
 figura central al juez –se recuerdan hoy sus conferencias de
 prensa diarias en la puerta del juzgado- pero también a sus policías
 “de elite” y a una serie de jóvenes mujeres que llenaron de asombro
 a los dolorenses y poblaron los programas de chimentos de la tele.
 En el allanamiento a Coppola, se secuestró un jarrón donde habría 
habido droga, el que pasó a ser símbolo de un caso que marcó la 
farandulización de la Justicia en tiempos de menemismo explícito y
 pizza con champán.
Como resultado de todo, Bernasconi fue procesado como jefe de
 una banda que se dedicaba a inventar causas por drogas contra 
gente famosa, huyó a Brasil donde estuvo prófugo hasta que se lo
 capturó y se lo condenó, en 2002, a 9 años y 6 meses de prisión.
 Como miembros de esa asociación ilícita también fueron condena
dos el secretario del juzgado, Roberto Schlagel, y los ex policías de
 su "grupo de elite" Daniel Diamante, Antonio Gerace y Carlos 
Gómez. Todos ellos cumplieron sus condenas.
LA REBELIÓN DE LOS NUTRIEROS
El 20 de abril de 1996, Cristian Cicovicci fue asesinado de un
 balazo mientras estaba nutriando con dos amigos. Tenía 18 
años y, por esas épocas, la venta de cueros de nutria era una
 forma de paliar la crisis que estallaría en 2001. Lo mató un 
oficial de policía, Oscar Cuello, en un campo de Pila, y los que
 estallaron fueron los amigos de Cristian: cuando lo bajaron
 del patrullero en los Tribunales intentaron lincharlo y se salvó
 porque los policías que lo llevaban lograron esconderlo en 
un baño del edificio. En el pueblo se conoció este hecho 
como “la rebelión de los nutrieros”.  Según se comprobó, 
Cuello intentó robarle los cueros y, ante la negativa del joven, 
le disparó en la cabeza. También quedó demostrada la práctica 
habitual de robar por parte de la bonaerense. En principio, se le 
dio una condena de 10 años de prisión que luego se conmutó a 
seis años. Casación revisó esta medida y lo condenó a una pena
 de 15 años.
NO SE OLVIDEN DE CABEZAS
El 25 de enero de 1997, el fotógrafo José Luis Cabezas fue 
encontrado asesinado en un campo de General Madariaga, en
 el camino que recorría habitualmente el entonces gobernador
 Eduardo Duhalde cuando iba a pescar. La investigación cayó 
en manos del juzgado de José Luis Macchi y poco a poco 
empezó a revelar una trama sórdida en la que se entretejían la
 policía, la política  y los intereses empresariales. El poderoso
 empresario Alfredo Yabrán se suicidó en mayo de 1998 cuando
 se enteró que lo habían procesado como instigador del crimen.
Por este caso, se desnudó la guerra entre la Casa Rosada y la
 gobernación bonaerense, cayeron ministros como Elías Jassan,
 titular de Justicia de Carlos Menem, de estrecha vinculación con
 Yabrán, pero sobre todo, se puso en evidencia la trama criminal
 de lo que luego se dio en llamar “la maldita policía”: la Bonae
rense encabezada entonces por Pedro Anastasio Klodczyk. Un 
policía, Gustavo Prellezo, fue condenado como coautor del hecho,
 al igual que el comisario de Pinamar, Alberto “Liebre” Gómez, 
responsable de liberar la zona para el asesinato.
CONMOCIÓN EN CHASCOMÚS
Raúl Alfonsín estaba haciendo campaña en su pueblo, Chascomús,
 la noche del 28 de septiembre de 1997, cuando en la comisaría a
 algunos policías, entre ellos el jefe de calle Fermín Basualdo, un
 pibe de 16 años que habían levantado cerca de allí “se les fue” 
en medio de una golpiza. Los policías tiraron su cadáver junto a
 las vías para intentar simular –demasiado burdamente, como se
 demostró después- un accidente. Toda la comunidad reclamó el
 esclarecimiento del hecho que la justicia de Dolores tardó años 
en recaratular como un caso de torturas y homicidio. La protec
ción a la policía fue notable; la iglesia chascomunense se puso 
al frente del reclamo, incluso en la figura del obispo Juan Carlos
 Maccarone, que luego, en Santiago del Estero, se vio envuelto en 
un confuso episodio con videos de su vida privada.  Recién en 
2014 se condenó a Basualdo por el crimen y ahora se prepara el 
juicio oral para el titular de la comisaría Tomás Freites. La muerte
 de Emilio Blanco fue otro más de los hechos de gatillo fácil de la
 maldita policía bonaerense.
LA BANDA DE LOS SEGUROS
En el año 2000 fueron detenidos, por orden de la Fiscalía a cargo
 de Claudia Castro, los integrantes de un grupo que actuaba entre 
Balcarce, Mar del Plata y Avellaneda con un modus operandi muy 
particular: armaban carpetas bancarias, pedían créditos, sacaban 
tarjetas y tomaban seguros de vida por miles de dólares a nombre
 de personas de muy bajos recursos y luego los asesinaban para 
cobrar esos seguros.
La particular manera de actuar de la banda representó de manera 
muy clara los efectos de un país sumido en la bicicleta financiera.
 En 2003 Daniel Stédile y Jorge Fernando Gugliermetti fueron con
denados a reclusión perpetua, el abogado Osvaldo Mairal y Héctor
 Noble recibieron prisión perpetua y a Marisa Espinosa, espo
a del último, se le aplicó la pena de cuatro años y cuatro meses
 de cárcel.
UN MISTERIO SIN RESOLVER
El 25 de octubre de 2001, Rubén Darío Jerez fue visto por última
 vez en una esquina de Santa Teresita. Después, todo fue como 
si se lo hubiese tragado la tierra. En 2013, se juzgó a una serie de 
personas, algunas relacionadas con el gobierno municipal del
 radical Guillermo Magadán, por encubrimiento. Todos fueron ab
sueltos por el tribunal dolorense. Posteriormente, Casación ordenó
 la realización de un nuevo juicio, pero la defensa de los imputados
 logró la prescripción de la causa por encubrimiento. En octubre del
 año pasado, el fiscal Diego Benzi consiguió recursos para dar 
nuevo impulso a la causa principal, por la averiguación de qué fue
 lo que pasó con Jerez y por qué, durante 17 años, solo ha habido 
silencio en torno a él.

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