domingo, 5 de abril de 2020

Por qué se cayó el DNU para estatizar el sistema de salud y cuáles son los planes del Gobierno para los próximos días




Quién lo frenó. Por qué Máximo Kirchner recorre los hospitales 

del conurbano. 

Alberto y Horacio, dos buenos amigos en la emergencia. Gurkas 

y gestores en el 

Gobierno nacional y el porteño



Descartado por ahora eI DNU de la discordia, que ya estaba redactado
 y a la firma del Presidente para establecer de “interés público” a los
 recursos sanitarios y que tengan “finalidad pública y distribución públi
ca” durante la emergencia por la pandemia, lo que está elaborando el 
Ministerio de Salud es una resolución para acelerar la homologación de profesionales médicos y paramédicos extranjeros y un sistema para 
que se pueda monitorear la disponibilidad de camas hospitalarias de 
terapia normal e intensiva, para que asegurar que nadie quede privado
 de atención en caso de que lo necesite.

No fue esta una buena semana para Alberto Fernández. En Olivos, 
desde donde en medio de la cuarentena se gobierna a la Argentina
, se comenta que fue Vilma Ibarra quien frenó lo que ya era un hecho.
 La Secretaria Legal y Técnica le avisó al Presidente que detrás de 
esa disposición iba a venir una ristra de demandas contra él una vez 
superada la pandemia y el decreto se dejó de lado.
Ayer sábado por la mañana hubo una reunión de varias horas en el Mi
nisterio donde se trabajó para encontrar una manera para brindar la infor
mación de un modo práctico, que pudiera servir para que la autoridad 
sanitaria -llegado el caso- facilite que la emergencia llegue a cada rincón, 
asegurando una prestación igualitaria y de calidad, dejando el sistema de
 salud en capacidad para seguir prestando servicios una vez concluida la
 pandemia.

Por Salud, estuvo el secretario de Calidad de Salud, Arnaldo Medina, ex 
vicerrector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, de Florencio Va
rela, quien arrancó en la emergencia recorriendo las provincias donde se proyectaron los hospitales modulares. En representación de los privados,
 tampoco estuvieron los principales dirigentes de las cámaras, sino José
 Sánchez y Guillermo Lorenzo, de la UAS. En nombre de la Superintenden
cia de Servicios de Salud, el organismo encargado de regular la 
actividad, Néstor Porras.
Finalmente, los privados lograron una mesa para analizar los recursos 
sanitarios y también financieros e impositivos para enfrentar la emer
gencia sanitaria, hablando no solo de protocolos que tengan en cuenta
 la salud de los profesionales, sino también la necesidad de importar 
algunos insumos. Desde ambos lados del mostrador se aseguró que
 brindarán la información que se les solicite porque “como dijo el Presi
dente, las salas de situación son las que nos permitirán estar online”.

Los ánimos se calmaron. Los empresarios lograron lo que querían. Ase
guran que desde el 15 de enero, cuando la OMS publicó el protocolo pa
ra el diagnóstico de 2019-nCoV (así se lo llamó técnicamente entonces),
 venían pidiendo una reunión con las autoridades nacionales para saber
 cómo tenían que prepararse, qué debían esperar, de qué modo se iba a 
coordinar. Pero no lograron que nadie los convocara.
Claro que Argentina vive una emergencia. Aunque siempre llamó la aten
ción que referentes claves del sector privado de la salud ni siquiera ha
yan logrado una comunicación telefónica con Ginés González García. 
¿Por qué el ministro se escondía? ¿No quería tomar más demandas? 
¿Temía reclamos de fondos, que claro que existen? ¿Esperaba encontrar 
un piso a la crisis para poder organizarse?
En Salud, sin embargo, lo niegan. “Puede ser con alguno, pero en general
 hablamos con todos, siempre y tenemos la mejor relación”, le aseguró un funcionario a Infobae. Se quejó, además, de que hay intentos de aumentar
 cuotas y aranceles, lo que es inadmisible en este momento. Y puso de 
ejemplo el caso de una cámara de anestesistas de San Juan, que ya expre
só su pretensión de aumentar el 100% de sus honorarios.

Vale destacar que cuando se habla del sector privado de salud, no se está
 hablando de prepagas, sino de 30 millones de argentinos que son atendi
dos por prestadores hospitalarios, odontológicos y de los más diversos 
diagnósticos que están distribuidos en el país y ofrecen servicios para el 
conjunto del sistema que no es público.
A grandes números, solo hay 6 millones de personas que tienen cober
tura en las prepagas, de las cuales 4.500.000 millones son afiliados cor
porativos y apenas un millón y medio tiene ese seguro en forma indivi
dual o familiar. Luego está la gran obra social de los jubilados y pensio
nados, el PAMI, que tiene 6 millones afiliados, y hay 18 millones que re
ciben salud a través de las obras sociales sindicales y provinciales (in
cluyendo el IOMA, de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo). Estas
 30 millones de personas son atendidas por los prestadores privados.

Lo suelen decir desde Claudio Belocopitt, presidente de la Unión Argen
tina de Entidades de la Salud (UAS) hasta Jorge Cherro, titular de la 
Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (ADECRA): 
el 70% de los argentinos reciben atención a través de esa compleja red 
de servicios privados y solo 30% lo hace a través del sistema público, 
que incluye los hospitales e institutos de diagnósticos nacionales o pro
vinciales y los centros de atención primaria de la salud (CAPs), o distin
tas formas de ofertas de cercanía a la población, como el caso de las 
17 UPAs, mayoritariamente distribuidas en el conurbano bonaerense.

No se necesitaba ser un experto para anticipar que con el nuevo virus
 detectado vendría una fenomenal presión sobre el sistema de salud. 
Con información todavía escasa, la mayoría empezó a proveerse de pro
tocolos para enfrentarlo, conversando con los responsables locales de
 la Salud, capacitando al personal y proveyéndose de los elementos 
más urgentes (respiradores, camisolines, cofias, antiparras y barbijos). 
Los primeros casos en la Ciudad de Buenos Aires dan claras muestras
 de que el sistema local ya estaba preparado, si no en la cantidad que
 pronostican las estadísticas, en el tipo de atención que exigía.

Quizás por eso hubo estupor cuando empezó a trascender que el Go
bierno preparaba ese famoso DNU para declarar de “interés público”
a todo el recurso sanitario de la Argentina. “No vamos a discutir la 
propiedad, podrá ser estatal o privado, pero creemos que tiene que 
tener un comportamiento igualitario para todos los argentinos”, había
 dicho el miércoles por la tarde en una videoconferencia que realizó 
ante la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara de Di
putados.
Diez días antes, el ministro había dicho algo más genérico al respecto
 en una entrevista televisiva. “Vamos a garantizar el trato igualitario en
 materia de salud”, fueron más o menos sus palabras. ¿Quién puede
 estar en contra? En la Argentina, en rigor, la salud está garantizada no
 solo en la fría letra de la Constitución Nacional sino en la oferta concreta
donde las diferencias son más de hotelería que de provisión. “El Progra
ma Médico Obligatorio garantiza el tratamiento más sofisticado a todo e
 que lo necesita”, explican en el mundo privado.
 Claro que “hubo terror en algunos estamentos políticos”, aseguran en
 la Cámara de Diputados, mientras ponen el foco en Axel Kicillof, califi
cado como un “inexperto gobernador de un territorio que no conoce”, y
 en Máximo Kirchner, presidente del bloque Frente de Todos de la
 Cámara de Diputados.

Se cuenta que el hijo de la Vicepresidenta recorre obsesivamente los 
hospitales de la primera y tercera sección electoral, para conocer de 
primera mano cuáles son los recursos que de verdad cuenta la Provin
cia. No les cree a los intendentes. Está convencido de que dicen que
 tienen recursos de los que carecen. De hecho, fue por su consejo que
 la Nación cerró el acuerdo con el Sindicato de Camioneros para que
 la totalidad de las camas (330, dijo el Gobernador bonaerense) sean 
preparadas como terapia intensiva para uso de los bonaerenses. La 
semana pasada, Infobae contó que la mismísima Cristina Fernández de
 Kirchner se ocupó de llamar uno por uno a los distritos del Gran
 Buenos Aires para pedir precisiones de camas y recursos sanitarios.

“Duplicaron la capacidad de terapia intensiva de la Provincia”, dijo 
aliviado Kicillof en el acto que se hizo en la semana en el polémico
 Sanatorio, una confesión a la que ningún intendente se había anima
do. Hubo uno que dijo que en su distrito tenía una disponibilidad de
 800 camas para tratamientos intensivos, una mentira flagrante. Ges
tionar en estos tiempos no es para cualquiera. “Me alisté en el Ejérci
to y se declaró una guerra, así que ahora no puedo quejarme”, co
mentó un funcionario sobreviviente de sucesivas batallas en el Estado.

Cuentan en el Gobierno que la empatía que el Presidente alcanzó 
con Horacio Rodríguez Larreta se debe a la precisión que le manifies
ta en cada dato que le brinda, sobre los asuntos más variados, y siem
pre sin mentir ni mentirse. “Tiene la administración en un puño. Deci
de y se pone en marcha”, le comentó Alberto a un amigo, mientras se
 quejaba de la propia.

 Nada más alejado a lo que sucede en Nación. La diputada Graciela 
Ocaña no salía de su asombro porque, para el pedido de informes que
 el bloque Juntos por el Cambio de la Comisión de Salud que dio 
González García, se informó que “recién el 18 de marzo se contrataron
 los 42.500 kits para determinar COVID-19, cuando se lo viene prometiendo
 hace dos meses" y "la Jefatura de Gabinete dispuso el 26 de marzo un 
incremento del presupuesto del sistema de testeo para que se puedan
 adquirir 500.000 tests para determinar COVID.19, todavía no se sabe 
cuándo los van a comprar ni mucho menos cuándo estarán disponibles”.
 “Todo se esta haciendo excesivamente lento en la administración pública”, 
dijo la ex ministra de Salud.
Algo de eso debe haber, por eso lo primero que hizo el Presidente cuando
 escuchó los cacerolazos es convocar para la mañana siguiente a Rodrí
guez Larreta para saber si él tenía algo que ver con la protesta, como si
 temiera perder con un aliado en estos tiempos de guerra. “De ningún 
modo, Alberto, es obra de algunos gurkas de nuestro espacio, pero na
die que esté vinculado a mí”, le aseguró el Jefe de Gobierno. Compungido, Fernández le contestó: “Te creo, yo también tengo gurkas,
 hay unos que quieren que estatice Techint”.

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