lunes, 2 de noviembre de 2020

Vacuna rusa: el artículo prohibido por occidente que detalla el hallazgo científico

 


La agencia oficial de noticias rusa denunció que un artículo firmado por el 

funcionario a cargo de desarrollo de Sputnik V fue censurado por occidente.

 Los detalles del hallazgo.

El éxito de Rusia en el desarrollo de una vacuna contra el COVID-19 está

 enraizado en la historia

El momento Sputnik ha ocurrido. La vacuna rusa Sputnik V ha sido lanza

da, convirtiéndose en la primera vacuna contra el COVID-19 registrada en 

el mundo y evocando recuerdos del impactante lanzamiento del satélite 

soviético en 1957 que abrió el espacio a la exploración humana. Esta nue

va era no solo condujo a una competencia, sino también a muchos esfuer

zos colaborativos, incluida la misión conjunta Apolo-Soyuz de Estados

 Unidos y la Unión Soviética.

La vacuna contra el COVID-19 es la prioridad número uno del mundo y mu

chos países, organizaciones y compañías afirman que están cerca de desa

rrollarla. A finales de este año, algunos otros países podrían tener sus pro

pias vacunas. Es importante que las barreras políticas no impidan que las

 mejores tecnologías disponibles se utilicen en beneficio de todas las per

sonas frente al desafío más grave que ha enfrentado la humanidad en dé

cadas.

Lamentablemente, en lugar de examinar la ciencia que existe detrás de la 

plataforma de vacunas basadas en vectores adenovirales que Rusia ha de

sarrollado, algunos políticos y medios de comunicación internacionales 

optaron por centrarse en la política y en los intentos de socavar la credi

bilidad de la vacuna rusa. Creemos que ese enfoque es contraproducente

 y pedimos un cese del fuego político para las vacunas ante la pandemia

 de COVID-19.

No es ampliamente conocido en todo el mundo que Rusia ha sido uno de

 los líderes mundiales en la investigación de vacunas durante siglos. La

 emperatriz rusa Catalina la Grande dio el ejemplo en 1768 cuando reci

bió la primera vacuna contra la viruela del país, 30 años antes de que 

se realizará la primera vacunación en Estados Unidos.

En 1892, el científico ruso Dmitri Ivanovski observó un efecto inusual 

mientras estudiaba unas hojas de tabaco infectadas con enfermedad 

de mosaico. Las hojas siguieron siendo infecciosas incluso después

 de que el científico filtrara las bacterias. Aunque todavía faltaba casi 

medio siglo para que el primer virus pudiera verse a través de un

 microscopio, la investigación de Ivanovski dio a luz a una nueva cien

cia llamada virología.

Desde el descubrimiento de Ivanovski, Rusia ha sido uno de los líderes

 mundiales en virología e investigación de vacunas, dando decenas de

 científicos talentosos como el investigador Nikolái Gamaleya que estu

dió en el laboratorio del biólogo francés Louis Pasteur en París y abrió

 la segunda estación de vacunación contra la rabia del mundo en Rusia

 en 1886.

La Unión Soviética siguió apoyando la investigación de virus y vacu

nas. Todas las personas nacidas después de la Segunda Guerra

 Mundial recibieron vacunas obligatorias contra la poliomielitis, 

la tuberculosis y la difteria. En un raro ejemplo de cooperación en

 la época de la Guerra Fría, tres destacados virólogos soviéticos 

viajaron a Estados Unidos en 1955 para ofrecer oportunidades de 

pruebas en la Unión Soviética para una vacuna estadounidense 

contra la poliomielitis, una enfermedad mortal que se cobró millo

nes de vidas. Si fuimos capaces de cooperar entonces, podemos

 y debemos hacerlo de nuevo ahora.

Décadas de esfuerzos por parte de los científicos rusos y soviéticos

 condujeron a la creación de una excelente infraestructura de investi

gación, como el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología 

Nikolái Gamaleya. Esta infraestructura va desde una de las más ricas

 bibliotecas de virus del mundo, creada con una técnica de preserva

ción única, hasta centros de cría de animales experimentales. Esta

mos orgullosos de este legado, que nos permitió crear la primera 

vacuna contra el COVID-19 aprobada en el mundo. Ya hemos recibi

do solicitudes internacionales para 1.000 millones de dosis de nues

tra vacuna y hemos llegado a acuerdos internacionales para producir

 500 millones de dosis anuales con la intención de aumentarla.

El verdadero secreto
Actualmente, muchos medios de comunicación y políticos occi

dentales cuestionan la rapidez de la creación de la vacuna contra 

el COVID-19 en Rusia, dudando de su eficacia y autenticidad. El

secreto detrás de esta velocidad es la experiencia de Rusia en la

, que se encuentran en las adenoides humanas y que normalmen

te transmiten el resfriado común, como vectores o vehículos, que

 pueden engendrar un material genético de otro virus en una célu

la. Se extrae el gen del adenovirus, que causa la infección, y se

 inserta un gen con el código de una proteína de otro virus. Este

 elemento insertado es pequeño, no es una parte peligrosa de un

 virus y es seguro para el cuerpo, pero aún así ayuda al sistema 

inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos prote

gen de la infección.

La plataforma tecnológica de vectores basados en adenovirus faci

lita y acelera la creación de nuevas vacunas mediante la modifica

ción del vector portador inicial con material genético de nuevos 

virus emergentes. Tales vacunas provocan una fuerte respuesta del 

cuerpo humano para desarrollar inmunidad, mientras que el proce

so general de modificación de vectores y fabricación de la etapa 

piloto toma solo unos pocos meses.

Los adenovirus humanos se consideran unos de los más fáciles

 de diseñar de esta manera y por lo tanto se han vuelto muy popu

lares como vectores. Desde que empezó la pandemia de COVID-19,

todo lo que los investigadores rusos tuvieron que hacer fue extraer 

un gen codificador de la espiga del nuevo coronavirus e implantarlo

 en un vector familiar de adenovirus para entregarlo en una célula 

humana. Decidieron utilizar esta tecnología ya probada y disponible 

en lugar de ir a un territorio inexplorado.

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