domingo, 1 de abril de 2012

Malvinas: la gran mentira inglesa sobre la autodeterminación

Por  Mónica Papaianni. Periodista politica@miradasalsur.com

Desde 1833 y después de desalojar por la fuerza a la población argentina residente en Malvinas, el gobierno de Inglaterra comenzó a enviar ciudadanos británicos en su reemplazo, llegando a constituir en 1901 una población de 2.043 habitantes, cifra que un año más tarde alcanzaba los 2.295 habitantes y que, paradójicamente, en 1962 descendió a 2.172 habitantes británicos, siendo en la actualidad de 3.140, según datos recientes.
Si tomamos, por ejemplo, la evolución demográfica de la Argentina, encontramos que en 1901 la población era de cinco millones de habitantes, que en 1962 ascendió a
22 millones y que en la actualidad es de más de 40 millones, encontramos entonces que los datos provenientes de Las Islas Malvinas en cuanto a su crecimiento demográfico, nos plantean una situación controvertida sobre arraigo y ciudadanía.
¿Qué es entonces lo que sucede, para que a lo largo de 112 años la población de las Islas Malvinas se haya mantenido prácticamente inmóvil, con una cifra que ronda entre los 2 mil y 3 mil habitantes?
Las razones por las cuales las Islas Malvinas constituyen uno de los únicos territorios del mundo donde no existe posibilidad alguna, en las condiciones actuales, de crecimiento demográfico, son simples: entre el 25% y el 40% de la población plantada en las Islas por el Reino Unido es sustituida anualmente. Como ejemplo, podemos tomar una franja: en 1960, año en el cual salieron de Malvinas 292 habitantes ingleses y entraron 224; en 1961 salieron 326 y llegaron 244, y en 1962 salieron 411 y entraron 368, según cifras del propio Reino Unido. Esto explica claramente por qué no hay crecimiento demográfico.
En este sentido, la Colonial Office, en Londres, transcribió un informe sobre la preocupación que genera el éxodo continuo de los habitantes “plantados” en las islas, y lo “oneroso” que significa esta maniobra, urdida por el Reino Unido.
Este sistema colonial implantado en se manifiesta en el plano socieconómico, con características del más anacrónico monopolismo: todos los habitantes dependen de la Fackalnd Islands Company Limited, cuyo directorio está compuesto por miembros del parlamento inglés. Este sistema, del más puro corte feudal impuesto, inhibe a los habitantes del derecho inalienable del libre determinarse, por cuanto resulta paradójico que el Reino Unido enarbole banderas de libertad y autodeterminación cuando somete a un sector de su propia población a instalarse y permanecer hasta su reemplazo, en función de mantener una ocupación ilegal en territorio argentino.
La Argentina respeta el derecho de expresión individual y colectivo, el número de habitantes no gravita en este concepto, al aplicarlo al ejercicio de la autodeterminación, pero en el caso de las Malvinas, el Reino Unido utiliza ese derecho como pretexto para legalizar una ocupación por la fuerza y así evitar la descolonización.
La Argentina va por una mesa de negociación bilateral en la que se nos restituyan los legítimos derechos sobre las Islas, el mundo va por el fin del colonialismo en todas sus formas.

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