domingo, 24 de junio de 2012

TN, la “cadena nacional” de Moyano


Por 
 Daniel Cecchini

La potencia simbólica de la situación fue inocultable. El miércoles a la noche, sentado frente a una de las espadas más conspicuas de la campaña antigubernamental del Grupo Clarín, Hugo Moyano convocó a un paro nacional de camioneros para el jueves 21 por la pantalla de TN. Segundos antes, Marcelo Bonelli le había leído un cable de agencia donde se informaba que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, había anunciado que el Gobierno Nacional presentaría una demanda judicial contra el propio Moyano y su hijo Pablo –secretario general del gremio de los camioneros– por el bloqueo a la salida de camiones para el abastecimiento de combustibles. Sólo Moyano sabe si ése fue el disparador de un anuncio que, al día siguiente –ya no desde la pantalla de TN sido desde la sede sindical– debió desactivar.
En otras páginas de Miradas al Sur se repasan y analizan las alternativas de una semana movida, donde el camionero jugó más fuerte que nunca contra el Gobierno. Lo que queda claro es que cualquier bondi lo lleva bien para hacerlo: empezó por la paritaria y, rápidamente, sumó dos reclamos que no son exclusivos de su gremio de origen sino de todo el arco sindical: la universalización de las asignaciones familiares y la suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. Eso, a caballo de una medida de fuerza que, mientras se iban identificando actores y clarificando posiciones, mostraba su verdadera entidad: la de un paro sindical deliberadamente funcional a un lockout patronal. Nada extraño, si se piensa que Hugo Moyano es un sindicalista empresario. En otras palabras, se trató una maniobra conjunta destinada a crear irritación social y desgastar al Gobierno. Asustar a la clase media, en este caso con el desabastecimiento –primero de billetes en los cajeros y luego de combustibles–, ha demostrado siempre ser una herramienta desestabilizadora de apreciada eficacia.
Para eso, Moyano utilizó la “cadena nacional” de TN. Y el Grupo Clarín no tuvo reparos en usar al hasta hace poco demonizado Moyano como nuevo ariete contra el Gobierno. Porque también al multimedios más concentrado de la Argentina cualquier bondi lo deja bien si se trata de hacerlo. Lo hizo cuando fogoneó la pelea de las patronales agropecuarias por las retenciones a las exportaciones, cuando entronizó el patético Julio Cobos como alternativa de gobernabilidad para provocar la salida de Cristina Fernández de Kirchner, cuando “vendió” a la opinión pública el engendro del Grupo A parlamentario como un conjunto homogéneo de republicanos opuestos al autoritarismo gubernamental, cuando quiso presentar a Ricardo Alfonsín, Eduardo Duhalde y Elisa Carrió como candidatos con posibilidades reales de disputar con éxito las elecciones presidenciales del año pasado, o cuando, últimamente, propició los cacerolazos garcas del “no sé bien a qué pero me opongo”.
Ahora, en su incansable e infructuosa labor de construir una oposición posible, el Grupo Clarín –por intereses propios y como representante de los grupos económicos más concentrados de la Argentina– apeló a Moyano. Y, en defensa de sus intereses personales, Moyano se prestó conscientemente a ese juego. A pesar de su carencia de sutileza política, el camionero es un zorro viejo al que no puede escapársele que utilizar –y sur utilizado por– las cámaras de TN para anunciar un paro y atacar al Gobierno en general y a la Presidenta en particular (a la que trató de “soberbia” en por lo menos tres ocasiones), no iba a pasar inadvertido. Más aún cuando por primera vez (por lo menos este cronista no recuerda ningún antecedente) en un momento dejó de referirse a “los trabajadores” y empezó a hablar de “la gente”.
Tal vez la estrategia actual del monopolio –convencido de la inutilidad de una oposición no peronista– sea la de jugar con dos actores en un movimiento de pinzas: utilizar a Moyano como ariete y reforzar la construcción del acomodaticio Daniel Scioli como la “esperanza blanca” del peronismo.
Después de la aparición televisiva, fueron sus propios compañeros los que, al despegarse, obligaron a Moyano a apretar momentáneamente el freno. Sin embargo, el problema del camionero es que la dinámica de su propio accionar lo obliga a apretar de nuevo el acelerador. La convocatoria al paro con “camionazo” del próximo miércoles es un nuevo mojón en su fuga hacia adelante. La noticia de que su mujer lo anima a intentar una candidatura presidencial, también. Una fuga que puede ser de corto recorrido si termina estrellado contra el muro de la derrota en las elecciones de la CGT del 12 de julio.

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