jueves, 5 de septiembre de 2013

¿Quién gana y quién pierde con la suba del dólar oficial?


El gobierno aceleró la tasa de devaluación a casi 40%. Los analistas sostienen que la medida beneficia al sector exportador y a la industria local que compite con productos extranjeros, porque se encarecen las importaciones. Y se perjudica el sector servicios. Estiman un tipo de cambio entre $8 y $8,40 para fin del 2014.
La devaluación en lo que va del 2013 es la mayor de toda la era k. Hoy el dólar oficial se cotizaba a $5,65 para la compra y $5,71 para la venta, con lo que, comparado al año pasado, la tasa de devaluación subió hasta el 21,2% en los últimos doce meses y el 15% en los últimos ocho.

Durante agosto el tipo de cambio aumentó un 2,7% promedio mensual, que anualizado da un 37%, superando el 27% registrado en julio.

“El peso registró, al 22 de agosto, una devaluación mensual anualizada de 39.2% en su mayor registro desde el 3 de abril del 2009”, advierte el último informe de la consultora Elypsis.

De esta manera, el gobierno intentó llevar la tasa de devaluación a un valor más cercano a la inflación real que miden las consultoras y los institutos provinciales, en un intento por combatir el atraso cambiario, después de haberlo mantenido "planchado" por mucho tiempo. Los analistas sostienen que influyó la depreciación del real, desatada cuando el presidente de la FED Ben Bernanke insinuó con terminar con los estímulos monetarios en el Tesoro de EEUU.

Pero lo cierto es que el impacto de esta mayor devaluación no es el mismo en todos los sectores. En diálogo con LPO, el economista de NOANomics Félix Piacentini explicó que en términos generales, con la devaluación se benefician los sectores transables (comercializables entre países) y se perjudican los no transables.

“Ganan los exportadores del sector agrícola, minero, y de las commodities, y aquellas industrias que compiten con productos importados, porque se vuelven más competitivas”, señaló Piacentini. Es decir, la devaluación no sólo le da aire a los que venden en el mercado mundial sino a los productores locales que pueden ganarle terreno a sus competidores externos, que se encarecen.

Por otro lado, Piacentini contó que entre los perdedores está el sector servicios, a excepción del turismo, que con esta medida desalienta los viajes al exterior y atrae al país a extranjeros.

El tema del sector servicios es que ni su precio ni su competitividad dependen del tipo de cambio, por lo que los movimientos en el dólar no lo benefician y así quedan marginados de las mejoras con las que se benefician los del sector transables.

“También se perjudican el asalariado y el consumidor, porque aumenta el precio de la canasta de consumo, fabricada con insumos importados, que se encarecen”, agregó.

“Como hoy las importaciones están pisadas, las cantidades no van a variar por devaluar más rápido”, acotó Mario Sotuyo, de la consultora Economía y Regiones, en referencia a las trabas al comercio impuestas por Guillermo Moreno. Por el contrario, si el Secretario de Comercio liberara la entrada de mercadería extranjera, el ajuste en el tipo de cambio podría usarse como herramienta para frenar su ingreso.

Sotuyo indicó que con este deslizamiento del dólar las economías regionales podrán recuperar parte de la competitividad perdida, que las afectó con fuerza sobre todo el año pasado.

En ese sentido, Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, aseguró que se beneficiarán los exportadores y el resto de quienes tengan sus ingresos en dólares, porque ahora podrán cambiarlos por un mayor número de pesos. Por otro lado, desestimó el impacto que pueda tener en la compra de importaciones.

“Más allá de quién se beneficia más o menos, lo cierto es que el atraso cambiario no beneficia a nadie”, comentó.

“Con todas las decisiones de política económica siempre hay ganadores y perdedores”, subrayó. “A la larga un dólar bajo es insostenible porque genera recesión; por algo en los últimos años se creció menos que cuando el dólar estaba alto”, argumentó el economista.

El efecto Real
Desde Elypsis analizan que, a pesar de se aceleró la devaluación del peso, “no logró evitar la apreciación del peso, que se encuentra hoy en su menor nivel desde la salida de la convertibilidad, tan solo un 17.7% arriba de los niveles de fines de 2001”.

Y es que si el Banco Central corre de atrás a la inflación con el movimiento del dólar, el peso continuará apreciándose.

Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), consideró que “claramente el impacto depende de lo que esté sucediendo con las monedas de los países con los que se comercia”. “Por ejemplo con Brasil el impacto es distinto que el comercio con otros países que no hayan devaluado su moneda, con los que habrá una disminución en la pérdida de competitividad”, sostuvo el analista.

El país vecino devaluó el real en más del 20% en lo que va del año, por lo que, por más que la Argentina haya acelerado la suba en el dólar, el resultado final es una apreciación del peso frente a la moneda brasileña.

Esta situación está preocupando a Argañaraz, porque el país vecino se lleva el 85% de las exportaciones automotrices, el 50% de las exportaciones industriales y el 20% de las exportaciones en general.

“La Argentina viene con un buen ritmo de devaluación, pero no creo que se mantenga”, vaticinó.

Lo que ve el mercado
Según los cálculos del Iaraf, a fin del año que viene el dólar oficial se cotizará entre $8 y $8,40. Sin embargo, otros economistas como Hernán Lacunza lo ven más cercano a $7.

La suba en el dólar también se hizo sentir en el mercado financiero. En el último mes brillaron los bonos “dollar linked”, que pagan en pesos de acuerdo a los movimientos que tenga la divisa en el mercado oficial.

Los especialistas recomiendan ese papel como inversión, porque el billete verde se mantiene siempre en ascenso. Así, los títulos de ese tipo emitidos por el gobierno de la Ciudad llegaron a ganar en agosto más de un 10%, por arriba del 9% con que se alzaron los bonos que pagan en moneda norteamericana, según había publicado Ámbito Financiero.

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