Me gustaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro
El presidente no habla alemán. Pero si lo hiciera el vocablo sargnagel estaría seguramente entre sus más usados. Los germanos tienen esa palabra específica para nombrar a los clavos con los que se cierra un ataúd. Pero sargnagel se usa también como metáfora para todo aquello que lleva a la muerte.
Está claro que el discurso mileísta está teñido de morbo y de metáforas anales (“romper culos”, “cuidar el culo”). Entonces, qué mejor que coquetear con la parca para erectar a las masas.
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