Son criterios regulados por las autoridades sanitarias para enfrentar
la dramática definición de a quién asistir con respirador y a quién relegar.
Qué deben analizar los Comités de Ética para decidir. La experiencia
europea en la primera ola del año pasado
En caso de que dos o más enfermos al mismo tiempo necesiten ser inter
nados en terapia intensiva y exista, por ejemplo, una sola cama, los hos
pitales deberán resolver. Minuto a minuto, a través de sus Comité de
Ética, tendrán que seleccionar que paciente la recibirá primero y quién
será relagado. El dramatismo que se vive en los centros de salud del co
nurbano bonaerense y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ya genera
debates y planteos de principios morales entre los profesionales que, co
mo ya ocurrió en otros países, deberán caminar por la fina línea de decidir
a quién se le brinda los escasos recursos terapéuticos que le pueden
salvar la vida y a quién no.
“El problema no es elegir a qué paciente salvar, sino después no tener
culpa. Ese es el límite de la ética”, planteó, con pesadumbre, un presti
gioso intensivista que observa con angustia las dos únicas camas, de
10, que le quedan en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) que dirige des
de hace 12 años.
Con la frialdad que se le reconoce a los médicos por lidiar a diario con
los padecimientos que se transitan en una unidad de terapia, cuando
las preguntas requieren un mayor grado de precisión, el mismo especia
lista responde: “El principal indicador para no asignarle a un paciente
los recursos críticos disponibles y a otros sí es, primero, la certeza de
la cercanía del óbito (fallecimiento)”.
La definición choca con una intensidad traumática. Y surge en momen
tos en que los sistemas de salud públicos y privados del AMBA (Área
En teoría, en cada hospital porteño y de la provincia de Buenos Aires
hay protocolos que reciben distintos nombres, como el de “última cama”,
que deben seguir los profesionales de la salud en situaciones límites,
como la que se puede desatar si la segunda ola de contagios y hospita
lizaciones por coronavirus no empieza a ceder.
El protocolo vigente
En algunos centros de salud, esas normas están escritas. En otros no,
pero toman como marco general las recomendaciones realizadas por
el Comité de Ética y Derechos Humanos en Pandemia COVID-19. Se tra
ta de un organismo autónomo, creado por la resolución 1092 del Minis
terio de Salud de la Nación, del 23 de junio del 2020, elaborado a instan
cia del entonces responsable del área, Ginés González García.
Las recomendaciones están basadas en certezas científicas, pero
también aborda cuestiones morales y éticas. Describe criterios, por
ejemplo, de “respeto igualitario” y de “no discriminación” para los
pacientes en igual oportunidad de sobrevida. Es decir que no se de
bería decidir si a un paciente se le asigna o no un respirador por su
raza, credo, condición sexual o social, entre otras.
Los profesionales de la salud se enfrentan en estas horas a un laberinto
estudiado en los libros y al que ninguno espera enfrentar. Los recursos
ante la segunda ola de coronavirus, que en las últimas 24 horas se
cobró 557 vidas, son finitos, hay determinadas plazas de terapia intensiva
operativas y una cantidad definida de respiradores mecánicos, pero al
mismo tiempo circunstancias infinitas para resolver en un breve lapso.
La ferocidad de esa realidad, está marcada por los informes periódicos
que el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, recibe de Daniel Gollan, su
ministro de Salud.
El informe que disparó las alarmas fue el del miércoles. Revelaba la sa
turación en el sistema de salud público y privado, que llegaban al extre
mo de no tener camas para atender los casos más graves y forzar deriva
ciones a otras jurisdicciones, un trámite que podía demorar horas, o días
, a pesar de la urgencia. Hay municipios que tienen sus terapias inten
sivas colapsadas. El nivel de ocupación supera el 93 por ciento. La situa
ción en clínicas y sanatorios es peor, fluctúan entre el 95 y el 100 por
ciento, precisa el documento publicado por Infobae.