El comandante del barco, capitán de navío Héctor Bonzo, no se suma
ría a la histórica tradición naval de hundirse con su buque.
Antes del conflicto, ese barco era particularmente icónico para el per
sonal naval. Incluso se le mencionaba en una de las canciones tradi
cionales de los cadetes: con la tonada de Adelita, "Si Kawimpy se fue
ra con otro, la seguiría por tierra y por mar. Si es por mar en el ARA Bel
grano, si es por tierra en el tren especial."
Dicho ésto, personas más que calificadas como el general Martín Balza
(veterano de la guerra de Malvinas) sostienen que el hundimiento del
crucero no fue un crimen de guerra, sino un acto - precisamente - de
guerra. He escuchado a oficiales superiores de la Armada adscribir a
esa postura. Incluyendo nada menos que al segundo comandante del
buque, el capitán de navío VGM Pedro Galazzi.
Si bien la conducción británica había trazado una zona de exclusión, den
tro de los considerandos se planteaba implícitamente que ante un peligro
real para la Task Force se procedería. Aquel 2 de mayo de 1982 el subma
rino nuclear HMS Conqueror informó que tenía localizado al Belgrano. La
orden de hundirlo llegó directamente de Londres. GOTCHA! (¡Te dimos!),
fue el titular del diario The Sun, de Rupert Murdoch, luego de la confirma
ción del hecho. Las negociaciones de paz quedaban estancadas. Des
pués de esta acción no había vuelta atrás. En cuanto a que se produjo
fuera de la zona de exclusión, es verdad.
Pero de alguna manera el límite real era el continente. De hecho, y luego
de las acciones de la aviación naval argentina, hasta se dispuso un ata
que de comandos del SAS (Servicios Especiales del Aire) en la isla gran
de de Tierra del Fuego para neutralizar a los Super Etendard, cuya efecti
vidad trascendería por el hundimiento del HMS Sheffield con un misil
Exocet. Esa misión inglesa fue abortada.
El propio Almirante Woodward expresó en sus escritos el peligro poten
cial que representaba el Belgrano dado el poder de fuego de sus cañones.
Había sido botado en Estados Unidos como USS Phoenix (Fénix). Sobre
vivió al ataque japonés a Pearl Harbor. El presidente Juan Perón dispuso
su adquisición y lo rebautizó ARA 17 de Octubre. Luego del golpe de es
tado de 1955, se lo designó con el nombre con el que descansa, junto
con sus gloriosos tripulantes, y su rica historia, en el lecho del Mar Ar
gentino. Tal vez, en un futuro que quizá no nos sea dado el ver, el viejo
Phoenix renazca, como la mítica ave, reflotado con una tecnología que
aún no existe. Quién sabe. n