La decisión de Alberto Fernández de suspender la presencialidad en
los colegios del AMBA por dos semanas terminó de desatar un
conflicto político que latía cada vez más fuerte. Campaña modo on,
el PRO se volcó definitivamente a la confrontación, ya no con las
apariciones de Bullrich o Macri, que nunca manejaron otro registro
político que la más irracional de las polarizaciones, sino con la radica
lización del dialoguismo larretista. Lo que se amagó como un quiebre
definitivo en septiembre del año pasado por la quita de un punto de
coparticipación a la CABA, parece hoy haberse vuelto una realidad sin
retorno, con el escenario electoral por delante. Finalmente, las palomas
se decidieron a cambiar su plumaje por el de los halcones.
Pero si se observa cómo gestionaron (y gestionan) las políticas educati
vas durante sus gobiernos y se las contrasta con la pose marketinera
que el larretismo actuó este jueves, más que halcones les cabría el
nombre de caranchos. Y es que tanto en la CABA, donde gobiernan ininterrumpidamente hace catorce años, como en sus fugaces manda
tos al frente de Nación y la PBA, el resultado de las gestiones PRO fue
siempre el mismo: una brutal caída en los recursos destinados a la
educación, tanto en cuestiones estructurales como la infraestructura,
como también en políticas educativas y los salarios del personal docen
te. Aunque hoy graznen y cacareen en los grandes medios y la Justicia,
número mata relato, y el PRO no tiene una sola cifra de la cual agarrarse
para justificar su caranchismo electoral en el momento más penoso
del país.
EL PRESUPUESTO MÁS BAJO DESDE QUE GOBIERNAN
Aunque Larreta y Soledad Acuña sobreactúen una supuesta preocupa
ción por la educación de porteños y porteñas, lo cierto es que desapro
vecharon oportunidades concretas para materializar las buenas intencio
nes que muy bien saben declamar en conferencias de prensa o en reunio
nes por Zoom. La primera fue en 2020. El que terminó siendo un año
sin clases, fue también un año sin reformas edilicias, sin mejoras con
cretas en la conectividad, sin diseño de estrategias de movilidad que
previeran una situación como la actual, por citar algunas cuestiones que
hoy podrían estar marcando una diferencia. Únicamente con el voluntaris
mo de adelantar el inicio de clases unos días, se arrancó el ciclo lectivo
en las mismas condiciones estructurales pre pandemia. Resultado: la
implementación de los protocolos terminó llevando a que los y las
estudiantes tuvieran en lo que va de 2021 menos tiempo concreto
de clases que en el mismo período del 2020, a raíz de los numerosos
aislamientos preventivos de burbujas producto de los casos positi
vos, según informaron desde UTE. Previsible, aunque se le haya
escapado al gobierno de la planificación.
En segundo lugar y en relación a lo anterior, la gestión Larreta tam
bién pudo haber traducido hacia fin de año todas las críticas que su
Ministra de Educación esbozara en noviembre hacia los y las do
centes en un presupuesto acorde a esas posturas, que demostrara
esa vocación transformadora del sistema educativo que tanto prego
nan. Pero hizo todo lo contrario. El 17,18% asignado a Educación en
el Presupuesto 2021 de la CABA es el más bajo en todos los años de
gobierno PRO. De hecho, la partida viene perdiendo participación en
el total presupuestario ininterrumpidamente desde hace una década.
Cuando Macri asumió la Jefatura de Gobierno en 2007, el porcentaje
del presupuesto asignado a la educación rondaba el 30%. En 2011, al
término de su primer mandato, la partida representaba un 27% del total.
La “herencia M” que Larreta tuvo que aceptar cuando accedió a su
primer mandato a fines de 2015, fue un presupuesto con solo un 22%
destinado a Educación. Progresivamente ese porcentaje se fue redu
ciendo año a año hasta llegar a este 2021, en el cual la fuerza política
porteña hizo de la educación su principal bandera de confrontación
con el Gobierno Nacional, al mismo tiempo que redujo los recursos
destinados a esa partida en su distrito madre a su mínimo histórico.
El aumento nominal para este 2021, año en que debía recuperarse en
términos educativos el costoso proceso de confinamiento 2020, fue de
casi 22 mil millones de pesos más que el año pasado. Esto representó
un 26,9% de aumento con respecto al presupuesto 2020, que cruzado
con el 29% de inflación proyectada por el propio Gobierno de la CABA
arroja un recorte en términos reales de 2,1%. Y, si se lo compara con las
expectativas inflacionarias de más del 45% que el mercado cambiario
planteó desde finales del 2020 y que numerosos referentes y
economistas PRO agitaron y siguen agitando, el ajuste real supera el 7%.
Las áreas en las que estos recortes más se expresan son, paradójica
mente, aquellas cuestiones que hubiera resultado necesario reforzar
para afrontar una segunda ola de la pandemia de la que nadie dudaba.
De los 3.600 millones destinados a mantenimiento escolar en el
presupuesto 2020, se pasó a 3.400 millones en 2021, una quita del
6,4% en términos nominales y de más del 40% si se proyecta una infla
ción alrededor del 35%. En cuanto a la construcción de nuevos estable
cimientos, el ajuste es aún más feroz. De los 3 mil millones presupues
tados en 2020 para dicho fin, se baja a 1.400 millones para el corriente
año, lo cual representa una baja del 97% considerando la inflación
interanual. En otras palabras, aunque Larreta y Acuña se llenen la boca
hablando de garantizar las clases presenciales, las obras en infraestruc
tura edilicia que proyectaron para, por ejemplo, garantizar mayor super
ficie en aulas que permitan las divisiones en burbujas, o el manteni
miento de los establecimientos existentes para su total aprovechamien
to, se redujeron al menos a la mitad del ya magro 2020.
Otra área importante que sufrió el tijeretazo larretista es el de las becas
estudiantiles. De los 1.500 millones en 2020, sólo se planteó subir este
ítem a 1.600 millones en 2021, un mísero aumento nominal del 6,67%.
Con la inflación del 13% en este trimestre confirmada ayer, ya a esta
altura del año puede hablarse de un recorte real del 6% en las becas,
y todo lo que crezca la inflación de aquí en adelante engrosará ese
vergonzoso porcentaje. Por su parte, la Dirección de Gestión Estatal
también sufrirá una baja interanual del 4,9%, los Programas de
Extensión y Capacitación de un 25%, la Escuela de Maestros tendrá
16,7% menos de recursos, y Fortalecimiento de la Comunidad
Educativa contará con un 18,3% menos. Todos ajustes que irán cre
ciendo en la medida en que la inflación se más alta de lo proyectado,
excepto que el Gobierno destine partidas extrapresupuestarias a estos
ítems, lo cual iría en contra de su tendencia histórica a la sub ejecución
presupuestaria educativa. Por otro lado, vale resaltar aquí también el
contraste entre el recorte en Educación y el alza de otras partidas,
mucho más identitarias para el PRO, como Seguridad o Publicidad y
Propaganda, concepto para el que se destinaron 6,6 millones diarios
en 2021.
Los jardines de infantes, que fueron materia de campaña cuando Macri
se comprometió a construir 3.000 si resultaba electo presidente, tam
bién sufrieron un recorte del 75% en términos reales entre 2017 y 2020
. Esa promesa electoral, que en 2017 mutó en las “10.000 nuevas salas”,
quedó incumplida al registrarse a fines de 2019 poco más de 1400 salas
efectivamente construidas. La Educación Digital, bandera del modernis
mo macrista, representó en el presupuesto 2020 sólo un 13% de lo pre
supuestado en 2017. La lista podría seguir, pero a efectos de la extensión
se resaltará como último punto lo destinado a los docentes. La partida
para la Formación Docente estuvo congelada entre 2016 y 2020 en torno
a los $ 1.4 millones, los cual implicó una caída real del 200% durante
ese período a causa de la inflación. En términos salariales, durante el
período 2016-2020, los recursos del Programa del Fondo Nacional de
Incentivo Docente y Compensaciones Salariales descendieron un 34%
en términos reales.
Otro dato del informe resulta esclarecedor sobre las causas de estos
recortes, que a su vez evidencian las prioridades de este sector político.
“En el año 2016, Argentina había presupuestado aproximadamente la
misma cantidad de fondos para deuda que para educación. En 2020, los
fondos para deuda están en una relación de 4 a 1 con respecto a aque
llos destinados a educación. La relación deuda educación que surge de
los presupuestos nacionales creció sin excepciones durante todo el
perío
do: 0,8 en 2016; 1,5 en 2017; 2,0 en 2018; 3,3 en 2019 y; 3,8 en 2020”
señala el escrito, y no hace falta aclarar mucho más. Aunque Macri es
criba twits y abra fundaciones educativas, lo cierto es que en todas sus
gestiones destruyó los recursos reales destinados a la educación.
AJUSTE HISTÓRICO EN LA PROVINCIA DE VIDAL
El recorte presupuestario entre 2016 y 2019 para educación en la PBA
alcanzó los $64.709 millones, lo cual significó una caída del 27,1% con
respecto a los números de la gestión anterior. “Desde la apertura demo
crática desde 1983, la educación en la provincia de Buenos Aires no
sufría un ajuste estructural como el observado entre los años 2016 y
2019. Todos los indicadores de financiamiento educativo se vieron re
ducidos de forma conjunta e inédita en la historia de la educación de la
provincia de Buenos Aires” expresó en su momento Agustín Claus, esp
ecialista en economía de la educación y autor de una serie de informes
sobre la evolución de los presupuestos educativos y sus ejecuciones,
que pueden consultarse en la web de CIPPEC (Centro de Implementa
ción de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) “una orga
nización independiente, apartidaria y sin fines de lucro que produce cono
cimiento y ofrece recomendaciones para construir mejores políticas
públicas” según su propia definición.
Los números del desfinanciamiento educativo bonaerense durante la ges
tión Vidal han sido permanentemente denunciados por el gobierno de Kici
llof, y tuvieron expresiones como el conflicto sindical docente más largo
de la historia de la provincia, el cierre de más de 40 establecimientos
educativos, y el imperdonable suceso de la explosión en la Escuela Nº 49
“Nicolás Avellaneda” de Moreno, que se cobró la vida de la vicedirectora
Sandra Calamano y el portero Rubén Rodríguez. Las pésimas condiciones
edilicias del establecimiento habían sido denunciadas al gobierno provin
cial unos meses antes, juntos con muchos otros casos similares de la pro
vincia, frente a lo cual la única respuesta fue una inacción negligente que
terminó en esa tragedia.
El PRO tiene en su ADN el marketing político. Por sus venas corre un
talento inusual para la generación de discursos que aprovechen la coyun
tura para sacar una tajada, independientemente de lo que muestre la
realidad de sus acciones. La promesa de campaña de “pobreza 0” y la
realidad de su incremente en diez puntos a lo largo del mandato Macri
es tal vez el ejemplo más acabado de este modus operandis amarillo.
Pero, aunque se entiendan las reglas del juego político, lo que no deja
de sorprender es su falta absoluta de todo límite. En medio de una pan
demia mundial y en el peor momento de ese proceso en el país, el macris
mo hoy devenido en larretismo sigue fiel a su conducta de vender lo que
haya que vender para desgastar al adversario, sin importar las conse
cuencias. Un accionar que se vuelve cada vez más peligroso, en una so
ciedad hiper polarizada, con el tsunami COVID llevándose todo puesto y
el invierno y las elecciones por delante.
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Fuente: Diagonales