Apenas a unos días de la presentación oficial de FE en Dolores, Alfredo “Tati” Meckievi habla acerca del proyecto que encaran a través de ese espacio, que buscará integrar las diferentes demandas de la comunidad en un programa de trabajo conjunto que ya empieza a perfilarse.
* Por Ana Tamagno para eldolorense.com
* Por Ana Tamagno para eldolorense.com
-¿Cómo se vienen posicionando en la ciudad? ¿Qué proyectos tienen?
Estamos construyendo un proceso que tiene una serie de pasos. En ese sentido, la casa que inauguramos en Buenos Aires 353 nos está permitiendo darnos una organización que por un lado pretende la conformación de equipos de estudio de las distintas problemáticas municipales, a imagen y semejanza de cómo está organizada la Municipalidad. El objetivo es en muy poquito tiempo poder tener armadas todas las áreas, todas las secretarías, no con las mismas personas que eventualmente ocuparían ese lugar, sino con coordinadores que abran la discusión, el análisis, la elaboración de las propuestas y el seguimiento de la situación en la que cada una de esas áreas se encuentra en la Municipalidad, a fin de que tengamos la posibilidad de ofrecerle a la comunidad, en tanto y en cuanto se formule la postulación, un plan de gobierno, y así -en la medida en la que accedamos al gobierno municipal- no arrancar con improvisaciones sino con la adecuada información y lo más adelantados posible en los grandes trazos, las grandes líneas en las cuales tendríamos que avanzar de llegar a ser gobierno.
-Esas líneas, esos ejes principales, ¿cuáles serían?
Yo siempre tuve una concepción de gestión en la que no existan áreas que no estén vinculadas entre sí. Cuando fui Intendente creé por eso el Consejo Social Municipal, figura que hasta entonces no existía. Había, sí, alguien que se ocupaba de lo que se llama “bienestar social” o “acción social”. Bueno, precisamente por eso es que se creó el Consejo Social -más allá de que hoy se ha modificado, ya que lo han cambiado – y nuestra propuesta es volver a la ideal original de ese Consejo, integrando un conjunto de distintas áreas municipales que interactúen óptimamente entre sí. Hoy en día uno ve que lo que se llama Consejo Social volvió a ser lo que nosotros precisamente no queremos que sea, que es una máquina de entregar cosas -en la medida que las tengan- sin una visión integral de la problemática social en toda su magnitud. Nuestro Consejo Social iba actuando en coordinación del área de Salud y las demás áreas, y entonces cuando nosotros trabajábamos en un barrio con algún chico, o con aquel que se acercaba con una demanda material, el abordaje que se le hacía era integral: venía la asistente social del barrio a evaluar cuál era la problemática de esa familia. Si un chico no tenía la libreta sanitaria al día, se derivaba al área de Salud. Si tenía ausentismo en la escuela, si tenía hermanos en la misma situación o no, se veía en el mayor detalle posible cuáles eran las condiciones en las que vivía todo el núcleo familiar y no sólo el individuo. Digamos que abordábamos a cada individuo como una integralidad, en un contexto, más allá del reparto de un elemento frío y aislado. Por eso mismo el Consejo Social era también el ámbito de organización de las salas periféricas, que fueron una creación de nuestra gestión. Cuando llegamos no existían las “salitas”. Hoy uno las tiene ya incorporadas, pero en ese momento no existían. Existía, sí, en la Escuela n° 15, algo que potenciamos, ampliamos y organizamos de la manera en que lo hicimos, que era un atisbo de lo que terminó siendo. Y luego fuimos creando las demás con ese mismo objetivo: el de un abordaje integral. Y ese abordaje integral tiene escalones. Nosotros, por ejemplo, trabajábamos en deportes no como una búsqueda del profesional deportivo, sino como una estrategia para la contención durante la edad de mayor riesgo y de mayor necesidad de los chicos, y por esto es que consideramos esta área que tiene que tener una oferta lo suficientemente amplia, para ser lo más abarcativos posible. Nosotros teníamos creo que diecisiete categorías distintas, incluyendo aún a aquellos que no tenían aptitud deportiva, lo que buscábamos canalizar con actividades como el campamentismo, las caminatas... Buscábamos dar una oferta tan variada que pudiera retener a todo aquel que se acercara al lugar, porque eso es lo que genera sociabilización, contención y actividades positivas en los chicos, que tienden a mirar al profesor como a un líder, un ejemplo a seguir, dentro del marco de relaciones que los saca del aislamiento en el que pueda estar si tienen demasiado tiempo libre no aprovechado. Y lo mismo hacíamos en cuanto a la oferta cultural. No te olvides de que en nuestra gestión jerarquizamos lo que normalmente eran direcciones, como deporte o como cultura, transformándolas en secretarías, con una estructura sólida para el desarrollo de la infraestructura que hoy existe, que fue producto de nuestra gestión. En el caso de Cultura, nos movilizamos para conseguir el edificio y darle la categoría de Secretaría –lo cual la oposición en ese momento ni la consideraba así- y tener una interesante variedad de talleres, que son también bocas de contención y desarrollo de aptitudes, pero fundamentalmente de contención. Eso es buscar una integralidad, ya que el proceso formativo de un chico es donde tiene que tenerse el abordaje más importante. Entonces, esta es una visión que hoy, aparentemente, no es compartida, porque en la actualidad todo esto que te menciono está compartimentado, fracturado.
-¿Te parece además que hoy algunas cosas estén demasiado centralizadas?
Sí. Por la concepción de jefe. Todo el mundo quiere ser “el que da”. “Yo te doy”, “pedime a mí”. Y ese mecanismo asistencialista centraliza poder pero empobrece el espíritu de la comunidad y de aquel que debe ser beneficiario de ese servicio. Porque es casi una actitud de trueque, porque a eso se le suma, hoy día, el “a quién pertenecés”, “de quién sos”, “a quién votás”. En su momento, en nuestra forma de organización, las que manejaban la distribución de los elementos eran las asistentes sociales. Nunca jamás, y arriesgo que alguien diga que no fue así, cuando había una demanda me la iban a pedir a mí. La gente no iba a ver al Intendente, y si alguien así lo hacía yo le decía “de qué barrio sos” y lo derivaba a la salita que le correspondiese, porque la contención y el abordaje de las problemáticas debía ser siempre desde esa visión. Si no, caemos en la nocividad de que “el jefe te da”, que creo que es retrógrado, inconveniente, y además genera la atomización de la ciudad. Porque la mayoría de las veces detrás del hambre hay otras angustias, y ni no abordamos la demanda como es debido nos topamos con la imposibilidad de poder intervenir sobre otros aspectos y otras necesidades. De esta forma, en cambio, nosotros hemos podido descubrir más complejidades en decenas de familias, cuando a partir de un pedido de ayuda puntual se establecía un vínculo mayor con la situación general de esas personas.
-¿Cómo ves el conflicto social en Dolores, sobre todo en relación a la inseguridad, la problemática de las drogas, a la falta de viviendas…?
Bueno, la gestión actual carece de políticas. No hay política. Se hace partidismo. Se actúa en función del voto, del “hago si me apoyás”, “te doy si estás conmigo”, y no hay una decisión general de gestión. Cuando todo eso se resquebraja, el individuo se aísla y se generan las condiciones de buena parte de la situación que vivimos hoy. Acerca del tema de la droga: no hay políticas. Yo me pregunto ¿cuál es el área municipal que se ocupa del abordaje de esta problemática? ¿quiénes son los funcionarios? ¿quiénes son los que están trabajando? ¿desde qué lugar se hace, desde qué lugar se trabaja esa problemática? Desde ningún lado. Sí hay personas designadas. Pero uno ha visto que no hay un plan, no hay una acción. Hay gente cobrando sueldos en funciones hasta el momento irrisorias. Tenemos secretaria de educación y no hay ninguna política que esté justificando el desempeño de este rol ni de su cargo. Entonces se está desintegrado, y el abordaje de un tema como la seguridad es la cola de un problema que se inicia mucho antes. Digamos que cuando ya tienen que actuar, cuando ya tenés el hecho delictivo, es porque estás ante el fracaso de todo el proceso anterior. Eso se tiene que atacar, y por supuesto que hay que atacar el hecho concreto delictual. Todo esto se tiene que hacer en una política que debe estar integrada entre el accionar judicial, policial, y el político municipal. Pero vemos que el Intendente se pelea con la policía, se pelea con los fiscales para ver a quién le echa las culpas y en realidad no se hace cargo de cómo coordinar y obtener el resultado que quiere obtener. Y además está todo el proceso anterior, que es evitar que ese chico –porque en general son menores- llegue a esta situación, ocupándose de la seguridad desde la formación, desde la contención, desde la visualización integral de la problemática que hay en el lugar donde este chico se desarrolla. No sólo tiene que ver con evitar el delito, sino con demostrar la vocación de cómo prevenirlo y cómo resolverlo. Nosotros llegamos a tener 4.500 chicos que pasaban al año por el Polideportivo en distintas actividades. Mirá vos si no estás abordando un margen significativo de posibilidad de formación, de contención, de visualización de problemáticas y de abordajes. Qué quiero decir, ¿que el delito era cero? No. Pero por cierto era mucho menor que el de hoy. Lo que creo es que la vocación y el trabajo desde esta forma generaba mejores consecuencias que las que hoy se generan en esta política que es el no ocuparse.
¿Y cómo se apuntaba desde esa perspectiva a fortalecer el tejido social?
Es que ese era el objetivo. Porque -por ejemplo con el caso del Polideportivo- otro tema que nos pasó era que nos decían que si se tiene una diversidad de piletas, de clubes, entonces para qué queríamos tener también el Polideportivo. Y bien, porque apenas una cuarta parte de la población tiene acceso a todo eso. Y además está aquel que decide o no ir. Nosotros no esparábamos sólo que vinieran, salíamos a buscar a los chicos con los docentes, con los profesores, a los que de otro modo serían alumnos perdidos, y luego los integrábamos con todo aquel que pudiéramos desde los distintos niveles y así generábamos precisamente tejido social, viniera el chico de una situación económicamente holgada o fuera uno carenciado, porque esa interacción es la que genera una mayor integración social. Ese es uno de los principales objetivos que hay que retomar, porque yo creo que sigue pasando, centralmente, la famosa historia del árbol: el árbol con el tutor, el árbol cuidado, el fortalecido en sus raíces seguramente tenga mejores frutos. Y creo que esta etapa es esencialmente necesario que lo haga la Municipalidad, porque las áreas provinciales o nacionales no tienen este contacto ni esa posibilidad. Entonces, cuando algún Intendente dice preocuparse por la seguridad yo me pongo a mirar si tiene si tiene dirección de niñez, ¿no tiene un área de niñez, no tiene allí un abordaje? ¿Cómo están los hogares? ¿cómo está el área de deportes? Entonces, si veo que eso está fortalecido, dinamizado e insertado, creo que ese Intendente tiene una preocupación real. Si no tiene esas áreas en condiciones, es inútil. Hay que reconstituir la contención y el abordaje de aquello que mientras funciona no se ve. No sabés cuánto pueda estar afectando, pero sin ninguna duda es significativo.
-Desde este proyecto cómo encararían el trabajo con organizaciones intermedias, con los comedores barriales y organizaciones que han surgido en el último tiempo que quizás no estén siquiera oficializados pero cuyo trabajo es visible en los barrios.
Durante la etapa de la crisis económica que sufrió el país se pusieron de moda, surgieron con mucha fuerza las agrupaciones solidarias. Todo este tipo de cuestiones son los síntomas de la no solución de una demanda social por parte del Estado. Se cubren vacíos. La gente no encuentra una respuesta y dice bueno, qué hacer. Por ahí uno reclama, el otro protesta, y en un momento deciden organizar aquello que no está en el Estado. Aquello que no cubre el Estado lo salgo a cubrir yo, me junto con otros vecinos y buscamos dar respuestas a la situación. Lo ideal en estos casos es estar nucleados. Nosotros teníamos muchas de estas organizaciones nucleadas, también en el Consejo Social. Incluso las Iglesias Evangélicas, que ejercían y siguen ejerciendo una tarea muy significativa en distintos sectores de la comunidad. Nos apoyábamos en el desarrollo y en el contralor de muchas cosas, inclusive para la distribución de elementos y cobertura de necesidades a partir del trabajo que ellas hacían. Creo yo que toda organización intermedia –por llamarles de alguna manera- está demostrando primero compromiso social por parte de quien lo hace y segundo está cubriendo un rol que el Estado no cubre seguramente, o no lo cubre adecuadamente. Entonces, lo ideal es de alguna manera tratar de integrarse e interactuar para el logro de esos fines, que también son logros que al Municipio le interesa que se concreten.
-Para cerrar, algo del panorama local que quieras rescatar, a lo que apunte este proyecto.
Mirá, yo he tenido la suerte en mi vida política de transitar distintas funciones. Esta postulación tiene mucho más que ver con querer darle a mi comunidad aquello en lo que pueda uno servir o resultar útil, y en la medida en que perciba que hay interés en que uno cubra ese rol. Generalmente, lo que me pasó a mí, es que era yo mismo el que quería ser para hacer por la ciudad, era yo el que quería tener esa posibilidad. Hoy siento que esto está naciendo de una manera distinta. No era tanto que la gente me lo pedía, yo quería y le decía a la gente que me de una oportunidad. Ahora siento que este proceso tiene otras características. Y lo estoy haciendo en la medida en que me parece escuchar una demanda en la dirección de que pueda cumplir con ese rol. Entonces para mí, de aquí al momento en que se lance oficialmente una postulación hay un tiempo en el que quiero observar y me interesa que la gente se manifieste en forma responsable y civilizada. No tiene que ser ni a los besos ni a las pedradas, según la opinión; pero que se sepa que estoy a expensas de mirar qué tipo de adhesión puede haber a esta postulación, porque estoy dispuesto a hacerlo si hay apoyo y si siento que buena parte de la comunidad quiere una gestión como la que yo podría encarar. Si eso está claro, todo lo que hagamos me irá permitiendo ver con más claridad, equivocarme menos en el análisis y estar dispuesto a asumir el resultado de lo que recoja como opinión de la comunidad.
-En relación a eso, ya que planteás que esta vez es una dialéctica inversa desde la comunidad: todo ese abanico tan amplio en cuanto a edades, ocupaciones, procedencia e intereses de gente que se interesa por este proyecto, ¿cómo pueden hacer para acercarse a subsanar dudas o aportar ideas?
La casa que está aquí en Buenos Aires 353 tiene como objetivo precisamente que la gente pueda acercarse y tomar contacto con quienes estén en ese momento. Yo en general trato de estar viernes, sábado y domingo, pero siempre quienes están aquí saben cuándo estoy con seguridad yo. Y el resto de los días la idea es vincularse a la actividad con la que más afines se sientan. Hay gente que ha venido con alguna idea que no teníamos, y pueden incluso integrarse a una comisión de trabajo, o simplemente venir a decir que algo les parece necesario de analizarse para elaborarlo. Tenemos tiempo para evaluarlo, para analizarlo, para ver por qué sí o por qué no. Y cualquier ciudadano puede acercarse. A nosotros incluso nos sirve alguien que diga “yo no sé qué voy a hacer, si los voy a votar a ustedes o no, pero me importa que alguien se ocupe de estudiar este tema, o de mirar esta temática desde este punto de vista”, cosa que suele pasar muy a menudo con el tema seguridad. Con este tema hay mucha gente que se acerca, no para votarte, no para nada en particular. Vienen y te plantean una cuestión concreta, te proponen alguna cosa. Bueno, si alguien tiene ideas que quiere desarrollar, que se acerque. Si alguien quiere ver cómo integrarse y aprender –porque yo lo que quiero es que esto sea como una escuela, esto es algo muy importante para mí de transmitir-. Yo lo que quiero es que en este espacio aprendamos todos de todos. Y lo que les he pedido también a quienes fueron mis funcionarios es que se acerquen y ayuden, porque aquel que ha sido funcionario tiene experiencia práctica y no hay que desperdiciarla. No quiere decir que vayan a volver a ser funcionarios, ni que no lo vayan a ser, pero esa experiencia es muy importante y capitalizable. Este es un país que muchas veces no utiliza la experiencia, donde aquel que se forma en algo luego se va con sus conocimientos; o está el que viene y borra todo lo previo, hasta lo que se deja en las computadoras, cosa que nos pasó a nosotros: llegaron y borraron todo los relevamientos que teníamos, toda la información que dejamos desapareció, que es lo que nos han contado los propios empleados. Y eso es contraproducente. Lo que nosotros buscamos es que entre todos podamos sumar. Que venga alguien que diga “yo no tengo conocimientos acerca de cada área pero quisiera aportar desde mi lugar, quisiera ver como trabajan e integrarme porque tengo deseos de participar”. Y bueno, todas las áreas van a estar funcionando para que tengamos una escuela de formación, para que haya un aprendizaje de la cosa pública. Y estamos dispuestos a invertir todo el tiempo necesario para sentarnos a analizar, discutir y demás, así la conclusión sea un no. Porque el proceso para llegar al no es un proceso que también nos enriquece, del que se aprende siempre algo.
Nuestro objetivo es -más allá de la pertenencia partidaria- tener un proyecto colectivo, un proyecto municipal abarcativo de todos aquellos que más allá de cualquier ideología tenemos la dirección común de ver a la ciudad en mejores condiciones. Creo que esto lo tenemos ganado en el sentido de que nuestras gestiones han sido así: con nosotros han tenido funciones muy altas tanto gente del radicalismo, como del MID, de la UCD, o del vecinalismo inclusive cuando hubo un partido vecinal, como podrían ser de cualquier fuerza política. Hemos abierto cargos de secretarios, no cargos menores, para compartir un proyecto municipal. Más allá de que cada uno en el orden provincial o en el día de mañana en el orden nacional pueda tener otro tipo de lineamiento, nuestra idea es que el proyecto municipal pueda ser de una base mucho más amplia que la del sesgo ideológico que hacia arriba cada uno tenga.
* Por Ana Tamagno para eldolorense.com