La CGT mete presión para elevar el mínimo no imponible de $ 5.782 a $ 12.000. El impuesto está generando un fuerte perjuicio a miles de empleados, tanto en la actividad privada como en la administración pública. |
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El impuesto a las Ganancias, ante el elevado índice de inflación, se está convirtiendo en una mochila cada vez más pesada para miles de asalariados, entre ellos muchos empleados públicos
de distintas reparticiones de la Provincia.
No es casualidad que el líder de la CGT, Hugo Moyano, esté metiendo cada vez más presión para que el Gobierno eleve el mínimo no imponible a partir del cual se aplica este gravamen. Con ese objetivo, el titular de la central obrera tiene previsto realizar “una asamblea de 80 mil trabajadores” el próximo 15 de diciembre -en el estadio de Vélez o de Huracán- para ratificar el reclamo de su sector.
“Vamos a definir las políticas a seguir. Es una vergüenza que el Gobierno se quede con el dinero del salario de los trabajadores”, remarcó Pablo Moyano, uno de los hijos del lider de la CGT, al fundamentar el pedido de los camioneros. “Si quieren tomar como una amenaza, que se tome como una amenaza”, azuzó Facundo Moyano, hermano de Pablo, que es diputado nacional electo y líder de la Juventud Sindical. El objetivo de la CGT es llevar el mínimo no imponible a $ 12.000.
Según datos oficiales, 1,5 millones de trabajadores actualmente son alcanzados por el impuesto a las Ganancias. Esta cifra, que equivale al 20% de los empleados en relación de dependencia.
En la actualidad son alcanzados por este impuesto todos los empleados solteros en relación de dependencia, luego de los descuentos de jubilación y salud, que tienen un ingreso de bolsillo de más de $ 5.782 mensuales y los casados con dos hijos que cobran en mano más de $ 7.998 mensuales. Por eso tiene especial incidencia en trabajadores camioneros, petroleros y metalúrgicos. Pero también está afectando a numerosos trabajadores de la administración pública provincial, especialmente a aquellos que tienen más años de antigüedad.
“En la Provincia, afecta principalmente a los empleados del Ministerio de Economía, Arba y los organismos de la Constitución, como Fiscalía de Estado, Tribunal de Cuentas, Tesorería y Contaduría General”, afirmó a Hoy el economista Alberto Breinlinguer. Y agregó: “Hay muchos casos de personas que, cuando se le debita el impuesto a la Ganancias, llegan a perder cerca del 50% de su aguinaldo. El Estado actúa como agente de retención, por lo que el descuento en el salario del trabajador es automático”.
Actualización
El mínimo no imponible debería actualizarse en función de una decisión política del Gobierno nacional. Aumentó un 20% en el mes de abril, pero luego no se volvió a actualizar, pese a que el costo de vida estuvo por encima de ese indicador. Si se hubiese ajustado por la inflación real en los últimos años, el piso salarial que regía antes de la tan criticada reforma de José Luis Machinea, del año 2000, debería rondar ahora los $ 8.500 para los trabajadores solteros.
Por ese motivo, mientras en el pasado Ganancias afectaba al personal jerárquico de las empresas, como gerentes, supervisores o capataces, ahora miles de operarios simples y empleados oficinistas quedan atrapados en las escalas de Ganancias.
“Una tabla muy mal estructurada”
En diálogo con Hoy, el economista Arnaldo Bocco, exdirector del Banco Central, sostuvo que el impuesto a las Ganancias que pagan los asalariados “es una mecánica que introdujo (el ministro de Economía de la Alianza, José Luis) Machinea, quien confirmó una tabla que estuvo siempre muy mal estructurada y que hace que en cada aumento salarial se corra el riesgo de que, si no se modifica el mínimo no imponible, una buena cantidad de trabajadores termina pagando el impuesto a las Ganancias de manera inequitativa”.
“Incluso muchas veces genera que los trabajadores pagan más impuestos a las Ganancias que sus jefes y entonces mucha gente ni siquiera quiere que se le aumente el sueldo, porque de esa manera no se ven capturados por una licuación de las ganancias que le termina detrayendo una parte del aumento”, apuntó el economista. Y concluyó: “Yo creo que esto debería ser modificado. De una vez por todas habría que sincerar y modificar ese aumento”.
Nueva disputa con ”los gordos”
El jefe de la CGT, Hugo Moyano, ironizó ayer con que nadie lo culpe de pagarle al titular del gremio Luz y Fuerza, Oscar Lescano, “para que me haga propaganda” cuando sostiene que el camionero debería alejarse de la conducción de la central obrera.
“La mejor propaganda que puedo tener es que me critique”, enfatizó Moyano, durante un acto en la provincia de Neuquén, que se realizó antes de conocerse el fallecimiento de su hijo (ver página 2).
El miércoles pasado Lescano había insistido en reclamar la renuncia de Moyano al advertir que la CGT se quedó sin “gestor” para los “problemas de los trabajadores” porque el líder de Camioneros “fracasó” con su “proyecto político” y terminó “distanciado” de la presidenta Cristina Fernández. En ese marco, el jefe de la CGT también pareció criticar al sector de los denominados “gordos” en lo que hace a su planteo de aprobación de una ley de participación de los trabajadores en las ganancias empresarias: “Seguramente algunos pares nuestros, que han salido de las catacumbas, están preocupados porque tendrán una actitud empresaria”.
Moyano insistió en que “mientras sea” el titular de esa central obrera no se detendrá “hasta que los trabajadores tengan su parte de las ganancias”.