Amado Boudou quedó desconcertado con las declaraciones de la senadora santafesina Roxana Latorre, quien avisó que se abstendría en la votación del pliego de Daniel Reposo, pues la consideraba un voto asegurado. Era la antesala de la renuncia de su postulación. Su mano derecha, "Juanchi" Zabaleta, recorría los despachos para consultar qué estaba sucediendo. La maniobra
"No me pareció un candidato adecuado, por eso quise expedirme después de la audiencia pública", dijo la senadora santafesina Roxana Latorre, y agregó: "No conoce el reglamento de ingreso de fiscales en la procuración. Tiene demasiados baches para un lugar tan trascendental, teniendo en cuenta que estuvo Righi en ese lugar, desempeñando dignamente su tarea".
La decisión de Latorre de no acompañar el pliego de Daniel Reposo para el cargo de Procurador General de la Nación dejaron desconcertado a Amado Boudou, que seguía atentamente todos los movimientos en el Senado. Es que fue el propio vicepresidente quien inició la embestida contra Esteban Righi y propuso en su lugar a Reposo, en medio de la investigación judicial que lo vincula con la ex Ciccone Calcográfica.
Boudou no comprendía los dichos de Latorre, pues la consideraba un voto seguro. En rigor, la senadora santafesina viene acompañando en las últimas votaciones importantes al kirchnerismo. Su relación con el titular del bloque oficialista, Miguel Ángel Pichetto, alimentaron la desconfianza del ex ministro de Economía.
Sucede que la llegada de Boudou generó algunos roces con Pichetto. El vice puso "Juanchi" Zabaleta como secretario administrativo, para que sea su mano derecha el que maneje todos los contratos de la Cámara Alta. El histórico líder de la bancada K nunca soportó los manejos de "patrón" que comenzó a tener Zabaleta, a quien en febrero responsabilizó de la avanzada de La Cámpora por quedarse con las prosecretarías parlamentarias, finalmente impedida por el bloque oficialista.
Cuando Latorre comenzó a ratificar que se abstendría, Zabaleta recorrió desesperado los despachos del Senado para intentar averiguar que estaba sucediendo. A los gritos, consultaba a los legisladores, sin cormprender si era una maniobra de distracción para que el martes aparezcan más abstenciones o si efectivamente le estaban quitando el apoyo a Reposo desde "arriba" porque no había forma de que alcanzaran con los votos para respaldarlo.
Sonia Escudero había avisado que votaría en contra por lo que ya eran 24 los que no avalaban el pliego sobre 70 presencias, por la abstención de Latorre y la ausencia de Carlos Menem. Además de contar con el apoyo de los aún indecisos del peronismo federal, alguno de los que ya se habían expresado en contra debía abstenerse para que Reposo pudiera llegar a la procuración. Pero nada de eso era posible.
La calma que reinaba en el Senado sorprendió a Escudero, quien intuyó que el kirchnerismo ya tenía los acuerdos cerrados para que con ausencias y abstenciones, la sesión tuviera un final feliz para el Gobierno.
En la Presidencia de la Cámara advirtieron que es escenario era impensado. Pichetto ya no estaba disponible y Zabaleta no tenía un interlocutor válido que le confirmara que no había más por hacer para que el protegido de Boudou y titular de la Sigen sea también jefe de fiscales. Tampoco sabía que Zannini ya había contactado a la fiscal Alejandra Gils Cargó para que sea la próxima candidata a procuradora.
La factura de Zannini
Tal como había revelado LPO, Zannini quedó dolido por la salida de Righi, histórico guardaespaldas judicial de los Kirchner. La renuncia del ex procurador, el secretario Legal y Técnico perdió un nexo clave con el mundo judicial; se trataba de un engarnaje clave en esa tarea.
El "Chino" Zannini fue juez e incluso presidente del Tribunal Superior de Justicia de Santa Cruz. Esos antecedentes -además de su cercanía con los Kirchner- lo convirtieron en el guardaespaldas judicial del matrimonio. De hecho, piloteó las dos causas más complicadas que debieron atravesar desde la llegada a la Casa Rosada: la de los fondos de Santa Cruz y la de enriquecimiento ilícito.
En esta última causa, Zannini ofició de interlocutor entre los Kirchner y el abogado que los defendió, Fabián Musso, del estudio que Righi comparte con Ana García –su mujer- y María José Labat. El resultado -en ambas casos- fue el sobreseimiento, producto del eficiente engranaje que estableció con la conexión de Righi.
La embestida de Amado Boudou contra el entonces procurador, en medio de las acusaciones por su vinculación con la causa Ciccone Calcográfica, dinamitó esos puentes. Más tarde vendría la postulación de Reposo, un hombre muy cercano al vice y con pocos antecedentes académicos y técnicos para ese cargo. Ayer, le cobró esa factura.
No es casualidad que para el cargo finalmente será propuesta Alejandra Gils Carbó, fiscal general ante la Cámara de Apelaciones en lo Comercial y protegida del "chino". Se trata de una fiscal de larga trayectoria, que mantuvo un fuerte enfrentamiento con el grupo Clarín en 2007, cuando todavía la empresa tenía buena relación con el Gobierno nacional, vía Alberto Fernández.
Boudou no comprendía los dichos de Latorre, pues la consideraba un voto seguro. En rigor, la senadora santafesina viene acompañando en las últimas votaciones importantes al kirchnerismo. Su relación con el titular del bloque oficialista, Miguel Ángel Pichetto, alimentaron la desconfianza del ex ministro de Economía.
Sucede que la llegada de Boudou generó algunos roces con Pichetto. El vice puso "Juanchi" Zabaleta como secretario administrativo, para que sea su mano derecha el que maneje todos los contratos de la Cámara Alta. El histórico líder de la bancada K nunca soportó los manejos de "patrón" que comenzó a tener Zabaleta, a quien en febrero responsabilizó de la avanzada de La Cámpora por quedarse con las prosecretarías parlamentarias, finalmente impedida por el bloque oficialista.
Cuando Latorre comenzó a ratificar que se abstendría, Zabaleta recorrió desesperado los despachos del Senado para intentar averiguar que estaba sucediendo. A los gritos, consultaba a los legisladores, sin cormprender si era una maniobra de distracción para que el martes aparezcan más abstenciones o si efectivamente le estaban quitando el apoyo a Reposo desde "arriba" porque no había forma de que alcanzaran con los votos para respaldarlo.
Sonia Escudero había avisado que votaría en contra por lo que ya eran 24 los que no avalaban el pliego sobre 70 presencias, por la abstención de Latorre y la ausencia de Carlos Menem. Además de contar con el apoyo de los aún indecisos del peronismo federal, alguno de los que ya se habían expresado en contra debía abstenerse para que Reposo pudiera llegar a la procuración. Pero nada de eso era posible.
La calma que reinaba en el Senado sorprendió a Escudero, quien intuyó que el kirchnerismo ya tenía los acuerdos cerrados para que con ausencias y abstenciones, la sesión tuviera un final feliz para el Gobierno.
En la Presidencia de la Cámara advirtieron que es escenario era impensado. Pichetto ya no estaba disponible y Zabaleta no tenía un interlocutor válido que le confirmara que no había más por hacer para que el protegido de Boudou y titular de la Sigen sea también jefe de fiscales. Tampoco sabía que Zannini ya había contactado a la fiscal Alejandra Gils Cargó para que sea la próxima candidata a procuradora.
La factura de Zannini
Tal como había revelado LPO, Zannini quedó dolido por la salida de Righi, histórico guardaespaldas judicial de los Kirchner. La renuncia del ex procurador, el secretario Legal y Técnico perdió un nexo clave con el mundo judicial; se trataba de un engarnaje clave en esa tarea.
El "Chino" Zannini fue juez e incluso presidente del Tribunal Superior de Justicia de Santa Cruz. Esos antecedentes -además de su cercanía con los Kirchner- lo convirtieron en el guardaespaldas judicial del matrimonio. De hecho, piloteó las dos causas más complicadas que debieron atravesar desde la llegada a la Casa Rosada: la de los fondos de Santa Cruz y la de enriquecimiento ilícito.
En esta última causa, Zannini ofició de interlocutor entre los Kirchner y el abogado que los defendió, Fabián Musso, del estudio que Righi comparte con Ana García –su mujer- y María José Labat. El resultado -en ambas casos- fue el sobreseimiento, producto del eficiente engranaje que estableció con la conexión de Righi.
La embestida de Amado Boudou contra el entonces procurador, en medio de las acusaciones por su vinculación con la causa Ciccone Calcográfica, dinamitó esos puentes. Más tarde vendría la postulación de Reposo, un hombre muy cercano al vice y con pocos antecedentes académicos y técnicos para ese cargo. Ayer, le cobró esa factura.
No es casualidad que para el cargo finalmente será propuesta Alejandra Gils Carbó, fiscal general ante la Cámara de Apelaciones en lo Comercial y protegida del "chino". Se trata de una fiscal de larga trayectoria, que mantuvo un fuerte enfrentamiento con el grupo Clarín en 2007, cuando todavía la empresa tenía buena relación con el Gobierno nacional, vía Alberto Fernández.