Por lo bajo, dirigentes radicales expresan su descontento con el funcio
namiento de Cambiemos en la Provincia y protestan por la centralidad
en la toma de decisiones y la falta de debate interno.
calismo quiere tener parte en la discusión: dónde se va a hacer y
cómo. Si bien en la jurisdicción que gobierna María Eugenia Vidal no
se experimentó la misma tensión que a nivel nacional en los últimos
días, sí hay cierto malestar que se arrastra desde hace tiempo.
Una mesa común para discutir todo. Eso es lo que reclama, también,
el radicalismo bonaerense, aunque por lo bajo. Son conversaciones
subterráneas, informales, que llegan de manera esporádica a oídos
oficiales.
En público, los dirigentes reconocen que la falta de consulta que el
centenario partido alega en el orden nacional (que le plantearon los
gobernadores radicales y Ernesto Sanz a Mauricio Macri en la Quin
ta de Olivos) no se traslada a nivel provincial.
“Cambia la situación en la Provincia porque el vicegobernador está
sentado en el Gabinete”, respondieron desde la cúpula de la UCR
Provincia ante la consulta de La Tecla. La declaración la repitieron
legisladores de extracción radical. “En la Provincia hay un diálogo
constante”, respondió a este medio Daniel Salvador, titular de la
UCR Provincia.
Como asignatura pendiente, varios señalan un aspecto que consi
deran medular: la institucionalización de Cambiemos como coali
ción en la provincia de Buenos Aires. Está claro que Salvador par
ticipa de las reuniones de gabinete y está al tanto de la marcha de
la gestión, pero no que su participación represente una inserción
significativa en las políticas de gobierno.
Para los que buscan una mesa de Cambiemos sostienen que debe
servir para discutir propuestas, ideas a implementar; donde se elijan
los principales funcionarios del gobierno y desde donde se conduz
ca la estrategia electoral. “Lamentablemente, estamos lejos de eso”,
le dijo una fuente a este medio.
Esa institucionalización, remarcó un boina blanca, descomprimiría
las fricciones y los conflictos internos. “No es lo mismo reunirse
cada tres meses, cuando te llaman, que en encuentros periódicos,
ya fijados, donde se discute todo”, reflexionó.
Que la cúpula tenga un diálogo fluido con el jefe de Gabinete, Fede
rico Salvai, y la misma Gobernadora es un aspecto que, por otro
lado, destacan desde los pasillos legislativos. Sin embargo, también
desde quienes ostentan bancas legislativas hay cierta incomodidad
en el tratamiento de algunos temas.
Más allá del reclamo del radicalismo al PRO gobernante, otros pre
fieren que tomen envión los propios reclamos internos. La falta de
reuniones frecuentes para discutir avances y aportes a la gestión
de María Eugenia Vidal son observaciones que se les hacen a las
autoridades del partido de Leandro Alem.
A varios legisladores, toda-vía les dura la bronca por lo que ocurrió
con Farmacity. El proyecto del massista Lisandro Bonelli para decla
rar de carácter “taxativo” las actuales limitaciones que tiene la
cadena para desembarcar en la Provincia puso en aprietos a más
de un radical. La ley 10.606, que establece ese requisito, se aprobó
a instancias del ex gobernador radical de la Provincia , Alejandro
Armendáriz.
“A veces, ese diálogo de funcionarios no trasciende hacia abajo y
genera mucho ruido. No todos pensamos lo mismo, y no queda mu
cho margen para seguir tensando”, apuntó un legislador. La declara
ción de limitación contra Farmacity se aprobó con la unión de la opo
sición y gracias a que cuatro legisladores de Cambiemos -tres de
ellos radicales- se ausentaron. Varios correligionarios hubieran que
rido hacer lo mismo.
Con todo, las diferencias internas del radicalismo pueden alcanzar
mayor visibilidad en los próximos meses. El 29 de octubre serán las
elecciones internas, en las que Daniel Salvador buscará obtener res
paldo a su figura. Sin embargo, algunos piden un cambio. Y que “el
jefe” partidario no sea alguien con cargo, tal como señaló días atrás
Ricardo Alfonsín a La Tecla. Varios sectores coinciden en que no pue
de permitirse división alguna. De todos modos, los reclamos no desa
parecen.