Comenzó el juicio contra los cuatro efectivos de la Bonaerense que ingresaron a robar a unos vecinos de Mar del Tuyú y se terminaron baleando con sus colegas. El detalle y la historia.
- Por Gabriela Urrutibehety
g.urruti@entrelineas.info
El 19 de junio de 2010 la familia Macías estaba durmiendo en su casa de Mar del Tuyú cuando golpearon a la puerta. Uno de los hijos abrió porque le dijeron que eran policías, cosa que efectivamente era cierta. Pero lo que nunca imaginaron es que los policías venían a robar y que, luego de hacerlo, se escaparían, se tirotearían con sus colegas y que luego serían detenidos.
Con un fuerte acompañamiento de la comunidad boliviana de La Costa, que manifestó frente a la sala de audiencias, comenzó el juicio contra Diego Abdala, Carlos Tévez, Jorge Pacheco y Miguel Cicovich, todos policías de La Costa, por el delito de “robo agravado por el uso de arma de fuego, en poblado y en banda en grado de tentativa”.
En la primera jornada el Tribunal Oral Nº 2 de Dolores, integrado por los doctores Eduardo Campos Campos, Jorge Tamagno y Analía Ávalos, declaró en primer lugar Juanito Macías, el dueño de casa, quien relató las alternativas de esa noche de hace casi tres años.
“Cuándo me desperté vi dos personas que me apuntaban, me levantan el acolchado, me agarran del cogote y me tiraron al suelo”, relató. “Pensé que era una pesadilla pero estaba despierto”, dijo. Los hombres reclamaban “la plata”, lo que daba una idea de que alguien había vendido el dato en cuestión. En otra habitación había otro delincuente que tenía encañonados a sus hijos de 13, 12 y 3 años mientras otro esperaba en un Peugeot 405, a dos cuadras del lugar.
Uno de los chicos logró escapar y pedir ayuda. Macías tomó un fierro para defenderse, lo que provocó que uno de ellos le pegara con la pistola en la frente y luego la cargara para disparar. La esposa de Macías logró bajarle la mano y en ese momento Macías le pegó en la cabeza. Alertado por el chico que había logrado escapar, ingresó el padre de Macías, que vivía en la casa vecina y ayudó en la defensa de la familia, hasta lograr que los atacantes huyeran.
Los Macías llamaron al 911 y a partir de allí comenzó la persecución policial, incluyendo un tiroteo con los efectivos de la comisaría costera que, al momento de detenerlos, descubrieron que no eran disfrazados sino policías reales... Como señaló oportunamente el abogado de Macías, José Equiza, “sólo faltó que salieran a robar en el patrullero”. La segunda jornada está prevista para el próximo 30 de este mes y en ella hay citados a declarar otros veinte testigos.
WWW.LATECLA.INFO
El 19 de junio de 2010 la familia Macías estaba durmiendo en su casa de Mar del Tuyú cuando golpearon a la puerta. Uno de los hijos abrió porque le dijeron que eran policías, cosa que efectivamente era cierta. Pero lo que nunca imaginaron es que los policías venían a robar y que, luego de hacerlo, se escaparían, se tirotearían con sus colegas y que luego serían detenidos.
Con un fuerte acompañamiento de la comunidad boliviana de La Costa, que manifestó frente a la sala de audiencias, comenzó el juicio contra Diego Abdala, Carlos Tévez, Jorge Pacheco y Miguel Cicovich, todos policías de La Costa, por el delito de “robo agravado por el uso de arma de fuego, en poblado y en banda en grado de tentativa”.
En la primera jornada el Tribunal Oral Nº 2 de Dolores, integrado por los doctores Eduardo Campos Campos, Jorge Tamagno y Analía Ávalos, declaró en primer lugar Juanito Macías, el dueño de casa, quien relató las alternativas de esa noche de hace casi tres años.
“Cuándo me desperté vi dos personas que me apuntaban, me levantan el acolchado, me agarran del cogote y me tiraron al suelo”, relató. “Pensé que era una pesadilla pero estaba despierto”, dijo. Los hombres reclamaban “la plata”, lo que daba una idea de que alguien había vendido el dato en cuestión. En otra habitación había otro delincuente que tenía encañonados a sus hijos de 13, 12 y 3 años mientras otro esperaba en un Peugeot 405, a dos cuadras del lugar.
Uno de los chicos logró escapar y pedir ayuda. Macías tomó un fierro para defenderse, lo que provocó que uno de ellos le pegara con la pistola en la frente y luego la cargara para disparar. La esposa de Macías logró bajarle la mano y en ese momento Macías le pegó en la cabeza. Alertado por el chico que había logrado escapar, ingresó el padre de Macías, que vivía en la casa vecina y ayudó en la defensa de la familia, hasta lograr que los atacantes huyeran.
Los Macías llamaron al 911 y a partir de allí comenzó la persecución policial, incluyendo un tiroteo con los efectivos de la comisaría costera que, al momento de detenerlos, descubrieron que no eran disfrazados sino policías reales... Como señaló oportunamente el abogado de Macías, José Equiza, “sólo faltó que salieran a robar en el patrullero”. La segunda jornada está prevista para el próximo 30 de este mes y en ella hay citados a declarar otros veinte testigos.
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