Presentaron una declaración que repudiaba el "golpe a la democracia",
criticaba la intervención de las fuerzas armadas y el fraude, pero el pero
nismo se negó e impuso el suyo.
Mauricio Macri y el canciller Jorge Faurie lograron que sus legislado
res evitaran referirse a la salida de Evo Morales como "un golpe de
Estado" y rechazaran un proyecto del peronismo que así definió la
sugerencia de renunciar realizada que las fuerzas armadas bolivianas
le hicieron al presidente el domingo.
En sesiones paralelas de ambas Cámaras, los diferentes bloques que
apoyaron el Frente Todos (PJ, FpV-PJ, Frente Renovador, partidos pro
vinciales) impusieron su mayoría para aprobar proyectos de resolu
ción, que define como un "golpe de Estado" la salida de Morales.
Los jefes de Cambiemos, el senador Luis Naidenoff y Mario Negri,
habían consensuado un texto con un fuerte repudio a la intervención
de las fuerzas militares y policiales en los mandatos presidenciales,
pero también un rechazo al fraude electoral denunciado por la oposi
ción en las elecciones del 20 de octubre, ratificadas en una auditoría
de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La redacción tuvo mucha mano de los radicales, que hasta pidieron
aplicar la cláusula democrática de la OEA que el organismo se negó
a considerar en su sesión del martes, con el embajador argentino
presente.
Pero no hubo caso. En Diputados, la sesión se demoró una hora y
necesitó un cuarto intermedio para negociar un acuerdo que no fue
posible y Negri imploró hasta último minuto. "¡Este es un acto an
tidemocrático después de invocarla durante 10 horas!", se fastidió
tras la derrota, en una votación a mano alzada, para no dejar expues
tos.
En su discurso ratificó su rechazo a la aparición de los militares
sugiriendo la dimisión, como había hecho el domingo por la noche
en las redes, pero no descartó que pueda haberse tratado de una
maniobra del presidente saliente. "Me llama la atención que casi
no nombró a las fuerzas armadas y sí a la policía", dijo en su dis
curso de cierre. Dedicó varios minutos a condenar las supuestas
maniobras de fraude de Morales.
Naidenoff lo imitó en el Senado y su correligionario Ángel Rozas pidió
dialogar minutos antes de votar y el peronista Carlos Caserio lo consi
deró inútil. "Para nosotros la declaración tiene que decir golpe de Es
tado. No nos vamos a poner de acuerdo", se negó y casi se cae la se
sión porque los radicales querían abstenerse y con su ausencia y la
de muchos otros senadores peligraba el quórum.
Fue necesario que dos senadores (Silvia Elías de Pérez y Silvia Giaco
ppo) que iban a abstenerse, votaran en contra para no frustrar la vota
ción. Los del PRO se opusieron sin presiones y confirmaron la dura
interna que mantuvieron estos días con la UCR, que el domingo había
calificado de golpe de Estado la salida de Morales pero no pudo ha
cerlo en el Congreso.
En diputados hubo un proyecto de Carla Carrizo y Teresita Villavicen
cio, aliadas de Lousteau, cuestiona el golpe de Estado en Bolivia y las
"prácticas electorales" fraudulentas.
El debate lo abrió Felipe Solá, posible canciller de Alberto Fernández ,
con duras críticas a Faurie. "Evo Morales renunció en medio de presio
nes políticas claras y evidentes. Tuvo que esconderse porque su vida
corría peligro. Intentó convocar a nuevas elecciones pero los secto
res golpistas ya habían decidido sacarlo de la presidencia".
"No desconocemos los problemas derivados de las irregularidades
electorales, pero eso no resulta explicación ni justificación para un
Golpe de Estado. Los errores políticos se pagan en las urnas, no en
los estrados de la OEA".
"Las urnas y los pueblos son los que deciden en una Democracia.
Desgraciadamente estos graves acontecimientos se dan en el marco
de un sistemático debilitamiento y destrucción de los mecanismos
de integración regional, cuya vigencia hoy nos hubiera permitido una
acción de mediación para preservar la estabilidad democrática en
Bolivia. Este es un pésimo precedente para nuestra región".
"No queremos un continente en el que asumen presidentes sin quó
rum. Queremos estar en la primera línea de defensa del Estado de
Derecho. Es un mensaje para nuestros ciudadanos y para las gene
raciones futuras. El gobierno argentino y la Cancillería deben expe
dirse claramente y decir con todas las letras lo que tantos otros en
el continente ya han dicho. En cuestiones de Democracia no puede
haber medias tintas ni existe margen para no condenar los golpes
de Estado".
El radical Facundo Suárez Lastra le contestó. "Me resisto a la discu
sión semiótica. Si quieren llamarlo 'golpe', llamémoslo 'golpe'. Pero
llamemos las cosas por su nombre: los errores prácticos en el comi
cio se llaman 'fraude' y es un robo a la soberanía del pueblo".
El macrista Daniel Lipovetzky ratificó que no piensa como muchos
de sus pares. "Cuando uno escucha que el jefe de las Fuerzas Arma
das de un país hermano sugiere o exige la renuncia a un presidente
, está claro que estamos hablando de un golpe de Estado", sentenció.
"Macri y Faurie están incurriendo como mínimo en el delito de incum
plimiento de los deberes de funcionarios públicos al avalar el golpe
cívico-militar en Bolivia. Incumplen el mandato de las leyes que apro
baron el Protocolo de Ushuaia, la Carta de la OEA y la de la ONU en
lo referido al compromiso democrático. Y pueden haber incurrido en
otros delitos si se comprueba que esto se debe a la aceptación de
las imposiciones de una potencia extranjera. De persistir en esa acti
tud los denunciaremos penalmente", amenazó el kirchnerista Guiller
mo Carmona, que estuvo con Evo Morales antes de la elección.
Hubo muchos radicales que repudiaron un golpe de Estado en Bolivia
sin matices, como Fabio Quetglas, Brenda Austin y Miguel Nanni,
mientras que Carrizo cuestionó al kirchnerismo por no se haya con
denado nunca las denuncias de derechos humanos en Venezuela.
Sobre calle Rivadavia se manifestaban representantes de la comuni
dad boliviana local y el puntano Andrés Vallone se acercó a saludarlos.
Leopoldo Moreau logró hacer vibrar las bancas con su recuerdo del
levantamiento carapintada de 1987. "No fue Alfonín el que hizo el a
cuerdo, sino el que lo coordinó. El pacto que impidió el golpe se cerró
entre la UCR y el PJ con Antonio Cafiero". Y un rato antes Fernando
Iglesias recordó las salidas anticipadas de los gobiernos no peronis
tas. Los acusó de golpistas.
En el Senado se notó más la grieta UCR y PRO. "Siempre son repudia
bles los golpes de estado pero también lo son los fraudes realizados
contra la voluntad popular, los haya realizado el que sea, así haya he
cho antes un buen Gobierno", relativizó la macrista Rodríguez Machado.
"No se puede entender la situación de Bolivia sin el componente racial;
los blancos y mestizos le cobraron la factura a los indígenas y a los
pueblos originarios: esta es una revancha racial", aportó Fernando
"Pino" Solanas, el único en exhibir en su banca la bandera de wiphala,
el símbolo de integración indígena.