Se trata de la más reciente aparición de la familia Rodríguez Saá.
Es candidato a diputado nacional por Unidad Ciudadana y, pese a
que está lejos, se muestra confiado. Tiene 33 años, es abogado e
hincha de River.
Es candidato a diputado nacional por Unidad Ciudadana y, pese a
que está lejos, se muestra confiado. Tiene 33 años, es abogado e
hincha de River.
de Buenos Aires, pero la mayor parte de su experiencia y militancia
política la vivió en José C. Paz. Su nombre es Nicolás Rodríguez
Saá, tiene 32 años, es fana de River y primo de “El Adolfo” y “E
l Alberto”. Por el acuerdo al que éstos llegaron con Cristina, el jo
ven abogado ocupa el puesto 16 en la lista de diputados que lidera
Fernanda Vallejos. Está al tanto de que para entrar necesita que la
papeleta de Unidad Ciudadana consiga más del 41 por ciento de
los votos. Es difícil, pero se tiene fe. Para sumar adeptos y sufragios
sigue la lógica que se implementa arriba: pegarle duro a Macri.
-¿Hay muchos Rodríguez Saá que no se dedican a la política?
-Sí, claro. Hay familiares que se dedican a la actividad privada, que
son profesionales. Pero lo cierto es que el apellido está muy
relacionado a la política. Está en nuestra sangre la vocación de
servicio, el caudillismo, la defensa de los sectores más necesitados.
-Suele estar mal visto eso de ser “caudillo”.
-No, al contrario. Nuestros caudillos son los que representaron el
federalismo en la Argentina, la descentralización de nuestro país.
Hoy estamos sufriendo, salvando las distancias que marca la his
toria, las consecuencias de un gobierno unitario, que la Provincia
tiene a una administradora que viene de la Ciudad de Buenos
Aires. Lo mismo pasa con el Presidente. La Argentina que viene
tiene que volver a apuntar a lo federal, a cuidar el Conurbano.
Este miedo que tenía Prat Gay de que venga un caudillo del inte
rior, es justamente porque los sectores más concentrados, esas
manzanas de capital financiero, le temen a la desconcentración
de nuestro país, porque Argentina será pujante siempre y cuando
mire hacia las provincias. El colchón del Conurbano se creó debi
do a la llegada de gente de otras provincias sin posibilidades ni
expectativas de futuro.
-¿Cómo se hace para resolver ese problema?
-Es un tema a mediano y largo plazo. Ningún país grande tiene su
capital donde funciona un puerto. Si empezamos a descentralizar
lo que sucede en la CABA, va-mos, también, a comenzar a cuidar
al resto de las provincias. Hay que hacer que la persona que es de
Santiago del Estero no se vea en la necesidad de migrar a la Ciudad,
hay que lograr que se queden a estudiar, a trabajar; hay que ge-
nerar posibilidades. Aquel que pueda ser exitoso en Santiago no
tendrá necesidad de venir a la Ciudad o el Conurbano. En tanto,
a la gente que ya está radicada hay que brindarle todos los servicios.
Los jóvenes no podemos no pensar en brindarles agua y cloacas a
todos y cada uno de los hogares del Conurbano. No lo hizo antes el
peronismo, lamentablemente; y tampoco lo van a hacer Vidal ni
Macri, que si bien prometieron cloacas para millones, aún no he
visto una obra. En el mañana, el gran objetivo es contener a ese
gran tejido social y dotarlo de infraestructura.
-Recién decía no haber visto cloacas, pero Cambiemos se abraza a la obra pública...
-Son anuncios, carteles. Milito en el Conurbano, viví dos años en José C. Paz; sé muy bien cómo son las cosas. El otro día, circulando por Panamericana, veía de un lado un cartel de obra de cloacas y del otro, la Gendarmería rodeando a Pepsico. Es así como estamos. Quizá, los intendentes afines al Gobierno tengan alguna pequeña obra, pero ninguna estructural que haga mover la economía, que haga que se necesiten más empleados.
-Resulta raro ver a un Rodríguez Saá en la lista de Cristina, tras doce años de diferencias que parecen haberse cortado una vez que los K dejaron el poder...
-Como buenos peronistas que somos, respetamos ese histórico lema que dice “Primero la Patria, después el movimiento y, por último, las personas”. En este momento que atraviesa la Argentina es necesario unirse. ¿Para qué? Para poner un límite a este Gobierno, que está generando cada vez más pobreza y despidos. Y entendemos que en la provincia de Buenos Aires, la actriz principal, la dirigente por la que se pide en la calle, es Cristina Fernández. La unidad es con ella.
-¿Si no fuera Rodríguez Saá, habría tenido la posibilidad de ser candidato?
-Sí. Yo tengo una trayectoria personal, con una importante experiencia académica. Soy abogado recibido en la UBA y tengo dos posgrados (Universidad Austral y Flacso). Además soy un militante territorial con experiencia. Trabajé dos años en la municipalidad de José C. Paz, en la Cancillería y en el Senasa. Ahora nos revinculamos con el gobernador y rápidamente comenzamos a trabajar juntos. La verdad es que es muy fácil para mí hacer política parándome desde el modelo San Luis, una provincia exitosa, sin deuda y que dio un 60 por ciento de aumento salarial.
-¿Por qué le van tan bien a San Luis y a otras provincias tan mal?
-Porque en San Luis hay autoestima. Cuando Adolfo Rodríguez Saá asumió como gobernador, la provincia estaba igual de empobrecida que La Rioja y Catamarca. Pero la conducción política se arremangó y generaron la utilización de la promoción industrial, y eso provocó un crecimiento del poder económico. A partir de un orden financiero ejemplar se construyeron diques, viviendas y autopistas. Hay que destacar que la mitad del presupuesto se va en gastos corrientes y la otra mitad en infraestructura.
No endeudarte te brinda soberanía política, la cual sirve, por ejemplo, para no arrodillarte ante el gobierno de Macri o cualquiera de los gobiernos anteriores.
-¿Estar en la lista de CFK lo hace un poco kirchnerista?
-Yo soy peronista, y, por supuesto, reconozco las conquistas de Cristina. Una de ellas, la participación de los jóvenes en política, que es indiscutida hasta por los demás espacios políticos. La otra conquista son las universidades del Conurbano. Es increíble lo que sucede en José C. Paz. El otro día se recibió la primera camada de abogados, los cuales muchos son hijos de no profesionales. Fue un momento hermoso.
-Está 16 en la lista. ¿Ya hizo la cuenta de los votos que hay que sacar para que se convierta en diputado?
-Me tomé diez días (Risas). En realidad, lo hizo un amigo más ansioso que yo. Con 40 puntos, quizás entre.
-¿Lo ve posible?
-Sí. Me parece que va a ser una elección polarizada, y eso juega a favor. Capaz, en las Primarias no se llegue, pero creo que en las generales hay grandes chances. En 2013, el Frente Renovador metió 16 diputados nacionales en la Provincia.
-¿Adolfo o Alberto? Elija...
-No (Risas). Es imposible. Es lo mismo que me hagas elegir entre Francescoli y Gallardo. Son una única conducción, se complementan bárbaro. Son dos cabezas brillantes, inteligentes, generosos. Son uno. Para el pueblo son “El Adolfo” y
“El Alberto”, siempre juntos.