En una escena que parecía sacada de contexto, el jefe del interbloque
Unidad Federal para el Desarrollo, José Luis Ramón, fue el responsable
del momento más jocoso de la sesión, cuando en el final de su discurso,
alzó la voz e hizo una exaltada arenga celebrando la conquista del
proyecto de "zona fría" que estaba a punto de aprobarse.
"¡Lo que está claro hoy es que el Congreso de la Nación está de fiesta!
Terminemos con los agoreros que hablan de temas técnicos, ¡esta es
una ley de la política! ¡Para todos aquellos que estén cenando en su
casa, levante una copa, brinde, porque el Congreso de la Nación está
dictando una ley que es para el pueblo, mi amigo! Gracias presidente.
¡Vamos con esto!", exclamó a los gritos y con una sonrisa de oreja a
oreja.
Las encendidas palabras y gesticulaciones del mendocino contagiaron
a la mayoría de sus colegas presentes en el recinto, que respondieron
con murmullos de asombro y un aplauso de pie que elevaron aún más
la figura de este excéntrico personaje de la política argentina, autor de
otros grandes éxitos como llegar en monopatín eléctrico a la Casa Ro
sada, en alpargatas.
El show no terminó ahí, ya que en un momento dado quien dirigía el
debate en ese momento, el macrista coprovinciano Omar de Marchi, le
preguntó sobre el origen de la frazada que Ramón porta consigo so
bre su hombro en cada una de las sesiones.
Resulta que esa frazada tenía una historia oculta que Ramón develó:
la prenda se la había entregado una ciudadana de su provincia llama
da Sebastiana, quien le había pedido que la usara en cada sesión
"hasta que tengamos una ley que proteja los derechos de los mendo
cinos".
"¡Hoy son 3 millones de argentinos que están repartidos en esta fraza
da!", celebró, mientras agitaba sus brazos en alto arengando a sus
compañeros.
La historia tendría un último capítulo minutos más tarde, luego de la
votación que confirmó la media sanción.
Luego de la lectura del resultado de la votación, el presidente de la
Cámara baja, Sergio Massa, que ya había vuelto a su lugar en el es
trado, lo primero que hizo fue buscar la mirada cómplice de Ramón,
que en ese momento ya se había convertido definitivamente en el
"showman" y protagonista estelar de la sesión.
"Diputado Ramón, le pido que guarde la frazada", le dijo Massa soca
rronamente. La alusión envalentonó al mendocino, que se paró delan
te de su banca y empezó a revolear desaforadamente la frazada de
Sebastiana, mientras el resto de los diputados le festejaba la humo
rada con aplausos.