España, Alemania y Francia ya se mostraron favorables a usar la Sputnik V
. El trasfondo geopolítico de una gestión que fortalece a Putin en medio de
la tensión por Navalny.
El aval científico a la vacuna Sputnik V fue para Rusia un triunfo de enormes
dimensiones y sus consecuencias geopolíticas ya empiezan a vislumbrarse.
Especialmente comienza a verse en la relación de Moscú con Europa, atra
vesada por las tensiones sobre Ucrania y el líder opositor Alexei Navalny,
pero que ahora puede quedar atada a la necesidad del bloque continental
de conseguir vacunas.
La Unión Europea está entre la espada y la pared con Rusia. Por un lado bus
ca acelerar la presión política contra Vladimir Putin por el encarcelamiento
de opositores. Pero por otro lado necesita con urgencia abrir un canal de
negociación con un nuevo fabricante de vacunas ante los problemas de abastecimiento que tienen AstraZeneca y Pfizer.
En ese sentido, no sorprende que Alemania, Francia y España -tres de los
gobiernos más representativos del bloque- ya se han mostrado a favor de
utilizar la vacuna rusa, si es que recibe la aprobación de la Agencia Euro
pea de Medicamentos (EMA).
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha dicho que no hay "veto" a nin
guna vacuna, mientras que su canciller Jean Yves Le Drian sostuvo que "las
vacunas no tienen nacionalidad". En España, la flamante ministra de Sanidad,
Carolina Darias, se declaró "abierta" y "entusiasta" a la idea de utilizarla si
la aprueba la EMA.
La UE está entre la espada y la pared con Rusia. Por un lado busca acelerar la presión contra Putin por el encarcelamiento de opositores. Pero por otro lado necesita con urgencia abrir un canal de negociación con un nuevo fabricante de vacunas ante los problemas de abastecimiento que tienen AstraZeneca y Pfizer
Por su parte, Angela Merkel opinó que "todas las vacunas son bienvenidas"
y confió en que las "diferencias políticas" con Putin no serán un obstáculo
. La canciller alemana ya ha hablado sobre el tema con el presidente ruso,
que además envió funcionarios a negociar con el laboratorio alemán IDT
para estudiar la posibilidad de que la Sputnik se fabrique allí.
El vocero de Sanidad de la Comisión Europea, Stefan de Keersmaecker, ya
advirtió que "el objetivo es garantizar que el suministro comience rápida
mente el día en que la vacuna reciba luz verde de la EMA, de forma que las
vacunas preproducidas puedan entregarse de inmediato".
Fuentes de la Comisión han remarcado a LPO España que la vacuna rusa
debe tener capacidad de producción en Europa, tal y como se reclama al
resto de fabricantes. "Ellos aún no han garantizado eso", agregaron las
fuentes.
Como sea, en la Unión Europea ya hay un país que se despegó de esa estra
tegia y avanzó en un acuerdo con Rusia. Se trata de Hungría, gobernada por
el controvertido Víctor Orban, que autorizó el uso de emergencia y este
miércoles recibió una primera carga simbólica de 40 mil dosis.
Pero todo este entramado de negociaciones tiene un trasfondo político
muy espeso y en Europa se teme que Putin aproveche la ventaja que le
da la vacuna para contrarrestar la presión política de Occidente por la
persecución a opositores y la todavía candente crisis por la anexión de
Crimea, por la que la UE mantiene sanciones contra Rusia.
El aval a la Sputnik V no pudo llegar en mejor momento para Putin. Se
dio apenas días después de que se confirmara la pena de tres años y me
dio de prisión para el opositor Navalny, convertido en un símbolo para
Europa y especialmente para Alemania luego de que se recuperara en
ese país de un envenenamiento que el activista atribuye a agentes del
gobierno ruso.
Al respecto, este miércoles el vocero del gobierno alemán, Steffen Sei
bert, dijo que "no se descartan nuevas sanciones" contra Rusia por la
sentencia contra Navalny. El funcionario cuestionó además "el uso sis
temático de la violencia contra manifestantes pacíficos", lo que generó
una reacción del canciller ruso Sergei Lavrov. "El histerismo que hemos
escuchado se pasa de la raya", criticó.
En medio de este tire y afloje, este jueves viajó a Rusia el jefe de la diplo
macia europea, Josep Borrell, con la misión de expresar formalmente la
queja de la UE e intentar abrir una negociación sobre Navalny. "No creo
que consiga la liberación", admitió el español.
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