Un informe del Banco Ciudad advierte que de continuar el drenaje de divisas se perdería el 24% de las reservas. “Se están sembrando las semillas de una maxi-devaluación, que ya se produjo en el dólar blue y que tarde o temprano llegará al dólar oficial”, vaticinan en la entidad.
De continuar el ritmo actual de drenaje de divisas, el Banco Central podría terminar el año con U$S10.000 millones menos en sus reservas
Este es el sombrío panorama que vaticina el Banco Ciudad en su último informe. Según recuerda la entidad, las reservas cayeron un 17% en los últimos doce meses (unos U$S8.000 millones) y nada menos que el 8% en lo que va del año: U$S3.500 millones. Traspolando esa cifra a los meses restantes se transforman en una caída del 24% para el 2013.
El trabajo advierte por los problemas en la economía que se van acumulando por el atraso cambiario. “Las medidas muestran que el gobierno insistirá en su estrategia de convivir e ignorar la inflación y mantener atrasado el dólar oficial. El gobierno seguirá inflando un globo cada vez más grande que alguna vez deberá desinflarse o, peor aún, explotarse. Cuanto más tarde, más fuerte. Se están sembrando las semillas de una maxi-devaluación, que ya se produjo en el dólar financiero (ilegal) y que tarde o temprano llegará al dólar oficial”, pronostica el banco presidido por Federizo Sturzenegger.
En el documento también se plantean dudas sobre la efectividad del blanqueo que el gobierno lanzó la semana pasada. En ese sentido, sostiene que “habría que esperar un monto inferior a los U$S4.000 millones que ingresaron en el blanqueo del 2009, que apenas alcanzaría para postergar la agónica dinámica de las reservas y los problemas de financiamiento que hoy tiene la YPF estatal”.
“A primera vista, los resultados serían escasos en términos de aceptación y contraproducentes en términos de la resolución de los problemas de fondo de la economía: déficit fiscal, emisión, inflación, atraso cambiario y brecha con el paralelo", continúa el texto.
Como había publicado LPO, los economistas confían más en el certificado inmobiliario que en el bono para financiar infraestructura y energía. “De los dos instrumentos, el CEDIN es el más atractivo, dado que el BAADE es un bono con vencimiento en 2016 que cotizará con un importante descuento, mientras que el certificado podrá realizarse en cualquier momento, contra el cierre de una operación inmobiliaria o la compra de insumos”, coincide el informe.
“La transferibilidad de los CEDIN, a su vez, llevará a que surja un mercado para estos certificados, que cotizarán con un leve descuento en dólares y en valores cercanos al dólar paralelo en pesos, lo que transitoriamente podría dar lugar a una suerte de 'dólar financiero' oficial, que más relevante será, cuanto mayor volumen adquiera este mercado”, apuntan desde la entidad macrista, que propone “crear un clima favorable para la inversión”.
De esta manera, se revertiría la situación actual, en donde la Argentina captó apenas un tercio de los 30 mil millones de dólares que fueron a parar a Brasil por medio de la inversión extranjera directa.
“Finalmente, las consecuencias de la estrategia oficial sobre la economía son conocidas: hace dos años que se dejó de crear empleo privado y, sacando exportaciones de autos, el resto de las exportaciones industriales caen un 18% anual. La brecha cambiaria es una proxy de otras distorsiones que afectan a la economía (tarifas, atraso cambiario, mercados regulados, déficit energético), de manera que seguimos pensando que será imposible crecer en este contexto, más allá de una salto transitorio gatillado por el contexto externo (Brasil) o la cosecha local (soja)”, concluyen.
El trabajo advierte por los problemas en la economía que se van acumulando por el atraso cambiario. “Las medidas muestran que el gobierno insistirá en su estrategia de convivir e ignorar la inflación y mantener atrasado el dólar oficial. El gobierno seguirá inflando un globo cada vez más grande que alguna vez deberá desinflarse o, peor aún, explotarse. Cuanto más tarde, más fuerte. Se están sembrando las semillas de una maxi-devaluación, que ya se produjo en el dólar financiero (ilegal) y que tarde o temprano llegará al dólar oficial”, pronostica el banco presidido por Federizo Sturzenegger.
En el documento también se plantean dudas sobre la efectividad del blanqueo que el gobierno lanzó la semana pasada. En ese sentido, sostiene que “habría que esperar un monto inferior a los U$S4.000 millones que ingresaron en el blanqueo del 2009, que apenas alcanzaría para postergar la agónica dinámica de las reservas y los problemas de financiamiento que hoy tiene la YPF estatal”.
“A primera vista, los resultados serían escasos en términos de aceptación y contraproducentes en términos de la resolución de los problemas de fondo de la economía: déficit fiscal, emisión, inflación, atraso cambiario y brecha con el paralelo", continúa el texto.
Como había publicado LPO, los economistas confían más en el certificado inmobiliario que en el bono para financiar infraestructura y energía. “De los dos instrumentos, el CEDIN es el más atractivo, dado que el BAADE es un bono con vencimiento en 2016 que cotizará con un importante descuento, mientras que el certificado podrá realizarse en cualquier momento, contra el cierre de una operación inmobiliaria o la compra de insumos”, coincide el informe.
“La transferibilidad de los CEDIN, a su vez, llevará a que surja un mercado para estos certificados, que cotizarán con un leve descuento en dólares y en valores cercanos al dólar paralelo en pesos, lo que transitoriamente podría dar lugar a una suerte de 'dólar financiero' oficial, que más relevante será, cuanto mayor volumen adquiera este mercado”, apuntan desde la entidad macrista, que propone “crear un clima favorable para la inversión”.
De esta manera, se revertiría la situación actual, en donde la Argentina captó apenas un tercio de los 30 mil millones de dólares que fueron a parar a Brasil por medio de la inversión extranjera directa.
“Finalmente, las consecuencias de la estrategia oficial sobre la economía son conocidas: hace dos años que se dejó de crear empleo privado y, sacando exportaciones de autos, el resto de las exportaciones industriales caen un 18% anual. La brecha cambiaria es una proxy de otras distorsiones que afectan a la economía (tarifas, atraso cambiario, mercados regulados, déficit energético), de manera que seguimos pensando que será imposible crecer en este contexto, más allá de una salto transitorio gatillado por el contexto externo (Brasil) o la cosecha local (soja)”, concluyen.