El chascomunense insiste en respaldar la adhesión del “colorado” que, por su parte, ambiciona lugares en el armado nacional. Ante la posibilidad de que el Socialismo y el GEN den el portazo, el precandidato radical mete freno de mano: “no vamos a sacrificar nuestros programas y visiones”
Todo es cuestión de límites. La oposición sigue sin encontrar el rumbo y no logra consolidar una opción potente para enfrentar a un kirchnerismo que ahoga puertas adentro todas sus disidencias y que se alinea con suma facilidad ante cada desavenencia.
La esperanza más prometedora de la oposición se hace carne por estos días en la posibilidad de que Ricardo Alfonsín y Francisco De Narváez alcancen un acuerdo cuya ingeniería les permita mezclar el agua y el aceite y conseguir que el voto se meta en la urna sin mayores roces ni desgastes.
Siempre hay un pero. Para Ricardo Alfonsín, la alquimia pasa por la adhesión. Una propuesta nacional de la que el denarvaísmo vaya “enganchado” le permitiría la chascomunense sumar votos sin hacerse demasiados cuestionamientos. Apenas algunas disonancias en la Provincia es un costo asumible para seguir adelante con la faena.
Sus eventuales socios no la ven tan fácil. Ya lo habían anticipado en diálogo con La Tecla: la posibilidad de ser mera colectora chocaba con la pretensión de la tropa colorada de ganar protagonismo en la Provincia. Hay un nuevo obstáculo: las ganas de sumar en el Congreso nacional.
En declaraciones vertidas ayer, el propio De Narváez prendió una luz de alerta: “las conversaciones con Alfonsín no se limitan a los problemas de la Provincia. La Provincia no va a ser parte de un acuerdo distrital solamente”, disparó ayer.
La respuesta no se hizo esperar. “No vamos a sumar a ninguna fuerza que pueda sacrificar nuestro programa y desnaturalizar nuestro perfil. Hablamos con el socialimo de distinguir dos niveles, y a nivel nacional no podemos reunirnos los que pensamos diferente”, respondió el propio Alfonsín.
En tanto, el titular del Comité Nacional, Angel Rozas, afirmó que "el radicalismo está muy conforme y valora las expresiones de adhesión que recibe Alfonsín de parte de distintos referentes políticos" -dijo en alusión a De Narváez- pero "el frente político a nivel nacional respetará lo decidido orgánicamente por nuestra Convención Nacional".
Paralelamente a las gestiones, corren los arreglos de los “otros” posibles socios. Durante esta semana, el GEN, el Socialismo y Proyecto Sur se mostraron juntos en un multitudinario acto que pareció el puntapié inicial de una alianza que deja afuera a la UCR. Esto ya ocurrió en la ciudad de Buenos Aires, donde Silvana Giúdici se encamina a una magra cosecha.
Ayer trascendió un encuentro entre Jaime Linares, dirigente de peso del GEN en la Provincia, y Miguel Bazze, mano derecha de Alfonsín. El contenido del encuentro no fue revelado, pero se adivina que fue en busca de “limar asperezas”. Hay quienes sostienen que la posición de Alfonsín es difícil, y que las negociaciones con el denarvaísmo forman parte de la imposición de sectores de su propio partido y de la voluntad de no romperlo nuevamente.
El PRO, en tanto, admite que hay un alejamiento del denarvaísmo. El mismo Mauricio Macri se encargó de dejar en claro que la relación con De Narváez no es la de antaño y mostró algún rencor debido a que el “Colorado” no acompañó sus sueños presidencialistas.
La esperanza más prometedora de la oposición se hace carne por estos días en la posibilidad de que Ricardo Alfonsín y Francisco De Narváez alcancen un acuerdo cuya ingeniería les permita mezclar el agua y el aceite y conseguir que el voto se meta en la urna sin mayores roces ni desgastes.
Siempre hay un pero. Para Ricardo Alfonsín, la alquimia pasa por la adhesión. Una propuesta nacional de la que el denarvaísmo vaya “enganchado” le permitiría la chascomunense sumar votos sin hacerse demasiados cuestionamientos. Apenas algunas disonancias en la Provincia es un costo asumible para seguir adelante con la faena.
Sus eventuales socios no la ven tan fácil. Ya lo habían anticipado en diálogo con La Tecla: la posibilidad de ser mera colectora chocaba con la pretensión de la tropa colorada de ganar protagonismo en la Provincia. Hay un nuevo obstáculo: las ganas de sumar en el Congreso nacional.
En declaraciones vertidas ayer, el propio De Narváez prendió una luz de alerta: “las conversaciones con Alfonsín no se limitan a los problemas de la Provincia. La Provincia no va a ser parte de un acuerdo distrital solamente”, disparó ayer.
La respuesta no se hizo esperar. “No vamos a sumar a ninguna fuerza que pueda sacrificar nuestro programa y desnaturalizar nuestro perfil. Hablamos con el socialimo de distinguir dos niveles, y a nivel nacional no podemos reunirnos los que pensamos diferente”, respondió el propio Alfonsín.
En tanto, el titular del Comité Nacional, Angel Rozas, afirmó que "el radicalismo está muy conforme y valora las expresiones de adhesión que recibe Alfonsín de parte de distintos referentes políticos" -dijo en alusión a De Narváez- pero "el frente político a nivel nacional respetará lo decidido orgánicamente por nuestra Convención Nacional".
Paralelamente a las gestiones, corren los arreglos de los “otros” posibles socios. Durante esta semana, el GEN, el Socialismo y Proyecto Sur se mostraron juntos en un multitudinario acto que pareció el puntapié inicial de una alianza que deja afuera a la UCR. Esto ya ocurrió en la ciudad de Buenos Aires, donde Silvana Giúdici se encamina a una magra cosecha.
Ayer trascendió un encuentro entre Jaime Linares, dirigente de peso del GEN en la Provincia, y Miguel Bazze, mano derecha de Alfonsín. El contenido del encuentro no fue revelado, pero se adivina que fue en busca de “limar asperezas”. Hay quienes sostienen que la posición de Alfonsín es difícil, y que las negociaciones con el denarvaísmo forman parte de la imposición de sectores de su propio partido y de la voluntad de no romperlo nuevamente.
El PRO, en tanto, admite que hay un alejamiento del denarvaísmo. El mismo Mauricio Macri se encargó de dejar en claro que la relación con De Narváez no es la de antaño y mostró algún rencor debido a que el “Colorado” no acompañó sus sueños presidencialistas.
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