El respaldo de la Casa Rosada le garantiza lugares entre los candidatos kirchneristas, y en este sentido Juan Cabandié, que encabeza la nómina en la Capital, se transformó en una muestra cabal del impulso que se le pretende dar a la juventud desde la presidencia
Si bien Juan Cabandié como primer candidato a legislador porteño del oficialismo, es la cara visible del avance de La Cámpora, en los pasillos de la Casa Rosada ya se habla de lugares asegurados en Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza. Cabandié es uno de los líderes de la agrupación creada por Máximo, que impuso en esa lista a otros dos dirigentes afines a su JP, Juan Carlos Dante Gullo (histórico impulsor de la juventudes peronistas) y la militante Laura Alonso, que ocupa el séptimo lugar.
Quien llama a los gobernadores y dirigentes para transmitir ese proyecto presidencial es el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini. Pasó en la provincia de Buenos Aires, y pasa y pasará en otras. Hace pocos días, Zannini se comunicó con uno de los ministros más influyentes de Scioli para dejarle un mensaje matemáticamente claro: “Les tienen que dar a los pibes dos o tres lugares de los ocho primeros de las listas a legisladores provinciales”.
Un aviso similar recibieron los precandidatos a gobernador del PJ en Santa Fe. Y se reservarán lugares en Córdoba. Por supuesto, los intendentes del PJ, habituales armadores de las listas de legisladores de sus secciones, intentan resistir la avanzada. Ocurre que los puestos de candidatos del PJ ya deben repartirse entre dirigentes partidarios, sindicalistas, y miembros de organizaciones sociales.
En Mendoza, por ejemplo, un llamado del operador presidencial Juan Carlos “El Chueco” Mazzón despejó el camino a las candidaturas de dos “Cámpora” que era resistidos por el gobernador Celso Jaque. A pesar de que la CGT le pide a la Presidenta que candidatee a cuadros del sindicalismo, la Casa Rosada por ahora prefiere ocuparse de los jóvenes K.
Es muy probable entonces que, en el 2012, el Congreso y las legislaturas provinciales tengan a los jóvenes K como núcleo de poder. Ese nuevo escenario se va dibujando de a poco. En las últimas elecciones en Salta, “La Cámpora” metió un senador provincial, Santiago Payo; y dos concejales de distritos del interior. En Tierra del Fuego, el candidato a vicegobernador del Frente para la Victoria es el “Cámpora” Martín Pérez. En San Luis, otro joven kirchnerista, Luis Macagno, es precandidato a senador nacional. En La Pampa, el “Cámpora” Luciano Di Napoli podría ser el primer candidato a diputado nacional.
“La Cámpora” se transformó así en una organización crucial del poder. En la intimidad, la Presidenta dice que a través de “La Cámpora” iniciará un proceso de “recambio generacional” en la política. Es un plan iniciado por su esposo, Néstor, que encontró en los jóvenes K a enérgicos propulsores de su proyecto. “Los jóvenes volvieron a creer en la política por nosotros”, suele decir Cristina.
Quien llama a los gobernadores y dirigentes para transmitir ese proyecto presidencial es el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini. Pasó en la provincia de Buenos Aires, y pasa y pasará en otras. Hace pocos días, Zannini se comunicó con uno de los ministros más influyentes de Scioli para dejarle un mensaje matemáticamente claro: “Les tienen que dar a los pibes dos o tres lugares de los ocho primeros de las listas a legisladores provinciales”.
Un aviso similar recibieron los precandidatos a gobernador del PJ en Santa Fe. Y se reservarán lugares en Córdoba. Por supuesto, los intendentes del PJ, habituales armadores de las listas de legisladores de sus secciones, intentan resistir la avanzada. Ocurre que los puestos de candidatos del PJ ya deben repartirse entre dirigentes partidarios, sindicalistas, y miembros de organizaciones sociales.
En Mendoza, por ejemplo, un llamado del operador presidencial Juan Carlos “El Chueco” Mazzón despejó el camino a las candidaturas de dos “Cámpora” que era resistidos por el gobernador Celso Jaque. A pesar de que la CGT le pide a la Presidenta que candidatee a cuadros del sindicalismo, la Casa Rosada por ahora prefiere ocuparse de los jóvenes K.
Es muy probable entonces que, en el 2012, el Congreso y las legislaturas provinciales tengan a los jóvenes K como núcleo de poder. Ese nuevo escenario se va dibujando de a poco. En las últimas elecciones en Salta, “La Cámpora” metió un senador provincial, Santiago Payo; y dos concejales de distritos del interior. En Tierra del Fuego, el candidato a vicegobernador del Frente para la Victoria es el “Cámpora” Martín Pérez. En San Luis, otro joven kirchnerista, Luis Macagno, es precandidato a senador nacional. En La Pampa, el “Cámpora” Luciano Di Napoli podría ser el primer candidato a diputado nacional.
“La Cámpora” se transformó así en una organización crucial del poder. En la intimidad, la Presidenta dice que a través de “La Cámpora” iniciará un proceso de “recambio generacional” en la política. Es un plan iniciado por su esposo, Néstor, que encontró en los jóvenes K a enérgicos propulsores de su proyecto. “Los jóvenes volvieron a creer en la política por nosotros”, suele decir Cristina.
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