En la provincia de Buenos Aires el oficialismo viene anunciando obras de mejoramiento de rutas que nunca se terminaron. Se trata de los caminos más peligrosos. |
Tanto el gobierno de Néstor Kirchner como luego el de la presidenta Cristina Fernández se han encargado de anunciar “con bombos y platillos” el mejoramiento o la ampliación de caminos, proyectos que luego nunca fueron completados, como son los casos de las rutas nacionales nº 8, nº 7 y nº 5, que cruzan el territorio bonaerense.
El malestar de intendentes y organizaciones de usuarios viales crece a medida que se siguen registrando accidentes que podrían evitarse si los caminos estuvieran en condiciones.
“El estado recauda 17 mil millones de pesos anuales en concepto de impuesto a los combustibles de usuarios viales. Esto equivale a 2.500 kilómetros de autovías nuevas por año. Ese dinero se está malversando, despilfarrando por parte del Estado nacional, que lo destina a subsidiar el transporte de cargas, transporte de pasajeros, ferrocarriles, etc, cuando esos fondos fueron creados para hacer caminos”, relató a Hoy Ricardo Lasca, coordinador del Comité Nacional de Defensa del Usuario Vial (Conaduv).
Anuncio en vano
En 2007 el expresidente Néstor Kirchner había anunciado junto al ministro de Planificación Julio De Vido la construcción de la autovía Luján-Junín, un tramo de la complicada ruta nacional nº 7, el tercer camino más peligroso del país.
Cuatro años después, de los 190 kilómetros sólo se construyeron 23, y las licitaciones por los siguientes tramos se encuentran paralizadas. La obra vial había sido declarada de interés nacional, ya que se trata del corredor bioceánico más importante del país, sin embargo, quedó en el olvido.
La segunda más peligrosa
La ruta nacional nº 8 ostenta el triste rótulo de ser la segunda más peligrosa del país. En varios de sus tramos se pueden ver estrellas amarillas por cada uno de los fallecidos en accidentes.
Las obras para construir una autovía en el trayecto que une Pilar con Pergamino fueron anunciadas dos veces. Primero en 2006, por Néstor Kirchner, y luego en 2010, por Cristina Fernández. El emprendimiento demandaba 1.600 millones de dólares en inversión, en cinco tramos a terminar en 2014.
El contrato de concesión para realizar la obra lo obtuvo Corporación América, del empresario Eduardo Eurnekian, pero los trabajos apenas comenzados quedaron paralizados a pesar de que los usuarios viales ya estaban pagando un nuevo peaje a la altura de La Arena, el cual debería haber financiado lo planificado.
En una polémica decisión, el año pasado el Gobierno nacional rescindió el contrato con el empresario por incumplimiento del mismo, pero lo indemnizó (según trascendidos por más de 100 millones de pesos).
“En cualquier lugar del mundo primero hay una inversión edilicia de la vía y después se cobra un peaje y no se empieza a hacerlo para ver qué porcentaje de esa recaudación se va a invertir en esa vía”, aseguró a Hoy Jorge Ayestarán, instructor de tránsito de la Municipalidad de la Plata, e integrante de la ONG Amor y Respeto al Prójimo.
De la misma forma, se puede mencionar otro ejemplo: sin convocar a audiencia pública, el gobierno de Néstor Kirchner anunció la realización de la autovía Luján-Carlos Casares, que es parte de la ruta nacional nº 5, en el año 2005, y su esposa volvió a hacer lo mismo tres años después. De los 240 kilómetros que implicaba la obra sólo se hicieron 30, a pesar de que la ruta tiene peaje desde mucho tiempo antes y jamás tuvo mejoras significativas.
El reclamo de los intendentes
El intendente de Junín, Mario Meoni, habló con Hoy y se refirió al estado de la ruta nº 7: “Está colapsada, no ha tenido inversión en los últimos años, recién ahora se están empezando a hacer algunos trabajos. En general las rutas en la Provincia están destruidas, es pésimo el estado. No hay nada de mantenimiento ni de inversión, están en una situación de colapso”.
Ante esto, Meoni aseguró: “Tendría que analizarse la construcción de un consorcio de municipios para transferir a los municipios el mantenimiento de las rutas”.
Hay reclamos en otros municipios. Por ejemplo, en septiembre, el ahora exintendente de Bolívar José Gabriel Erreca remitió una carta al Ministerio de Infraestructura bonaerense, intimándolo a que se realicen las obras de repavimentación y marcación previstas en la ruta 65. “Se nos habla de varios expedientes en trámite, pero lamentablemente los tiempos de los expedientes no son los tiempos de la gente”, decía la misiva.
Rutas angostas y en mal estado
Jorge Ayestarán, instructor de tránsito de la Municipalidad de La Plata e instructor de la ONG Amor y Respeto al Prójimo, aseguró: “El ancho de la calzada a nivel nacional tiene un promedio de 6,10 metros, en algunos caminos es de 6,7 y 7,3; pero a nivel estadístico es de 6,1, además, las banquinas están en mal estado. Un camión tiene un ancho máximo de 2,60, es decir que quedan pocos centímetros para que un auto se adelante”. “A eso hay que sumarle que el mantenimiento no es el apropiado y que no hay educación del conductor para que maneje a la velocidad permitida”, concluyó Ayestarán.
Autovías que quedan chicas
La autovía Buenos Aires-La Plata necesita un tercer carril por mano, que la empresa concesionaria Coviares debería haber construido hace más de diez años. En 2001 el flujo de automóviles era de 60 mil por día, pero este año es de 100 mil vehículos diarios. Los dos carriles por mano que tiene la autovía en casi toda su traza no alcanzan para evitar congestionamientos.
Otro camino que no da a basto es la autovía 2, que conecta la Capital Federal con las ciudades de la Costa Atlántica, mientras que una de las vías alternativas es la ruta 11 y se encuentra en muy mal estado en varios tramos.
El malestar de intendentes y organizaciones de usuarios viales crece a medida que se siguen registrando accidentes que podrían evitarse si los caminos estuvieran en condiciones.
“El estado recauda 17 mil millones de pesos anuales en concepto de impuesto a los combustibles de usuarios viales. Esto equivale a 2.500 kilómetros de autovías nuevas por año. Ese dinero se está malversando, despilfarrando por parte del Estado nacional, que lo destina a subsidiar el transporte de cargas, transporte de pasajeros, ferrocarriles, etc, cuando esos fondos fueron creados para hacer caminos”, relató a Hoy Ricardo Lasca, coordinador del Comité Nacional de Defensa del Usuario Vial (Conaduv).
Anuncio en vano
En 2007 el expresidente Néstor Kirchner había anunciado junto al ministro de Planificación Julio De Vido la construcción de la autovía Luján-Junín, un tramo de la complicada ruta nacional nº 7, el tercer camino más peligroso del país.
Cuatro años después, de los 190 kilómetros sólo se construyeron 23, y las licitaciones por los siguientes tramos se encuentran paralizadas. La obra vial había sido declarada de interés nacional, ya que se trata del corredor bioceánico más importante del país, sin embargo, quedó en el olvido.
La segunda más peligrosa
La ruta nacional nº 8 ostenta el triste rótulo de ser la segunda más peligrosa del país. En varios de sus tramos se pueden ver estrellas amarillas por cada uno de los fallecidos en accidentes.
Las obras para construir una autovía en el trayecto que une Pilar con Pergamino fueron anunciadas dos veces. Primero en 2006, por Néstor Kirchner, y luego en 2010, por Cristina Fernández. El emprendimiento demandaba 1.600 millones de dólares en inversión, en cinco tramos a terminar en 2014.
El contrato de concesión para realizar la obra lo obtuvo Corporación América, del empresario Eduardo Eurnekian, pero los trabajos apenas comenzados quedaron paralizados a pesar de que los usuarios viales ya estaban pagando un nuevo peaje a la altura de La Arena, el cual debería haber financiado lo planificado.
En una polémica decisión, el año pasado el Gobierno nacional rescindió el contrato con el empresario por incumplimiento del mismo, pero lo indemnizó (según trascendidos por más de 100 millones de pesos).
“En cualquier lugar del mundo primero hay una inversión edilicia de la vía y después se cobra un peaje y no se empieza a hacerlo para ver qué porcentaje de esa recaudación se va a invertir en esa vía”, aseguró a Hoy Jorge Ayestarán, instructor de tránsito de la Municipalidad de la Plata, e integrante de la ONG Amor y Respeto al Prójimo.
De la misma forma, se puede mencionar otro ejemplo: sin convocar a audiencia pública, el gobierno de Néstor Kirchner anunció la realización de la autovía Luján-Carlos Casares, que es parte de la ruta nacional nº 5, en el año 2005, y su esposa volvió a hacer lo mismo tres años después. De los 240 kilómetros que implicaba la obra sólo se hicieron 30, a pesar de que la ruta tiene peaje desde mucho tiempo antes y jamás tuvo mejoras significativas.
El reclamo de los intendentes
El intendente de Junín, Mario Meoni, habló con Hoy y se refirió al estado de la ruta nº 7: “Está colapsada, no ha tenido inversión en los últimos años, recién ahora se están empezando a hacer algunos trabajos. En general las rutas en la Provincia están destruidas, es pésimo el estado. No hay nada de mantenimiento ni de inversión, están en una situación de colapso”.
Ante esto, Meoni aseguró: “Tendría que analizarse la construcción de un consorcio de municipios para transferir a los municipios el mantenimiento de las rutas”.
Hay reclamos en otros municipios. Por ejemplo, en septiembre, el ahora exintendente de Bolívar José Gabriel Erreca remitió una carta al Ministerio de Infraestructura bonaerense, intimándolo a que se realicen las obras de repavimentación y marcación previstas en la ruta 65. “Se nos habla de varios expedientes en trámite, pero lamentablemente los tiempos de los expedientes no son los tiempos de la gente”, decía la misiva.
Rutas angostas y en mal estado
Jorge Ayestarán, instructor de tránsito de la Municipalidad de La Plata e instructor de la ONG Amor y Respeto al Prójimo, aseguró: “El ancho de la calzada a nivel nacional tiene un promedio de 6,10 metros, en algunos caminos es de 6,7 y 7,3; pero a nivel estadístico es de 6,1, además, las banquinas están en mal estado. Un camión tiene un ancho máximo de 2,60, es decir que quedan pocos centímetros para que un auto se adelante”. “A eso hay que sumarle que el mantenimiento no es el apropiado y que no hay educación del conductor para que maneje a la velocidad permitida”, concluyó Ayestarán.
Autovías que quedan chicas
La autovía Buenos Aires-La Plata necesita un tercer carril por mano, que la empresa concesionaria Coviares debería haber construido hace más de diez años. En 2001 el flujo de automóviles era de 60 mil por día, pero este año es de 100 mil vehículos diarios. Los dos carriles por mano que tiene la autovía en casi toda su traza no alcanzan para evitar congestionamientos.
Otro camino que no da a basto es la autovía 2, que conecta la Capital Federal con las ciudades de la Costa Atlántica, mientras que una de las vías alternativas es la ruta 11 y se encuentra en muy mal estado en varios tramos.
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