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domingo, 22 de enero de 2012

Gran Bretaña denunció un intento de intimidación hacia los kelpers


En el tercer contrapunto en una semana, el canciller británico, William Hague advirtió que los habitantes de las islas tienen derecho “a determinar su propio futuro”. La Casa Rosada volvió a reclamar una negociación bilateral urgente.
 
La Casa Rosada salió ayer nuevamente a contestar las declaraciones del gobierno británico por el conflicto de Malvinas. “La Argentina no está intimidando a nadie. Sólo reclama por un derecho irrenunciable, que es la soberanía de las Malvinas, y por eso seguiremos insistiendo por vías pacíficas y en este camino, con mucha satisfacción por el apoyo que cosecha la causa en el mundo”, aseguró el ministro del Interior, Florencio Randazzo. El ministro respondió así los dichos del canciller británico, William Hague, quien había exhortado a la Argentina a que “detenga los intentos de intimidación” de la población civil de las islas. La posición de Hague, quien el jueves finalizó una visita oficial a Brasil, apareció ayer publicada en el diario londinense The Times, tradicionalmente cercano al Partido Conservador (tories).
El de ayer fue el tercer contrapunto de la semana entre los dos gobiernos. El titular del Foreign Office (el Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña) lanzó la primera piedra al asegurar que los habitantes de las Malvinas tienen “derecho a determinar su propio futuro y a desarrollar su propia comunidad y economía”. En el artículo que escribió para The Times, Hague subrayó que hacía estos reclamos “a 30 años de la invasión argentina”, en referencia a la guerra de 1982. Haciendo eje en el supuesto principio de la autodeterminación de los isleños, que se ha convertido en el principal argumento de Londres, Hague aseguró que los kelpers tienen “el derecho inalienable de seguir siendo británicos”. “Son la novena generación de británicos que viven en el lugar. Muchos se dirán de las Malvinas y, luego, británicos”, argumentó el canciller de David Cameron.
El elegido para contestar, en representación del gobierno argentino, fue Randazzo. En su respuesta, el ministro celebró el comunicado del Departamento de Estado estadounidense, difundido el viernes último a través del sitio de Internet del organismo que encabeza Hillary Clinton. Según la información que apareció en el portal, la vocera del Departamento de Estado, Victoria Nuland, consideró que el conflicto por Malvinas “es un tema bilateral que necesita ser trabajado directamente entre los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido”. La responsable de prensa, además, aclaró que
Washington “reconocía la gestión de facto del Reino Unido (sobre el archipiélago) pero no tomaba posición respecto de la soberanía”.
Ayer, Randazzo aseguró que la postura del Departamento de Estado era un importante logro diplomático. “Celebramos con satisfacción los respaldos recibidos de parte de los Estados Unidos y otras partes del mundo”, dijo, en alusión a las declaraciones de apoyo de varios países centroamericanos que en los últimos días fue cosechando el canciller Héctor Timerman. El ministro recibió ayer el respaldo del gobierno de Guatemala, donde concluyó su gira por Centroamérica (ver aparte). La administración guatemalteca le transmitió a Timerman su experiencia en el histórico conflicto con Gran Bretaña por la soberanía de Belice, un territorio limítrofe al que Londres le otorgó unilateralmente la independencia en 1981.
En su reunión con su par de Guatemala, Timerman recibió felicitaciones por el rol cumplido por la Argentina en la presidencia del Grupo 77+ China durante el año 2011. Ayer, en diálogo con Tiempo Argentino, Timerman refutó los planteos de Londres, que acusa al gobierno argentino de querer boicotear el desarrollo económico del archipiélago. Puntualmente, el canciller Hague cuestionó las recientes medidas tomadas por la Casa Rosada para impedir la navegación de los barcos pesqueros con licencia expedida por las Malvinas en el Estrecho de Magallanes. Además, Hague criticó la decisión del Mercosur, a la que también se plegó Perú, de no abastecer en sus puertos a los buques que porten la bandera del archipiélago.
“La potencia colonial, es decir Gran Bretaña, imaginó que podía crear una bandera que representa a un gobierno ilegítimo, como el de las Islas Malvinas, y que esa bandera sea admitida en puertos de la región. Nosotros, junto con la Unasur y el Mercosur, rechazamos la utilización de esa bandera, que pretendía crear un acto jurídico de reconocimiento, ya que no reconocemos ni al gobierno ilegítimo de las Malvinas, ni a ninguna bandera ni a ningún documento que lo represente”, replicó Timerman. “No estamos impidiendo el desarrollo económico de Malvinas. Lo que ocurre es que Gran Bretaña y su colonia en las islas están expoliando los recursos naturales, renovables y no renovables, del pueblo argentino”, agregó.  <
Cronología de una semana de cortocircuitos
El desencadenante de las nuevas fricciones fue la decisión del Mercosur de impedir el abastecimiento de los buques con bandera de Malvinas.

El miércoles David Cameron acusó a la Argentina ante la Cámara de los Comunes de ser “colonialista” por no respetar los deseos de los kelpers de seguir siendo británicos. La respuesta unió a todo el arco político argentino. “Gran Bretaña es sinónimo de colonialismo”, le recordó Timerman.
El jueves, Cameron anunció que Londres aumentaría la presencia militar en las Malvinas. También se informó que el príncipe William, segundo en la sucesión al trono, viajará a las islas en febrero.
El viernes, el Departamento de Estado de los EE UU instó al diálogo.

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