Por Alexis Di Capo
“Me lanzo el 17 de octubre por dentro o por fuera del PJ”, le anunció esta semanaSergio Massa a un grupo de sus colaboradores. La promesa se refiere a su postulación como primer candidato a diputado nacional para el año que viene, que sería a la vez el primer paso para suceder a Daniel Scioli en el 2015.
El tigrense logró el año pasado hacer pie en San Fernando y San Martín con los triunfos de Luis Andreotti y Gabriel Katopodis. Pero más recientemente habría conseguido la media palabra de que lo acompañarán de dos intendentes de la tercera sección electoral. Se trata de Patricio Mussi (Berazategui) y Darío Giustozzi (Almirante Brown). Este último viene de protagonizar fuertes roces con el expansionista Gabriel Mariotto.
Los actuales preparativos para el despliegue provincial de Massa incluirían el apoyo de dos figuras de primera línea del establishment, Eduardo Eurnekian y Jorge Brito, que viene de sufrir los embates de Guillermo Moreno, quien lo acusó de haber impulsado la corrida cambiaria de fines del año pasado.
La creciente impaciencia de Massa por ser visualizado como la figura emergente del peronismo bonaerense, se explicaría por varias razones. Tal vez la más importante es la escalada de tensiones desatada entre el cristinismo y Scioli a partir de que éste admitiera tres semanas atrás su intención de suceder a CFK.
No sólo desde la Casa Rosada se ordenaron nuevas operaciones contra el Gobernador, sino que el conflicto desatado en torno a la reforma impositiva lo está colocando a éste en la vereda de enfrente de la Mesa Enlace. Este incipiente conflicto con el campo, haya ley o decreto en su reemplazo, es un nuevo factor de desgaste para el sciolismo -y obviamente también para el kirchnerismo- que ensancharía el espacio político de Massa.
También forma parte de estos cálculos la idea cristinista de quedarse con la conducción del PJ bonaerense a más tardar en el primer trimestre del 2012 y de anular a Scioli como presidente del partido en el orden nacional, objetivo ya logrado con la creación de la Comisión de Acción Política que preside Jorge Capitanich.
Todos miran los números
La contracara del proyecto Massa 2015 sería el diálogo entre Scioli y Francisco De Narváez. Si no hay reforma constitucional y aquél se queda con la candidatura presidencial, podría acordar que el empresario sea su sucesor, como una demostración de su despegue del modelo K y del inicio de una nueva etapa en el peronismo.
De Narváez y Massa disputan entonces la sucesión de Scioli desde ángulos opuestos, pero ambos apuestan al agotamiento del ciclo de Cristina. La clave para saber si en el segundo semestre del año se precipitará el lanzamiento de Massa, entre otras operaciones, parece pasar por los números de la figura de Scioli. Si la imagen positiva de éste sobrevive incólume a las actuales tormentas es probable que las definiciones se desmoronen hasta el año que viene. Pero si el ex motonauta empieza a descender en las encuestas, los demás actores del peronismo se verían impulsados a posicionarse. Y además está siempre latente la posibilidad de que tanto De Narváez como Massa terminen por acordar con el PRO para las elecciones legislativas del año que viene.
Fuente: El Informador Público
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