Unidos por el espanto del avance massista, los legisladores oficialistas se muestran hermanados en el bloque, pero esconden las internas subterráneas y los planes de cambio de mando
“Hace tiempo que de los temas reales no se habla, se teme abrir la caja de Pandora”, señala otro parlamentario kirchnerista.
En la última reunión de bloque los diputados oficialistas tuvieron algunos cortocircuitos, pero ningún chispazo encendió la mecha, que todavía está latente.
No existe, hasta el momento, el temor a inmediatos traslados, ya que los 37 integrantes que siguen en la banca oficial responden a un jefe directo.
Conviven los que reportan al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo; los que revisten para el Gobernador, Daniel Scioli; los representantes del Movimiento Evita; los que responden a intendentes y los jóvenes de La Cámpora.
Ninguno de estos diputados se maneja de forma independiente, por lo que una mudanza resulta improbable antes de octubre, ya que hablaría en todo caso de un cambio radical en el armado kirchnerista. Existen además algunas alianzas que se siguen conservando y, en medio de tanto movimiento, se han consolidado.
Tal es el caso de los randazzistas y los sciolistas, que se guardan “respeto” y se autoelogian no haber caído en confrontaciones mediáticas. No sucede igual con el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, quien cuenta con un diputado propio, Darío Golía, a quien resisten ambos sectores.
Otra de las figuras menos queridas es el vicepresidente del cuerpo, José Ottavis, al que cuestionan por excederse en su “cristinismo” y poner en tela de juicio las jugadas territoriales de sus compañeros de bancada.
De todas maneras, hace tiempo que Ottavis no representa a todo el grupo camporista. La Legislatura no escapa a la interna que vive la joven agrupación, con el ascenso (hoy más cierto que nunca) de los dirigentes Wado de Pedro y Andrés “Cuervo” Larroque.
A los camporistas de la Provincia se les cuestiona sostener un perfil muy bajo en cuanto a la competencia con Sergio Massa.
El recambio de autoridades, con la posibilidad de que el Frente Renovador obtenga un bloque que supere las veinte voluntades, provoca en lo inmediato la bajada a territorio de legisladores oficialistas que tiempo atrás casi ni se conocían, pero que hoy deben defender la sección tomados de la mano.
No hay temor a perder la presidencia, ya que calculan un futuro grupo de 43 bancas, pero sí miran con atención las rencillas internas, donde comienza a cobrar forma la pelea futura por la gobernación de la Provincia.
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