La presidenta provisional estuvo a cargo de la reunión por la ausencia de Boudou y no soportó que su coterráneo radical José Cano repudiara el despido de 36 empleados de la Caja de Ahorro en Tucumán, quo ocasionó un paro bancario en todo el país. “Usted es un denunciante serial”, le gritó desde el estrado principal. “Juanchi” Zabaleta tuvo que calmarla.
Beatriz Rojkés de Alperovich protagonizó un auténtico papelón esta tarde, cuando estuvo al frente de la sesión del Senado y desde el sillón principal de la Cámara alta perdió su habitual calma para atacar a su coterráneo radical José Cano, quien repudió la decisión de su esposo de echar a 36 empleados de la Caja de Ahorro de Tucumán.
“Ya le dimos la palabra senador. Usted hizo lo que hizo siempre. ¡Es un senador serial”, comenzó a gritar la mujer del gobernador, a quien sólo pudo parar el secretario administrativo Juan Horacio “Juachi” Zabaleta.
Fue una escena pocas veces vista en el Senado, donde el vicepresidente o quien esté a cargo de la sesión cumple a rajatabla la consigna de no prenderse en el debate de los senadores rasos.
Amado Boudou, por ejemplo, tuvo que soportar estoico cada referencia a la causa por la quiebra de la ex Ciccone Calcográfica, que lo tiene entre los implicados.
Antes, Julio Cobos pasó 3 años difíciles soportando ataques a centímetros de sus narices, luego de romper vínculos con el gobierno nacional.
Rojkés no tiene esas restricciones cuando ocupa su banca pero sí desde la presidencia, que esta tarde debió ocupar por el viaje de Cristina a Rusia para participar del G20, misión que dejó a Boudou en la presidencia.
Desde el sillón principal vio como Cano, que preside el bloque radical defendió el proyecto de declaración que expresa el “profundo malestar” por el despido de 36 empleados de la Caja de Ahorro Popular en Tucumán.
Cano recordó que la entidad financiera mantuvo esa decisión pese a que una resolución del Ministerio de Trabajo de la Nación obligó a reincorpóralos, luego de un paro nacional de los bancarios.
No fue la primera vez que Alperovich copa los medios nacionales: en los últimos meses circularon imágenes del matrimonio de viaje en los Emiratos Árabes y luego de sus hijas en Jordania e Israel.
Cano no aludió a esos datos pero no fue benévolo “La génesis de este conflicto es una decisión del gobierno tucumano de tomar fondos de la caja. Encima realizan persecución sobre aquellos que piensan distinto”, denunció.
Sergio Mansilla, el otro representante de Tucumán en el kirchnerismo, defendió los despidos al señalar que se trata de contratos temporarios “similares a los que tenemos nosotros como senadores”.
Cano quiso replicar, Mansilla comenzó a los gritos con una foto que lo mostraba haciendo campaña.
En vez de pararlo, a Rojkés se le transformó la cara y le pidió a gritos que Cano se callara. “Por favor les propongo empezar con el temario”, intentó calmar Miguel Pichetto.
“¡Estoy ejerciendo mi derecho!”, se exasperó el radical e hizo su descargo. Rojkés pudo seguir la orden del día. Pero su sonrisa marca registrada no tuvo lugar ni siquiera ante la mínima distensión.
“Ya le dimos la palabra senador. Usted hizo lo que hizo siempre. ¡Es un senador serial”, comenzó a gritar la mujer del gobernador, a quien sólo pudo parar el secretario administrativo Juan Horacio “Juachi” Zabaleta.
Fue una escena pocas veces vista en el Senado, donde el vicepresidente o quien esté a cargo de la sesión cumple a rajatabla la consigna de no prenderse en el debate de los senadores rasos.
Amado Boudou, por ejemplo, tuvo que soportar estoico cada referencia a la causa por la quiebra de la ex Ciccone Calcográfica, que lo tiene entre los implicados.
Antes, Julio Cobos pasó 3 años difíciles soportando ataques a centímetros de sus narices, luego de romper vínculos con el gobierno nacional.
Rojkés no tiene esas restricciones cuando ocupa su banca pero sí desde la presidencia, que esta tarde debió ocupar por el viaje de Cristina a Rusia para participar del G20, misión que dejó a Boudou en la presidencia.
Desde el sillón principal vio como Cano, que preside el bloque radical defendió el proyecto de declaración que expresa el “profundo malestar” por el despido de 36 empleados de la Caja de Ahorro Popular en Tucumán.
Cano recordó que la entidad financiera mantuvo esa decisión pese a que una resolución del Ministerio de Trabajo de la Nación obligó a reincorpóralos, luego de un paro nacional de los bancarios.
No fue la primera vez que Alperovich copa los medios nacionales: en los últimos meses circularon imágenes del matrimonio de viaje en los Emiratos Árabes y luego de sus hijas en Jordania e Israel.
Cano no aludió a esos datos pero no fue benévolo “La génesis de este conflicto es una decisión del gobierno tucumano de tomar fondos de la caja. Encima realizan persecución sobre aquellos que piensan distinto”, denunció.
Sergio Mansilla, el otro representante de Tucumán en el kirchnerismo, defendió los despidos al señalar que se trata de contratos temporarios “similares a los que tenemos nosotros como senadores”.
Cano quiso replicar, Mansilla comenzó a los gritos con una foto que lo mostraba haciendo campaña.
En vez de pararlo, a Rojkés se le transformó la cara y le pidió a gritos que Cano se callara. “Por favor les propongo empezar con el temario”, intentó calmar Miguel Pichetto.
“¡Estoy ejerciendo mi derecho!”, se exasperó el radical e hizo su descargo. Rojkés pudo seguir la orden del día. Pero su sonrisa marca registrada no tuvo lugar ni siquiera ante la mínima distensión.
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