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martes, 21 de enero de 2014

Pésimo resultado de la reunión de Kicillof con el Club de París


LPO El ministro no pudo hacer una oferta porque no llevó a nadie del Banco Central. “Hable con el Central y vemos”, le dijeron.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, fracasó rotundamente en su intento
-largamente promocionado por la prensa afín- de cerrar un acuerdo que resuelva
 la deuda impaga con el Club París, una capítulo que el Gobierno quiere cerrar pa
ra poder tomar deuda en el mercado internacional.
Kicillof informó que había viajado solo y la respuesta no se hizo esperar. “Regrese
 a su país y hable con el Banco Central, después vemos”, le exigieron. Y la reunión
 terminó tan rápido como aquella de China, en la que intentó sin éxito acordar un
"swap" de reservas y cerrar un crédito para financiar las represas en Santa Cruz.
“¿Dónde está la gente del Banco Central?”, le preguntaron al ministro de Economía
ni bien se sentó con las autoridades del Banco que integran entre otras naciones de
sarrolladas Francia, Alemania, Holanda, España y Japón y al que Argentina le debe
 cerca de 10 mil millones de dólares.
El ministro mantiene una dura interna con el presidente del Banco Central, Juan 
Carlos Fábrega, y acaso por eso decidió excluirlo de una negociación promocionada
como "clave". Pero sus interlocutores no aceptaron avanzar con una negociación sin
 la presencia de funcionarios del Banco Central por una sencilla razón: Los dólares
 para pagar la deuda están en ese organismo y no están dispuestos a un plan de pa
go que prescinda de su firma.
La molestia de las autoridades del Club de Paris quedaron en evidencia en el lapid
rio comunicado que voceros de la institución dejaron trascender a agencias interna
cionales. SE aclaró que el encuentro "no fue parte de un proceso de negociación" y
 que no hubo ninguna "propuesta formal" de pago.
"Los funcionarios argentinos presentaron algunos lineamientos básicos que podrían
 servir de base para las propuestas de pago que el país puede hacer", se limitaron a
 señalar los voceros del Club de Paris. 
Una modestia que no se condice con los anuncios triunfalistas que promocionó du
rante estos días la misma prensa que antes de su viaje a China agitó hasta en tapa
de diarios el famoso "swap" de reservas con China, que terminó desvanecido sin pe
na ni gloria como este supuesto "acuerdo" que se iba a anunciar con el Club de Paris.
Segundo fracaso internacional de Kicillof que intentó hoy disimular filtrando que en
la reunión no se abrió "ningún proceso de negociación formal", lo que vuelve aún más inexplicable su visita a Francia ya que para seguir el día a día de las negociaciones se
 supone que Cristina nombró al ex ministro Hernán Lorenzino embajador ante la U
nión Europea. 
Funcionario que por otro lado soportó durante meses cuando era ministro el boicot
 de Kicillof a las mismas negociaciones que ahora pretende liderar.
De la reunión participaron, además de Kicillof y el propio Lorenzino, el secretario de
 Finanzas, Pablo López y su antecesor en el cargo y flamante coordinador de la Uni
dad de Reestructuración de Deuda, Adrián Cosentino. 
Escaldado, Kicillof se limitó a informar que mañana regresará a la Argentina y ofre
cerá una conferencia de prensa para explicar los alcances de esta reunión.
El nuevo papelón forma parte de una dinámica complicada que enfrenta Kicillof con
 el dólar blue disparado, las reservas cayendo y la falta cada vez más acuciante de
divisas, que lo llevan a ensayar golpes de efecto que le eviten el disgusto de tener
que aplicar un ajuste aún mayor que el que ya está en marcha.
El problema es que la crisis tiene una mecha relativamente corta, mientras que la normalización de las relaciones de Argentina con el mercado internacional, después
 de 10 años de demonizarlo no es sencilla ni rápida. 
De hecho, sigue abierta la discusión con el Club de Paris sobre el rol que tendrá el
 FMI en un eventual entendimiento. Por disposición de su estatuto, cualquier tipo
 de acuerdo de pago de deuda, a plazos, que alcance el Club de París debe tener el
 visto bueno del FMI, condición que la Argentina no está dispuesta a aceptar.
La segunda opción sería un pago total y en efectivo de la deuda -como anunció la
 propia Cristina en el 2008 y luego incumplió- , pero esta vía está descartada por
que hoy el Central no tiene 10 mil millones de dólares para rifar.
Acaso por eso, los funcionarios del Club de Paris hayan demandado la presencia
de representantes del Banco Central, para conocer de primera mano que es lo que
 la Argentina realmente puede ofrecer.

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