Año 7. Edición número 300. Domingo 16 de Febrero de 2014
El primer dato, en un borrador para pensar si habrá punto de acuerdo y las clases comienzan en fecha, es que la inflación de enero fue del 3,7%. El nuevo indicador deja muy lejos las mediciones temerarias de los últimos años de quienes todavía siguen al frente del Indec, Ana María Edwin y Norberto Itzcovich. Por tomar la de 2013, el crecimiento del IPC dio 10,9% mientras que para las consultoras privadas, desde ya con recursos técnicos rudimentarios, multiplicaron dos veces y media ese número. Por ejemplo,
para Miguel Bein & Asociados, los precios al consumidor en 2013 crecieron el
25,5%. Si se toma diciembre del año pasado, el Indec dio 1,4%, no sólo la cifra
más elevada del año, sino que el instituto oficial no daba una cifra semejante des
de marzo de 2005 (1,5%) cuando no estaban cuestionadas las estadísticas oficia
les ni intervenido el Indec. Los indicadores privados, totalmente cuestionables, die
ron para diciembre cifras alrededor del 3%. La noticia del nuevo indicador fue toma
da de modo positivo pero se trata de un primer eslabón de una cadena de confian
za que llevará varios meses construir. Los motivos del demorado cambio en las
estadísticas se debe centralmente a dos factores: el resultado electoral negativo
de octubre pasado y la política de acercamiento al capital extranjero privado y pú
blico, ya que el nuevo Ipcnu (Índice de Precios al Consumidor Nacional y Urbano)
está monitoreado por el FMI.
para Miguel Bein & Asociados, los precios al consumidor en 2013 crecieron el
25,5%. Si se toma diciembre del año pasado, el Indec dio 1,4%, no sólo la cifra
más elevada del año, sino que el instituto oficial no daba una cifra semejante des
de marzo de 2005 (1,5%) cuando no estaban cuestionadas las estadísticas oficia
les ni intervenido el Indec. Los indicadores privados, totalmente cuestionables, die
ron para diciembre cifras alrededor del 3%. La noticia del nuevo indicador fue toma
da de modo positivo pero se trata de un primer eslabón de una cadena de confian
za que llevará varios meses construir. Los motivos del demorado cambio en las
estadísticas se debe centralmente a dos factores: el resultado electoral negativo
de octubre pasado y la política de acercamiento al capital extranjero privado y pú
blico, ya que el nuevo Ipcnu (Índice de Precios al Consumidor Nacional y Urbano)
está monitoreado por el FMI.
El segundo dato a tener en cuenta para saber el ánimo y los números que pueden
llevar los representantes de los trabajadores de la educación –así como de otros
asalariados– es que el dólar está planchado (7,81 pesos para la compra el vier
nes pasado). Sin embargo, tomado en cómo impactó en la tensa relación que tie
nen los precios y el dólar en la economía argentina, cabe consignar que el 21 de
noviembre pasado, tres días después de asumir la dupla Jorge Capitanich-Axel
Kicillof, un dólar valía 6 pesos. Es decir, ahora vale un 30% más.
El tercer elemento a tener presente es que hace un año, el 14 de febrero de 2013,
el gobierno nacional cerraba la Paritaria Nacional Docente, el piso para las nego
ciaciones en cada provincia, en 22% en tres tramos: 16% en marzo, 3% en agosto
y 3% en diciembre. Se trató, por segundo año consecutivo, de una decisión unila
teral que los representantes gremiales firmaban en disconformidad. El promedio
de aumentos salariales del año pasado estuvo entre tres y cuatro puntos por enci
ma de ese aumento. Es decir, los gremios docentes les agregan a las condiciones
complejas de esta coyuntura el arrastre del año anterior.
Como cuarto elemento de este apunte, cabe consignar que la paritaria docente es
un mecanismo complejo y que requiere tiempo. Esta paritaria surgió de la Ley de Financiamiento Educativo promovida en 2007, durante el último año de Néstor
Kirchner como presidente y de Daniel Filmus como titular del Palacio Pizzurno, y
comenzó a funcionar en 2008. Allí se sientan los ministerios de Educación y Traba
jo, los Estados provinciales (Consejo Federal de Educación) más cinco represen
tantes de Ctera, más uno de cada uno de los otros cuatro gremios nacionales
(UDA, Amed, CEA y Sadop). Los primeros cuatro años de la paritaria nacional
(2008 a 2011) hubo negociaciones y, finalmente, acuerdo. Este mecanismo fue
un gran avance para los más de 300 mil docentes de niveles inicial, primario y se
cundario de los 24 distritos (23 provincias y la Ciudad Autónoma) que forman el sis
tema federal argentino. Cabe recordar que el desguace de la ecuación de los ’90
no sólo afectó los contenidos y destruyó los colegios industriales, sino que también
dejó a la intemperie a los docentes, que resistieron, entre otras medidas, con la
Carpa Blanca, que duró desde el 2 de abril de 1997 hasta el 30 de diciembre de
1999, después de 1003 días de ayuno en el que se rotaron miles de docentes.
En esta década kirchnerista, así como se consagraron derechos humanos y dere
chos sociales, la educación logró un salto extraordinario, en presupuestos, cons
trucción de escuelas y mejoras de las condiciones de los trabajadores del sector.
Pero es preciso hilar fino para saber cuánto mejoró el bolsillo de los maestros en
estos años. Según datos de la Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios
Laborales del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, la evolución del
salario docente promedio de los 24 distritos de un maestro de grado primario de
cargo simple y diez años de antigüedad permitió que a lo largo de la década (2001
-2010) el salario real creciera un 20%. Si se toman los primeros siete años del kirch
nerismo (2003-2010), el aumento es sideral: 60% de aumento. El gran retroceso de
los años 2000 y 2001 se debe a que el gobierno de Fernando de la Rúa aplicó fe
roces planes de ajuste sobre el sector público con la supervisión directa del FMI.
Para los organismos financieros internacionales, el déficit fiscal es un problema
que no repara en los niveles de soberanía cultural y educativa de los pueblos. Más
bien, esa soberanía es un enemigo peligroso.
llevar los representantes de los trabajadores de la educación –así como de otros
asalariados– es que el dólar está planchado (7,81 pesos para la compra el vier
nes pasado). Sin embargo, tomado en cómo impactó en la tensa relación que tie
nen los precios y el dólar en la economía argentina, cabe consignar que el 21 de
noviembre pasado, tres días después de asumir la dupla Jorge Capitanich-Axel
Kicillof, un dólar valía 6 pesos. Es decir, ahora vale un 30% más.
El tercer elemento a tener presente es que hace un año, el 14 de febrero de 2013,
el gobierno nacional cerraba la Paritaria Nacional Docente, el piso para las nego
ciaciones en cada provincia, en 22% en tres tramos: 16% en marzo, 3% en agosto
y 3% en diciembre. Se trató, por segundo año consecutivo, de una decisión unila
teral que los representantes gremiales firmaban en disconformidad. El promedio
de aumentos salariales del año pasado estuvo entre tres y cuatro puntos por enci
ma de ese aumento. Es decir, los gremios docentes les agregan a las condiciones
complejas de esta coyuntura el arrastre del año anterior.
Como cuarto elemento de este apunte, cabe consignar que la paritaria docente es
un mecanismo complejo y que requiere tiempo. Esta paritaria surgió de la Ley de Financiamiento Educativo promovida en 2007, durante el último año de Néstor
Kirchner como presidente y de Daniel Filmus como titular del Palacio Pizzurno, y
comenzó a funcionar en 2008. Allí se sientan los ministerios de Educación y Traba
jo, los Estados provinciales (Consejo Federal de Educación) más cinco represen
tantes de Ctera, más uno de cada uno de los otros cuatro gremios nacionales
(UDA, Amed, CEA y Sadop). Los primeros cuatro años de la paritaria nacional
(2008 a 2011) hubo negociaciones y, finalmente, acuerdo. Este mecanismo fue
un gran avance para los más de 300 mil docentes de niveles inicial, primario y se
cundario de los 24 distritos (23 provincias y la Ciudad Autónoma) que forman el sis
tema federal argentino. Cabe recordar que el desguace de la ecuación de los ’90
no sólo afectó los contenidos y destruyó los colegios industriales, sino que también
dejó a la intemperie a los docentes, que resistieron, entre otras medidas, con la
Carpa Blanca, que duró desde el 2 de abril de 1997 hasta el 30 de diciembre de
1999, después de 1003 días de ayuno en el que se rotaron miles de docentes.
En esta década kirchnerista, así como se consagraron derechos humanos y dere
chos sociales, la educación logró un salto extraordinario, en presupuestos, cons
trucción de escuelas y mejoras de las condiciones de los trabajadores del sector.
Pero es preciso hilar fino para saber cuánto mejoró el bolsillo de los maestros en
estos años. Según datos de la Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios
Laborales del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, la evolución del
salario docente promedio de los 24 distritos de un maestro de grado primario de
cargo simple y diez años de antigüedad permitió que a lo largo de la década (2001
-2010) el salario real creciera un 20%. Si se toman los primeros siete años del kirch
nerismo (2003-2010), el aumento es sideral: 60% de aumento. El gran retroceso de
los años 2000 y 2001 se debe a que el gobierno de Fernando de la Rúa aplicó fe
roces planes de ajuste sobre el sector público con la supervisión directa del FMI.
Para los organismos financieros internacionales, el déficit fiscal es un problema
que no repara en los niveles de soberanía cultural y educativa de los pueblos. Más
bien, esa soberanía es un enemigo peligroso.
Barajar y empezar las clases. El viernes se reunió la Junta Ejecutiva de Ctera
y resolvió declararse en sesión permanente. Rechaza tanto un piso salarial unila
teral por parte del Ejecutivo así como la imposición de topes y reclama “un acuer
do paritario con vigencia desde el 1º de febrero que se ejecute en el primer se
mestre de 2014 y que contenga cláusula de revisión o monitoreo que permita ha
cer un seguimiento de las variables que inciden en el poder adquisitivo de los sa
larios”.
Hasta el momento, el principal gremio docente prefirió no dar a publicidad sus
propios números, pero sí planteó algo que, en el contexto actual, tensa cuerdas
con la visión del Gobierno. Esto, principalmente se refiere a que el esfuerzo ofi
cial se centra en lograr confianza en la evolución de los precios y quiere una pa
ritaria anualizada y escalonada y, en la medida de lo posible, sin aumentos anti
cipados. Por su parte, los docentes están agotados de ser siempre de los prime
ros gremios en cerrar acuerdos paritarios y se orientan a una suma fija a cuenta
de paritarias hacia mayo o junio para poder dialogar sin la premura de las cla
ses, poder ver cómo marchan los precios y, sobre todo, cómo cierran otros gre
mios.
En estos días, la Presidenta y sus ministros lograron una palabra de compromiso
de Antonio Caló y la conducción de la CGT oficialista en el sentido de evitar cláu
sulas gatillo de adecuación al nuevo Ipcnu o variantes que siembren expectativas inflacionarias más la paritaria anual. Por otra parte, Cristina no se opuso a que las
empresas den adelantos a cuenta de los futuros acuerdos ni habló de techo. A su
vez, otro frente de tranquilidad para el gobierno es que Hugo Moyano y Luis Barrio
nuevo dejaron sin efecto el supuesto plenario conjunto que iban a realizar. Una vez
más, chocan las aspiraciones de uno y otro, que entraron en cortocircuito. Moya
no está de acuerdo en paritarias anuales mientras que Barrionuevo prefiere una
guerra total.
Volviendo, en este escenario, a qué pasará con los docentes, vayan algunas con
sideraciones más. En principio, el inicio de clases será el 5 de marzo en la mayo
ría de las provincias e incluso en la Ciudad de Buenos Aires, que tenía previsto
iniciarlas el 26 de febrero. El tiempo corre: faltan apenas 17 días para el 5 de mar
zo y no sólo la paritaria nacional está al menos fría sino que, después de eso, al
menos Ctera, hay un ida y vuelta a cada distrito para ratificar o no las ofertas, si
es que se llegara a un principio de acuerdo. Pero eso no es todo ni mucho menos
. Cada provincia tiene que llegar a un acuerdo con los gremios docentes. Por caso
, la provincia de Buenos Aires tiene el 40% de los maestros y profesores del país.
Nadie puede desconocer que la CTA, en tantos años de lucha, no logró la persone
ría gremial. Hugo Yasky, titular del sector de la CTA que apoya al Gobierno, provie
ne precisamente del gremio de los docentes bonaerenses. Fue y es un punto de re
ferencia de cómo los movimientos sociales y otras expresiones del sindicalismo
dieron perfil al kirchnerismo en el contexto de una América latina que se entusias
ma con el avance de la unidad continental, de los avances contra los intereses pri
vilegiados que hacen persistir la dependencia y el colonialismo económico y cultu
ral. Sería una derrota para el movimiento popular que no se consolide un puente
para evitar que las clases no empiecen. Visto desde la positiva, esta es una gran
oportunidad para el Gobierno de ratificar su compromiso con la educación y con
los salarios de un sector clave. Basta con tender puentes, avanzar de a pasos y
tomar medidas para que los ajustes caigan sobre los sectores privilegiados.
y resolvió declararse en sesión permanente. Rechaza tanto un piso salarial unila
teral por parte del Ejecutivo así como la imposición de topes y reclama “un acuer
do paritario con vigencia desde el 1º de febrero que se ejecute en el primer se
mestre de 2014 y que contenga cláusula de revisión o monitoreo que permita ha
cer un seguimiento de las variables que inciden en el poder adquisitivo de los sa
larios”.
Hasta el momento, el principal gremio docente prefirió no dar a publicidad sus
propios números, pero sí planteó algo que, en el contexto actual, tensa cuerdas
con la visión del Gobierno. Esto, principalmente se refiere a que el esfuerzo ofi
cial se centra en lograr confianza en la evolución de los precios y quiere una pa
ritaria anualizada y escalonada y, en la medida de lo posible, sin aumentos anti
cipados. Por su parte, los docentes están agotados de ser siempre de los prime
ros gremios en cerrar acuerdos paritarios y se orientan a una suma fija a cuenta
de paritarias hacia mayo o junio para poder dialogar sin la premura de las cla
ses, poder ver cómo marchan los precios y, sobre todo, cómo cierran otros gre
mios.
En estos días, la Presidenta y sus ministros lograron una palabra de compromiso
de Antonio Caló y la conducción de la CGT oficialista en el sentido de evitar cláu
sulas gatillo de adecuación al nuevo Ipcnu o variantes que siembren expectativas inflacionarias más la paritaria anual. Por otra parte, Cristina no se opuso a que las
empresas den adelantos a cuenta de los futuros acuerdos ni habló de techo. A su
vez, otro frente de tranquilidad para el gobierno es que Hugo Moyano y Luis Barrio
nuevo dejaron sin efecto el supuesto plenario conjunto que iban a realizar. Una vez
más, chocan las aspiraciones de uno y otro, que entraron en cortocircuito. Moya
no está de acuerdo en paritarias anuales mientras que Barrionuevo prefiere una
guerra total.
Volviendo, en este escenario, a qué pasará con los docentes, vayan algunas con
sideraciones más. En principio, el inicio de clases será el 5 de marzo en la mayo
ría de las provincias e incluso en la Ciudad de Buenos Aires, que tenía previsto
iniciarlas el 26 de febrero. El tiempo corre: faltan apenas 17 días para el 5 de mar
zo y no sólo la paritaria nacional está al menos fría sino que, después de eso, al
menos Ctera, hay un ida y vuelta a cada distrito para ratificar o no las ofertas, si
es que se llegara a un principio de acuerdo. Pero eso no es todo ni mucho menos
. Cada provincia tiene que llegar a un acuerdo con los gremios docentes. Por caso
, la provincia de Buenos Aires tiene el 40% de los maestros y profesores del país.
Nadie puede desconocer que la CTA, en tantos años de lucha, no logró la persone
ría gremial. Hugo Yasky, titular del sector de la CTA que apoya al Gobierno, provie
ne precisamente del gremio de los docentes bonaerenses. Fue y es un punto de re
ferencia de cómo los movimientos sociales y otras expresiones del sindicalismo
dieron perfil al kirchnerismo en el contexto de una América latina que se entusias
ma con el avance de la unidad continental, de los avances contra los intereses pri
vilegiados que hacen persistir la dependencia y el colonialismo económico y cultu
ral. Sería una derrota para el movimiento popular que no se consolide un puente
para evitar que las clases no empiecen. Visto desde la positiva, esta es una gran
oportunidad para el Gobierno de ratificar su compromiso con la educación y con
los salarios de un sector clave. Basta con tender puentes, avanzar de a pasos y
tomar medidas para que los ajustes caigan sobre los sectores privilegiados.
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