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martes, 4 de febrero de 2014

Cristina habla mañana y se niega a negociar con Moyano y Barrionuevo


LPOLa presidenta convocó a militancia a las 19. Hablaría del conflicto salarial,
pero sin nombrar a la nueva CGT.
En la Casa Rosada la expectativa es llegar a un acuerdo en la paritaria nacio
al docente para marzo y dejarlo como antecedente para el resto de las nego
ciaciones.La presidenta habló hace quince días tras cuarenta y tres sin men
cionar palabra alguna. Fue justo un día antes del comienzo de la devaluación
 que dejó al dólar a 8 pesos, provocó un salto brusco en los precios y recalen
tó aún más la negociación salarial.
El año pasado esa discusión fue cerrada por decreto con un 18% de aumento
 y dejó el conflicto en manos de los gobernadores, que luego debieron discu
tir con sus maestros.
Ahora, Cristina estaría dispuesta a darle un cierre, si es necesario, con aumen
tos escalonados que la ayuden a estirar el tiempo. De hecho, tomaría una pro
puesta que lanzaron sindicatos bonaerenses.
Es en este clima de creciente tensión sindical que Cristina decidió ignorar el
 desafío que plantea a su Gobierno la unión de las CGT que gestionan Hugo
 Moyano y Luis Barrionuevo, que debutó en Mar del Plata con la adhesión
de 105 gremios, entre ellos colectiveros y maquinistas de trenes y que todo
 indica podría ampliarse.
El 19 de febrero, Moyano y Barrionuevo tendrán un gran encuentro en la se
de de la CGT de la calle Azopardo donde podrían amenazar con medidas de
 fuerza. No son pocos los que ven en marzo con el inicio de las paritarias un 
verdadero dead line para el Gobierno.
Fiel a su estilo, Cristina decidió subestimar a los gremios poderosos y parece
dispuesta a escalar el conflicto. “Que la gente elija entre ellos y nosotros”, de
safían en los sectores más duros del kirchnerismo.
De hecho, Cristina se niega a devolver los miles de millones que tiene pisado
de fondos de las obras sociales y mandó al ultrakirchnerista Hugo Yasky de
 la CTA oficialista, a promover los proyectos de libertad sindical en el Congre
so, que pegan abajo de la línea de flotación en el modelo de un sindicato por ra
ma que hizo fuerte al sindicalismo peronista.
No es el único conflicto que avizoran para marzo en el Gobierno: la Presidenta
 ya bajó la orden de profundizar la guerra contra el campo y obligar a la oposi
ción a tomar postura.
“Acá nada cambió, la idea es atrincherarse en lo propio. Y a esta altura difícil
que algo la haga cambiar”, simplificó ante LPO un funcionario convocado para
 mañana.

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