ESCUCHANOS A TODO EL MUNDO

viernes, 16 de mayo de 2014

Por qué el Frente Amplio UNEN puede evitar ser la Alianza

Por Juan Micozzi y Ezequiel Ocantos
Hay elementos para conjeturar que no solo
su éxito electoral es viable, sino que hay con
diciones para que este frente logre amalga
mar una coalición duradera.
¿Tienen futuro y perspectivas de éxito las coaliciones electorales en Argentina?
 Con la reciente formalización del Frente Amplio UNEN vuelven a aparecer los
recuerdos del ascenso electoral de la Alianza hacia fines de los 90 y su catastró
fica salida anticipada algunos años después. La comparación es casi inevitable.
 Algunos de los actores que conforman ambos frentes son los mismos y tanto la
Alianza como el Frente Amplio han surgido para poner fin a varios años de hege
monía peronista. No sorprende, entonces, que en los últimos días se hayan multi
plicado las opiniones pesimistas sobre la performance esperada de esta coalición.
 En este breve artículo queremos reflexionar acerca del futuro de este espacio
desde una perspectiva más amplia y trazar paralelismos y diferencias con la ex
periencia coalicional pasada. Consideramos que hay elementos para conjeturar
que no solo su éxito electoral es viable, sino que hay condiciones para que este
frente logre amalgamar una coalición duradera, como ocurre en el grueso de las
democracias del mundo actual.
En primer lugar, el Frente Amplio UNEN es un fiel reflejo del descalabro del es
pectro partidario no peronista luego del 2001. Como resultado de la dispersión
de las estructuras partidarias, ninguno de los socios de la nueva coalición es un
socio dominante, como sí lo era el Radicalismo dentro de la Alianza. Un fiel reflejo
 de esta paridad de fuerzas es la incertidumbre acerca de las candidaturas de lA
coalición: tanto el Socialismo como el Radicalismo, la CC o algún aliado de ultimo
momento tienen candidatos competitivos para la nominación a la presidencia.
Cuando De la Rua enfrentó a Fernández Meijide en la primaria de la Alianza, el
resultado era previsible. Dicha paridad puede contribuir a la cohesión: la falta de
 un primus desigual entre los socios debería alentar las negociaciones, los acuer
dos y pautas de distribución del poder más igualitarias. En términos técnicos, ha
bría mayores márgenes para que todos se atasen las manos en pos de una suma
positiva y acordasen espacios de gestión y participación para quienes no ganen el
 premio mayor. Creemos que esto puede facilitar la unidad del espacio a través
del tiempo. Tal dinámica, pensamos, podría ser reforzada por las PASO. La prima
ria disminuye los costos de negociación, provee mecanismos claros y aceptados
 para dirimir candidaturas y obliga, a su vez, a formar acuerdos de antemano. Da
do que no se escoge un presidente sino una formula, es de esperar que las postula
ciones reflejen arreglos cruzados entre partidos. Por otro lado, la imposibilidad de
 correr por fuera de las coaliciones una vez concluida la primaria aumenta los cos
tos de defección. No suena muy convincente ni eficaz suponer que un herido Sola
nas o una desilusionada Carrio llamen a apoyar, de modo explícito o implícito, a un
 Altamira o Cristian Castillo. El resto de las opciones serian peronistas con o sin la
 K. El equilibrio, en ese marco, seria quedarse dentro de su espacio.
Segundo, el Frente Amplio UNEN surge en una coyuntura en la que tres de los
 países vecinos, Chile, Uruguay y Brasil, se encuentran gobernados por coaliciones multipartidistas predominantemente de centro-izquierda, pero que incluyen múl
tiples elementos de la política y la sociedad. Mal no les ha ido a nuestros hermanos
 del cono con tales formatos, tanto en términos de estabilidad como de gobernabi
lidad democrática. El “presidencialismo de coalición” es la norma y no la excepción
 en América del Sur. Mas aun, incluso gobiernos como el de Mexico se apoyan en
 acuerdos duraderos con otras fuerzas. Hoy por hoy, el panorama regional es mu
cho más propicio para los gobiernos de coalición que cuando la Alianza llego al po
der. ¿Por qué Argentina debería ser la excepción? Creemos ademas que la cerca
nía geográfica, sumada a la afinidad ideológica de varios de estos gobiernos con el
 Frente Amplio puede facilitar los intentos de emulación de las mejores practicas
de gobierno.
En tercer lugar, el fracaso de la Alianza, lejos de ser un pasivo para el Frente Am
plio, es quizás su mayor activo. La Alianza fue pionera en el armado de coaliciones
 electorales para disputar la presidencia y gobernar el país. Los errores de inexpe
riencia que cometio la Alianza a la hora de administrar poder en un marco coalicio
nal no sorprenden. Es de suponer que este espacio no peronista debe haber apren
dido de sus antecesores y de sus vecinos en idénticas dosis. Disputas internas siem
pre habrá, tanto en gobiernos monocolores como en otros con coaliciones largas.
Por otro lado, las coaliciones dominantes de los otrora miembros de la Alianza, pa
ra bien o para mal, han cambiado. Otros nombres, otras generaciones, otras pers
pectivas. Cuesta creer que alguno de los miembros de alguno de los socios de UNEN
 pueda realmente sucumbir a la tentación de quedarse con todo, al menos en el
corto plazo. El bipartidismo tal cual se conoció hasta los tempranos ’90 ha dejado
 de existir en Argentina. Es de esperar que los dirigentes opositores también lo com
prendan en caso de llegar a la cúspide del poder.
Los autores son doctores en ciencia politica y profesores del Centro de Investiga
cion y Docencia Economicas y del Instituto Tecnologico Autonomo de Mexico, respectivamente

No hay comentarios:

Publicar un comentario