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viernes, 27 de junio de 2014

Las negociaciones en Nueva York

El gobierno argentino comenzó con las conversaciones en Estados Unidos para evitar entrar en el default. Las posibles alternativas, los riesgos y la necesidad de un acuerdo sí o sí
La situación financiera internacional dio un viraje impensado para muchos analistas económicos, y dejó sin reacción al equipo económico del Gobierno. El rechazo del tratamiento de la apelación de la República Argentina a la sentencia del juez de Nueva York Thomas Griesa tomó desprevenidos a los operadores políticos argentinos, una situación inusual que traerá graves consecuencias a la economía nacional.

Esta semana, los abogados de Argentina, del estudio Cleary & Gottlieb, y los fondos buitre se entrevistaron con el mediador Daniel Pollack, designado por Griesa, para intentar llegar a un acuerdo y pagar los US$ 1.330 millones a los tenedores de bonos en default. Los representantes del país insistieron en que necesitan una cautelar que blinde los pagos de deuda reestructurada antes de efectuar una oferta de pago, mientras los litigantes rechazan la postura argentina y solicitan garantizar la deuda.

En las oficinas de Nueva York descartan alcanzar un acuerdo, ya que al país no le queda otra alternativa. Llegar a un default no es una opción. Los fondos NML Capital, Aurelius y Blue Angel siguen midiéndose antes de profundizar negociaciones que ocurrirán a medida que pasen los días.

La Argentina no podrá pagar los vencimientos del próximo lunes hasta tanto el juez reponga el stay que protegió la deuda de embargos durante los dos años de juicio y apelaciones. A partir del 30, el país ten-drá un mes de gracia para realizar esos desembolsos antes de entrar formalmente en default.

De eso se agarran los fondos buitre para presionar al Gobierno a negociar. Muchos en el mercado de capitales saben que negociar antes del vencimiento de la cláusula RUFO es imposible, por cuanto automáticamente los demás acreedores solicitarían igualdad de condiciones, y el país no está en condiciones de afrontar esos desembolsos.

En el mercado de Nueva York descartan que alguna entidad crediticia de renombre en el país proceda a comprar el crédito judicial, negociando de esta manera por fuera de las autoridades judiciales, y evitar de ese modo el default. Esto permitiría a los nuevos acreedores esperar hasta el mes de enero de 2015, cuando podrían tener una buena rentabilidad financiera al poder negociar sin inconvenientes con la cláusula RUFO.

El tiempo límite de negociación es el 30 de julio, cuando vence el plazo extendido de 30 días de prórroga de vencimiento del pago de deuda de los US$ 900 millones. Si el acercamiento entre las partes ha tenido un buen progreso y se requiere más tiempo de negociación, pueden solicitar mutuamente la extensión del tiempo para continuar en la búsqueda del acuerdo.

Según un cable de la agencia oficial Télam, Argentina podría efectuar un depósito en garantía de entre US$ 300 y US$ 400 millones ante el juez Griesa para iniciar negociaciones en 2015, cuando haya vencido la cláusula RUFO que impide mejorar la oferta del canje.

Economía no confirmó la información que trascendió días atrás como un guiño hacia los holdouts para que flexibilicen la dureza de sus actos. La oferta se completaría con un pago en bonos el año entrante, que los holdouts podrían vender inmediatamente a un banco, como hizo Repsol al ser indemnizado por la estatización de YPF.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, viajó a Nueva York para disertar ante representantes del G77 + China de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En su entorno descartaron rotundamente que se entreviste con los holdouts, sus abogados o el juez Griesa, pero no es real, ya que el motivo verdadero del viaje es tratar de ser interloculor válido en un conflicto judicial que no ha tenido buenos interlucutores y le ha ocasionado al país grandes contratiempos.

En la ONU, el canciller Héctor Timerman presentará ante los embajadores a Kicillof, quien expondrá sobre la reestructuración de deuda y el proceso judicial.

Los medios nacionales hacen referencia a las manifestaciones realizadas desde la Unasur, que se sumó al rechazo del fallo del juez Griesa, convalidado por la Corte Suprema de Estados Unidos. También opera en favor de Argentina lo manifestado por el FMI en cuanto a su preocupación por la sentencia. Incluso el Financial Times criticó la decisión judicial y la calificó de extorsiva en una editorial.

En un mundo de flujos de capitales globales no resulta una opción válida crear un mecanismo factible para la reestructuración de deuda soberana. Es posible que Argentina sea un caso excepcional, y va a ser utilizado de ejemplo durante muchos años sobre lo que no hay que hacer para que nos vaya bien.

Es lógico pensar que en un futuro la interpretación de la cláusula pari passu y la capacidad de embargar activos ahora dificulten más la restructuración de deudas soberanas de distintos países. Pero llegar al extremo de que un país tenga como única alternativa pagar todo o no pagar nada, sería muy malo.

En los próximos días la solución llegará en la medida en que exista cordura en las decisiones, y se disponga a cumplir con el fallo judicial, ya sea en forma directa, hecho casi imposible por las cláusulas pari passu, o en forma indirecta, a través de alguna institución intermedia que compre las deudas; o con depósitos en garantía monetaria que permita pagar a partir del 2015 en bonos soberanos, al igual que se saldó la expropiación de YPF.

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