Desde la asunción de la gobernadora Vidal, por el frente
Cambiemos, se ha escuchado decir en reiteradas oportu
nidades que el ex gobernador Daniel Scioli
Cambiemos, se ha escuchado decir en reiteradas oportu
nidades que el ex gobernador Daniel Scioli
Desde la asunción de la gobernadora Vidal, por el frente Cambie
mos, se ha escuchado decir en reiteradas oportunidades que el
ex gobernador Daniel Scioli le dejó una pesada herencia financie
ra y administrativa a la gestión actual; incluso se lo acusa de ha
berle traspasado una Provincia quebrada.
Pero, como una paradoja del destino, la actual mandataria provin
cial basó su programa de gestión en todos los funcionarios scio
listas, de segunda, tercera y cuarta línea, a los que confirmó en el
cargo; sólo nombró a los ministros de su confianza.
En el Ministerio de Seguridad, el actual titular de la cartera, Cris
tian Ritondo, sólo había desplazado a tres funcionarios policiales,
y algunos pocos cargos políticos, hasta la fuga de los condena
dos por el triple crimen, donde, a pesar del papelón, no cambió a
los funcionarios policiales; sólo procedió, una vez capturados los
prófugos por la Policía de Santa Fe, a desplazar a una decena de
uniformados, entre comisarios generales y personal de DDI y de
partamentales; en total no sustituyó a más de 20 hombres, de un
plantel de 92.000.
En los pasillos del Ministerio de Seguridad toman con sorna el ac
cionar de Ritondo, ya que el eje de campaña de la Gobernadora fue
la inseguridad provincial, pero se dejó para solucionar el proble
ma a los mismos que supuestamente lo habían creado.
Si de 92.000 hombres se removió únicamente a una veintena, es
porque no había problemas, la inseguridad sólo fue un eslogan
de campaña; en l
os hechos se siguen vendiendo los puestos de comisario en las
principales localidades del Conurbano bonaerense. Para dar un
ejemplo, la comisaría Primera de Avellaneda cuesta $ 190.000 men
suales.
Con la designación del nuevo jefe de Policía se pretendió dar un
giro de imagen a la fuerza, un hombre para luchar contra el na
rcotráfico, pero se olvidó el ministro de que el nuevo jefe es un
hombre entrenado por los americanos; y nadie tiene dos jefes,
uno siempre responde al más poderoso; y en este caso no es el
ministro Ritondo el que más poder tiene, sino los americanos.
Los condenados por el triple crimen, que se fugaron del penal de
Alvear, no lo hicieron solos, la ayuda fue interna y externa; pero lo
que nadie desconocía es que fueron colaboradores activos, y mu
chas veces pasivos, de la DEA. Así fue como el organismo ameri
cano tomó conocimiento de la radicación del cartel de drogas mexi
cano Beltrán Leyva en la provincia de Buenos Aires, y su estructu
ra interna. Esta colaboración no iba a ser olvidada.
El nuevo jefe de la Policía de la provincia de Buenos Aires no iba a
contrariar a sus superiores en las sombras. El error o no de los fuga
dos fue el tiroteo de Ranchos, donde altos jefes policiales le infor
maron al ministro que tenían a los autores del hecho acorralados en
las inmediaciones del paraje “La Corona”, una estancia histórica de
la zona perteneciente al también histórico peronista Manuel de An
chorena; una zona donde se juntan tres caminos rurales, que llevan
a las ciudades de General Belgrano, General Paz y Chascomús.
Con el paso de los días se sospecha que el operativo de búsqueda
en Ranchos fue una mera maniobra de los uniformados para darles
lugar a los evadidos de Alvear a salir de la Provincia, donde ya no
podían tener protección policial.
Todos saben que solos no pudieron llegar a Santa Fe, alguien les
liberó el camino para llegar a Berazategui, llevarse una camioneta
de un familiar y esconderse en Santa Fe, el mismo 31 de diciem
bre a las 23.44 horas.
La gobernadora Vidal le encomendó al ministro Ritondo realizar
una amplia tarea de reestructuración de la fuerza policial; incluso
se habló de la salida del ministro en el mes de marzo, que rápida
mente salieron a desmentir. Pero lo cierto es que desde el gobier
no provincial deberán decidir si cambian la estructura de la fuerza
depurando a los corruptos o salen a decir que Scioli no era tan ma
lo. Porque la sociedad no es tonta, y los bonaerenses, tampoco.
*Director de Revista La Tecla
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