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sábado, 26 de marzo de 2016

Caputo quiere vender una de sus empresas para evitar que se lo compare con Lázaro


El empresario busca desprenderse de SES SA, la firma con la que ga

nó licitaciones en la Ciudad durante los gobiernos del PRO por al me

nos $ 1.300 millones. 


Comparaciones. Nicolás Caputo no quiere que se lo vea como un empresario que se benefició con Macri.
Comparaciones. Nicolás Caputo no quiere que se lo vea como un empresario que se benefició con Macri. | Foto: Juan Ferrari


Nicolás Caputo es el mejor amigo y principal asesor deMauricio Macri. Es también dueño de constructoras y fue favorecido con contratos millonarios en la Ciudad de Buenos Aires durante los mandatos del PRO, pero ahora que es la sombra del Presidente de la Nación no quiere verse reflejado en uno de los emblemas más criticados, denunciados y sospechados del kirchnerismo:Lázaro Báez.
No es lo mismo un político que se convierte en empresario que un empresario convertido a la política. A medida que Néstor Kirchner sumaba poder político, Báez 
compraba más empresas. Caputo quiere dar vuelta esa lógica. Desde
 que su mejor amigo llegó a la Presidencia, está buscando despren
derse de una de las constructoras que lo convierte en el rebote inevi
table del empresario santacruceño. Allegados al empresario confirma
ron a PERFIL que Caputo ya ofreció en las últimas semanas a varios
 de sus socios la empresa SES SA, con la que ganó contratos por al
 menos $ 1.300 millones en la Ciudad desde 2007.
Esa cifra corresponde a los registros presupuestarios de la Ciudad,
 y es sólo una parte de la facturación total de SES SA al gobierno por
teño. Por eso, es la empresa que más expuso la incompatibilidad de la
 relación entre Macri y Caputo, que ahora continúa Horacio Rodríguez
 Larreta.
Su constructora emblema es Caputo SA, fundada por su abuelo, y con
 la que hizo obras millonarias con el gobierno de Cristina Kirchner. 
También con grandes emprendimientos privados. Pero para operar 
con el gobierno porteño fue un poco más sofisticado. Utilizó una cons
tructora que no llevara su apellido: SES SA, de la que Caputo SA tiene
 el 50% de las acciones, según declara en su balance ante la Bolsa de
 Comercio. El resto de las acciones de SES SA pertenecen a “la vieja”, 
como se refiere uno de los gerentes de la compañía. Pocos conocen su
 nombre. Fuentes vinculadas al empresario confirmaron que la firma
 busca un comprador, aunque intentaron minimizar la influencia que 
tiene Caputo. Él suele despegarse diciendo que maneja sólo el 10% y 
que no tiene “mucha decisión”, pero en su entorno reconocen que fue
 quien “pidió” que se avance con la venta.
No sólo se vende la parte de Caputo. SES puso a la venta todo su pa
quete accionario. Así se lo manifestó el propio Caputo a algunos de los empresarios con los que suele hacer negocios en la Ciudad. Uno de 
los que recibió la oferta es Patricio Farcuh, dueño del Grupo Rhuo, 
quien rechazó la oferta según informaron voceros del empresario ante 
la consulta de PERFIL. Farcuh es dueño de Planobra SA, una de las aso
ciadas preferidas de Caputo para hacer negocios en la Ciudad.
Macri dijo el año pasado en el programa Plan M: “Es un hermano mío de
 la vida, pero insisto, Caputo no tuvo ningún privilegio y no participó de
 una sola licitación” durante su mandato como jefe de Gobierno porteño. Falso. Macri otorgó a su amigo varios contratos de obra pública en la 
Ciudad de Buenos Aires: mantenimiento de hospitales (sólo en 2015 ga
nó licitaciones por $ 414 millones y parte del servicio es para la limpie
za, que Caputo subcontrata a otras empresas); limpieza y mantenimien
to de las estaciones del Metrobus de la 9 de Julio, junto a su socia Pla
nobra SA, por más de $ 15,4 millones (ninguna de las dos empresas pres
ta servicios de limpieza); mantenimiento integral en escuelas (sólo en mar
zo de este año sumó tres contratos por más de $ 287 millones).
Caputo es un empresario reconocido de la obra pública. No es sólo un
 amigo y consejero de Macri. Su influencia en la política del PRO es pala
bra santa. Un funcionario que acompaña a Macri desde hace años, lo re
sume así: “Te pueden bajar el pulgar (Horacio Rodríguez) Larreta o (Da
niel) Angelici –uno de los principales operadores judiciales del Gobier
no, además de presidente de Boca Juniors–, pero si Macri cree en lo que
 le proponés, seguís teniendo chances. Ahora, si el que te baja el pulgar
 es ‘Niki’, no tenés chances con Macri”. Un ministro de la Ciudad tenía
una frase para explicar la incidencia del empresario: “Tengo un jefe gran
de y un jefe chico”, en alusión a las estaturas del entonces jefe de Gobier
no y el empresario.
La idea que molesta a Caputo es también el rebote de la experiencia que
 dejaron los Kirchner y el estigma de Lázaro Báez. Es ese reflejo en el que
 no quiere verse el empresario. Al menos es lo que dice frente a sus alle
gados. Aunque a diferencia de Báez, el crecimiento de su fortuna y de sus constructoras no dependió exclusivamente de su relación con la política 
y los negocios con el Estado, Caputo no puede negar que también ganó
 contratos millonarios que le otorgó su amigo Macri como jefe de Gobierno
 porteño. Y sigue siendo muestra de que en la Argentina, estar de los dos
 lados del mostrador es una característica inevitable en los distintos gobie
rnos, sin importar ideologías.

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