Ya desde la campaña el macrismo le dio protagonismo, ahora la profundizó. Al
mando de Peña, los encargados formales. Pero también hay trolls y fakes.Galer
ía de imágenes.
ECANISMOS OFICIALES Y PARALELOSEn Casa Rosada trabaja un equipo de más cuarenta jóvenes con un doble objetivo: influir en las redes sociales y a la vez evitar la dependencia de los medios de comunicación tradicionales. Su mandamiento es cuidar la imagen del Gobierno y la de Mauricio Macri en particular, a través de la difusión de videos, hashtags y consignas en Facebook, Snapchat, Instagram y Twitter.
Lejos del alcance más limitado que tiene un diario o un programa de po
lítica por cable, un post del Presidente en Facebook puede llegar a ser
visto por 10 millones de personas. Y a ese recurso institucional se le su
ma una ayuda subterránea: los llamados trolls y los miniejércitos de
usuarios falsos, dedicados a operar sobre la agenda diaria.
lítica por cable, un post del Presidente en Facebook puede llegar a ser
visto por 10 millones de personas. Y a ese recurso institucional se le su
ma una ayuda subterránea: los llamados trolls y los miniejércitos de
usuarios falsos, dedicados a operar sobre la agenda diaria.
Así, si bien la política de medios macrista consiste en desregular y ba
rrer los límites que imponía la Ley de Medios –una forma de favorecer a
los actores más poderosos–, el plan no se agota en una serie de acuer
dos “por arriba”.
rrer los límites que imponía la Ley de Medios –una forma de favorecer a
los actores más poderosos–, el plan no se agota en una serie de acuer
dos “por arriba”.
Con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, como líder, un grupo de cuarenta
personas (en su mayoría sub-35) coordina el manejo de las cuentas de
la Casa Rosada, la de Macri personal y las campañas de políticas públi
cas. Por debajo de Peña, uno de los principales estrategas 2.0 es Guiller
mo Riera, ex La Nación y ex militante de la Ucedé, actual subsecretario
de Vínculo Ciudadano.
personas (en su mayoría sub-35) coordina el manejo de las cuentas de
la Casa Rosada, la de Macri personal y las campañas de políticas públi
cas. Por debajo de Peña, uno de los principales estrategas 2.0 es Guiller
mo Riera, ex La Nación y ex militante de la Ucedé, actual subsecretario
de Vínculo Ciudadano.
En una oficina con vista a Plaza de Mayo, esa tropa apunta al ideal de la comunicación personalizada: casi un uno a uno; el reverso del mensaje indiferenciado y de trazo grueso que practicaba el kirchnerismo. Para
eso, el Gobierno segmenta sus mensajes: por zona, por edad, por géne
ro y por intereses, tanto en Facebook como en Twitter o Google.
eso, el Gobierno segmenta sus mensajes: por zona, por edad, por géne
ro y por intereses, tanto en Facebook como en Twitter o Google.
Los mayores hits de Macri pasan por Facebook, donde es uno de los pre
sidentes más populares del mundo, en función del promedio de interac
ciones. En Argentina, donde el 80% de los mayores de 18 años tiene una
cuenta, el macrismo avanza a prueba y error: repite lo que funciona y ar
chiva lo que falla. Los mensajes más efectivos son los que muestran a un
Macri cálido y familiero, las opiniones políticas en contextos muy especí
ficos y las afirmaciones patrioteras.
sidentes más populares del mundo, en función del promedio de interac
ciones. En Argentina, donde el 80% de los mayores de 18 años tiene una
cuenta, el macrismo avanza a prueba y error: repite lo que funciona y ar
chiva lo que falla. Los mensajes más efectivos son los que muestran a un
Macri cálido y familiero, las opiniones políticas en contextos muy especí
ficos y las afirmaciones patrioteras.
Mano negra. Hasta ahí, la pretensión blanca de instalar temas, hashtags e imágenes. El aspecto menos fair play incluye el uso de trolls y fakes. En
Casa Rosada niegan su uso, aunque confiesan haberlos aprovechado en
la campaña. Ahora, el avance de la tecnología (y de la suspicacia políti
ca) permite descubrir operaciones rápidamente. Por eso, antes que por
motivos principistas, el Gobierno evita usar robots con mensajes amiga
bles, para que no les salga el tiro por la culata.
Casa Rosada niegan su uso, aunque confiesan haberlos aprovechado en
la campaña. Ahora, el avance de la tecnología (y de la suspicacia políti
ca) permite descubrir operaciones rápidamente. Por eso, antes que por
motivos principistas, el Gobierno evita usar robots con mensajes amiga
bles, para que no les salga el tiro por la culata.
Muchos funcionarios, legisladores y dirigentes, sin embargo, nunca renunciaron a esa práctica. Días atrás, el sitio La Política Online denunció a un presunto monje negro del Gobierno en Twitter, llamado Octavio Paulise, administrador de una gigantesca granja de usuarios anónimos, camuflados con fotos de figuras populares.
Tras la publicación de que el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich
, había viajado en el helicóptero presidencial, Paulise habría mandado a
su tropa a atacar ese portal, autor de la primicia. Si bien el Gobierno rela
tiviza el poder de este personaje, admite quetrabaja para la administra
ción porteña de Horacio Rodríguez Larreta, más concretamente en el
área de seguridad vial.
, había viajado en el helicóptero presidencial, Paulise habría mandado a
su tropa a atacar ese portal, autor de la primicia. Si bien el Gobierno rela
tiviza el poder de este personaje, admite quetrabaja para la administra
ción porteña de Horacio Rodríguez Larreta, más concretamente en el
área de seguridad vial.
La tercera pata de esta puja por conducir el clima de las redes (o al me
nos por tapar temas incómodos) es más inorgánica. Se trata de personas
reales que manejan hasta veinte o treinta cuentas de Twitter: cibermilitan
tes más o menos vinculados al PRO. “En algunos casos los detectamos
y les agradecimos, pero para no quedar pegados les pedimos que no se
nos asociaran”, confiesa un funcionario. Así, esta guerrilla virtual va des
de la Casa Rosada hasta los microemprendimientos amateurs
nos por tapar temas incómodos) es más inorgánica. Se trata de personas
reales que manejan hasta veinte o treinta cuentas de Twitter: cibermilitan
tes más o menos vinculados al PRO. “En algunos casos los detectamos
y les agradecimos, pero para no quedar pegados les pedimos que no se
nos asociaran”, confiesa un funcionario. Así, esta guerrilla virtual va des
de la Casa Rosada hasta los microemprendimientos amateurs
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